Cuba: escenarios inéditos, cambio de modelo y grupos de poder
Luismi Uharte|
La reciente apertura en julio de 2015 de la embajada de Cuba en EE.UU. y el inicio oficial del proceso de normalización de relaciones entre los dos países a fines de 2014 han sido posibles gracias a la conjunción de diversas razones: de orden doméstico, económico y geopolítico. Todo esto ha configurado un escenario inédito y marca una tendencia que difícilmente va a poder ser revertida, independientemente de los posibles cambios que se puedan dar en los Ejecutivos de ambos países.
CUBA-EE.UU. CLAVES Y PERSPECTIVAS DE UN ESCENARIO INÉDITO
La razón fundamental para entender el nuevo escenario es, según Jesús Arboleya, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, el fracaso de la estrategia histórica de EE.UU. que se sustentaba en dos pilares: asfixia económica (vía bloqueo) y aislamiento político (regional e internacional). A principios del siglo XXI, esta estrategia se torna ineficaz, ya que Cuba ha superado los años más críticos del periodo especial y ha conseguido insertarse parcialmente en la economía internacional y, a su vez ha ido reintegrándose progresivamente en la región (CELAC, Petrocaribe…), quedándose Washington paradójicamente cada vez más aislado.
Claves del giro. Un factor de gran importancia paraimpulsar el proceso es el perfil presidencial tanto de Barack Obama como de Raúl Castro.Es muy improbable que un dirigente republicano ni tampoco un líder tradicional del Partido Demócrata hubieran realizado una apuesta de esta índole. El actual inquilino de la Casa Blanca destaca por un perfil más pragmático que ideológico y esto se evidencia en dos aspectos: es consciente de una nueva realidad sociológica que muestra una población cada vez más favorable al deshielo; es objeto de una notable presión por parte del mundo empresarial que proyecta negocios en la isla.
Este perfil más pragmático se manifiesta a su vez, en su flexibilidad para enterrar la vieja estrategia y apostar por nuevos métodos, más sofisticados, que de todas formas siguen buscando el mismo fin, la dominación de la mayor de las Antillas, puntualiza Manuel Orrio, ex funcionario de la seguridad del Estado.
La figura de Raúl Castro ha sido también clave. Según Arboleya, Fidel Castro es un símbolo de la resistencia, de la no claudicación, mientras que a Raúl le ha tocado liderar el inicio de cambios de enorme calado, tanto en la transformación de modelo económico como en términos geopolíticos. Cada uno ha cumplido su rol y a la próxima generación de relevo le tocará culminar el cambio, a partir de 2018.
Un elemento de peso creciente, de orden económico,es la presión del lobby empresarial agrupado en la Cámara de Comercio de los EE.UU., que interpela cada vez con más fuerza a los dos partidos del stablishment. Destacan 3 sectores del mundo de los negocios: por un lado, lainfluyente ‘Coalición Agrícola de EE.UU. por Cuba’, que agrupa a las 90 empresas agroindustriales más poderosas (Cargill,Bunge…); por otro, las empresas de telecomunicaciones, con gran interés por la condición de Cuba como territorio ‘casi’ virgen; finalmente, el sector del turismo, que calcula que más de un millón de estadounidenses viajarían a la isla tras el fin del bloqueo, lo que supone un incremento de un 33% del turismo anual total que recibe Cuba. El periodista Fernando Ravsberg, nos revela que incluso algunos viejos magnates que huyeron tras la Revolución, como Fanjul, el ‘rey del azúcar’ y los Bacardí, también pretenden negocios en la isla.
El reordenamiento geopolítico es otra variable trascendental y más concretamente elproceso de integración latinoamericana. Afirma Arboleya que la gran mayoría de los países de laregión advirtieron a la Casa Blanca que Cuba debía estar en la próxima cumbre de las Américas y así ha sido. EE.UU. ha perdido, por tanto, su antiguo derecho a veto.
Paralelamente, el nuevo escenario multipolar le permite a La Habana negociar desde una posición másfuerte, ya quesu relación creciente con 3 socios de los BRICS (China, Rusia y Brasil) le da mayor margen de maniobra. La fuerte inversión brasileña para la construcción de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel es un indicador en este sentido.
La última clave sería el perfil de las nuevas generaciones de cubano-americanos: por un lado, los hijos y nietos de la burguesía que se marchó a Miami son mucho menos dogmáticos que sus progenitores; por otro lado, la migración más reciente, que no es ‘política’ sino ‘económica’, que se fue para mejorar sus condiciones de vida y para quien el bloqueo es un problema múltiple (dificultad para viajar, para mandar dinero, para el reencuentro familiar…).Las encuestas recientes muestran este cambio e incluso a nivel electoral las posturas intransigentes hacia Cuba ya no reportan los réditos del pasado. Es significativo que en las elecciones estaduales de 2014 el candidato de Obama, obtuvo unos buenos resultados en La Florida, con un discurso pro-reconciliación.
Perspectivas a corto y medio plazo. En lo que respecta al bloqueo, según Arboleya no se va a producir una derogación de la Ley Helms-Burton, sino más bien un desmontaje progresivo a través de enmiendas que permitan el intercambio y la cooperación. De hecho, ya se está negociando en 20 áreas, como control de costas, narcotráfico, correo postal, tráfico de personas, etc.
Washington continuará operandopara provocar un cambio de sistema en Cuba, aunque con una nueva estrategia basada en la guerra cultural, es decir, la penetración silenciosa a través de la expansión de las telecomunicaciones, internet, los intercambios intelectuales y artísticos, y la avalancha de turismo gringo… En síntesis, la confianza en elAmerican Way of Life como poderoso horizonte de seducción.
La Habana, por su parte, mantendrá sus exigencias de fin del bloqueo, de devolución de la base de Guantánamo y de respeto a la soberanía nacional. Siendo conscientes que la relación con EE.UU. nunca será normalizada, por la condición intrínsecamente colonial de la potencia del norte, la mejor arma de Cuba será, para el nuevo periodo, no un discurso abstracto de defensa de un socialismo que se está redefiniendo radicalmente, sino la ‘cubanidad’, expresión de un nacionalismo antimperialista que sigue siendo mayoritario y transversal a todas las ideologías y generaciones.
EL CAMBIO DE MODELO ECONOMICO
¿Cambio de modelo? Desde el año 2007 el gobierno cubano está aplicando una serie de medidas económicas que han generado un fecundo debate tanto dentro como fuera de la isla. En la denominación oficial del proceso de transformaciones económicas destaca la idea de “actualización del modelo”, con el claro objetivo de intentar diferenciarse de las transiciones al capitalismo de la URSS y de la Europa del Este. Se pretende, por tanto, transmitir la visión de que lo que se está “actualizando” es el socialismo.
Sin embargo, también es cierto que una gran parte del stablishment intelectual cubano coincide en que el cambio económico es profundo. José Luis Rodríguez, ex ministro de Economía, reconoce que las transformaciones económicas “son las de mayor complejidad en toda la historia revolucionaria”. Juan Triana, uno de los economistas más prestigiosos en la actualidad, señala que el cambio es holístico y que viene acompañado de “profundas transformaciones institucionales”. Rafael Hernández, conocido intelectual, afirma que el cambio es también político e ideológico.
¿Por qué?La palanca fundamental para impulsar el cambio económico es el amplio consenso sociológico respecto al agotamiento del modelo. Esta percepción (explícita o implícitamente) es transversal desde la base hasta la elite política y académica. Antonio Romero, de la Universidad de La Habana, recuerda que las máximas autoridades del país promovieron el cambio por los “problemas estructurales” que caracterizan a la economía cubana. El propio Raúl Castro declaró que se había acabado el tiempo “de bordear el abismo”.
Mientras en los noventa la crisis económica se interpretó como producto de factores externos (caída del campo socialista y endurecimiento del bloqueo de EE.UU.), ahora se considera principalmente un problema interno. Jorge Sánchez Egozcue, del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), enumera alguno de los problemas endémicos del modelo, los cuales fueron reconocidos por el Partido Comunista Cubano: excesiva centralización, paternalismo estatal, subsidios masivos a niveles insostenibles, fuerte descapitalización industrial y agrícola…
Fases del cambio. El cambio más reciente comienza en 2007 pero el proceso se originó hace 25 años. La primera fase se inició en los años 90, en el marco del llamado ‘Periodo Especial’ y las medidas fundamentales fueron: apertura a la Inversión Extranjera y creación de empresas mixtas, legalización del trabajo privado por cuenta propia (autoempleo), surgimiento de nuevos sectores estratégicos (turismo, biotecnología, servicios médicos), impulso a la cooperativización del agro, despenalización del dólar yregularización delas remesas que enviaban los cubanos del exterior.
Una segunda fase se abre a finales de la década cuando, según Omar Pérez Villanueva, investigador del CEEC, se produce un proceso de recentralización empresarial y se paralizan las licencias para el cuentapropismo, en el marco del acercamiento a Venezuela y la intensificación del conflicto con Washington (gobierno de Bush).
La tercera fase empieza a abrirse paso con la llegada de Raúl a la presidencia (2006-2007). Juan Triana divide esta última fase en varias etapas. Un primera, hasta el 2009, dedicadaa “resolver urgencias”: aumentar la producción agrícola y reducir la importación de alimentos a través de la entrega de tierra a campesinos privados; generar más fuentes de trabajo por medio de la legalización de nuevos empleos por cuenta propia; y eliminar una serie de prohibiciones históricas (entrada a hoteles, compra-venta de vivienda, teléfonos celulares…).
Un segundo momento (2010-2011) en el que tras un debate en el que participaron millones de personas la Asamblea Nacional y el PCC aprueban los ‘Lineamientos de la Política Económica y Social’, una hoja de ruta para el cambio. Posteriormente, se produce el histórico discurso de Raúl Castro, cuando plantea que “queremos un socialismo próspero y sostenible”.
Socialismo “próspero y sostenible”. La aspiración del presidente de construir un país ‘próspero y sostenible’supone el reconocimiento de que el socialismo presente adolece de dos ingredientes básicos de todo sistema.
El innegable problema migratorio–de profesionales y de jóvenes- es aceptado como uno de los factores que evidencia la falta de un horizonte próspero para un porcentaje importante de la población. A su vez, la prosperidad se asocia cada vez más al logro de un salario que permita afrontar los gastos regulares de la vida cotidiana, lo cual no es posible con la mayoría de los sueldos estatales.
Paralelamente, la dificultad para hacer sostenible el modelo económico queda patente si nos atenemos a los bajos niveles de productividad. Miguel Figueras, Premio Nacional de Economía 2007, destaca que la productividad industrial está un 50% por debajo de la de los años ochenta.
La mayoría de los economistas señalan que será fundamental en los próximos años acelerar el crecimiento económico. Un planteamiento que a algunos sectores de la izquierda europea puede parecerles extemporáneo pero que en Cuba cobra absoluta centralidadpor dos razones: el limitado volumen de riqueza a repartir y las expectativas de mejorar el nivel de vida, absolutamente legítimas, de la mayoría abrumadora de la ciudadanía cubana.Los esfuerzos exigidos desde el confortable exterior pueden resultar sumamente frívolos e irritantes para el cubano de a pie.
El impulso al crecimiento lo asocian con el aumento de la inversión y concretamente con la Inversión Extranjera, otro de los temas polémicos. La falta de acceso a la financiación internacional tradicional (agencias multilaterales) presiona aún más al gobierno para buscar socios extranjeros dispuestos a invertir en la isla. La construcción de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, a pocos kilómetros de la capital, con el apoyo directo de capital brasileño, aspira a convertirse en un polo de atracción de inversión y de desarrollo de nuevas industrias tecnológicas, según Triana.
¿Cómo?Los mecanismos principales para impulsar el nuevo modelo serían la descentralización, la desestatización parcial y un nuevo paradigma de distribución de la riqueza. La descentralización de la gestión,según Ariel Terreros, periodista económico, es un aspecto clave del proceso, no para privatizar sino para ser más eficientes.
Esta se materializaría en 2 sentidos: transfiriendo poder de decisión a las empresas públicas para hacerlas más participativas, competitivas y autosuficientes; otorgando mayor poder a los municipios. En este sentido, resulta muy alentadora la experiencia piloto de gestión local autónoma y descentralizada que se está desarrollando en los municipios de Artemisa y Mayabeque y que pretende después extenderse al resto del país.
La desestatización parcial o desconcentración de la propiedad es otro de los pilares. Dos tipos de propiedad no estatal se considerannecesarios y complementarios en los ‘Lineamientos de la Política Económica y Social’. Por un lado, el cooperativismo, en su concepción de propiedad social y por tanto como alternativa para construir otro tipo de socialismo. Para Gilberto Valdés, del Instituto de Filosofía, existe una voluntad política de otorgar prioridad a las cooperativas frente al sector privado en el proceso de desestatización.
El plan de extensión de cooperativas se inicióen 2013 y su objetivo principal es la creación de cooperativas más allá del sector agrario. Hasta el momento, la mayoría de las cooperativas (unos cientos) han surgido en el sector servicios (restaurantes, transportes…) y su presencia en laindustria es muy baja.
Por otro lado, sedebe resaltar que la cooperativización está sufriendo notables retrasos ya que su aprobación está sujeta a una lógica extremadamente burocrática y centralizada, pues en última instancia el visto bueno lo da el consejo de ministros, asegura Manuel Orrio, analista político.Fernando Ravsberg afirma que las licencias para abrir un negocio particular se otorgan habitualmente con más rapidez (alrededor de 15 días) que para legalizar una cooperativa, que suele tardar varios meses.
El otro actor relevante en el nuevo esquema de propiedad es el cuentapropista. En realidad estamos hablando del sector privado, tanto en su concepto de autónomo autoempleado como el de pequeño empresario. Si en los años 90 el cuentapropismo fue considerado un mal menor, ahora se concibe como un agentefuncional para el desarrollo, lo cual supone un cambio drástico de visión.
El número de trabajadores por cuenta propia ha aumentado sustancialmente en los últimos 4 años, tras la apertura de licencias a diversos oficios, pasando de 150.000 a casi medio millón de personas en la actualidad. J.L. Rodríguez precisa que el empleo no estatal representa el 26% y en un futuro cercano puede alcanzar el 35%. En el sector agrícola, incluso, se prevé que el Estado solo produzca el 20% de las tierras, quedando el resto en manos de cooperativas y privados, manifiestael sociólogo Juan Valdés Paz.De cualquier manera, el Estado seguirá teniendo la propiedad y por tanto el control de los sectores estratégicos de la economía.
El nuevo modelo plantea a su vez un nuevo paradigma de distribución de la riqueza, donde el esquema de redistribución altamente centralizado y estatal será sustituido por una nueva ecuación en la que van a tener más peso los salarios, los impuestos y una política social redefinida. Esto significa que el salario debe convertirse en la vía principal de acceso al bienestar social y que la recaudación de impuestos (por actividades económicas) va a tener cada vez mayor importancia.
Finalmente exige una política social acorde al tiempo presente, donde el subsidio universal (p.ej. libreta de abastecimiento) se ha convertido en un mecanismo injusto debido a las importantes diferencias sociales existentes entre unos estratos sociales y otros. La experta en temas de desigualdad, Mayra Espina, identifica a los grupos vulnerables que deberán ser objeto de atención particular en los próximos años: por género (mujeres), por color (negros y mulatos), por territorio (zonas rurales y oriente del país), por ubicación laboral (empleados estatales y pensionistas).
Perspectivas. A corto plazo, lo más probable es que el proceso de descentralización y desestatización parcial avance sin prisa pero sin pausa. Por tanto, el ritmo continuará siendo suave, lo cual, según Hernández no es necesariamente una deficiencia, teniendo en cuenta “los desastres de Europa del Este”.
Pero a su vez, como bien recuerda Triana, no hay que olvidar que “la cotidianeidad se impone”. “Los tiempos de la gente son el día a día y tienes que resolver sus problemas cotidianos. No puedes estar diciendo: dentro de 50 años tendremos…La población desconecta si tu modelo no le sirve”.En síntesis, Cuba se enfrenta a un cambio de modelo económico inédito desde la Revolución del 59, y el ritmo del proceso se convierte en un arma de doble filo, en un artefacto extremadamente difícil de gestionar.
GRUPOS DE PODER, ESTRATOS SOCIALES Y ORIENTACIÓN DEL CAMBIO ECONÓMICO
Desde que Raúl Castro sustituyo a su hermano Fidel en la conducción política se comenzaron a fijar las bases de un nuevo modelo económico, con más claridad tras la aprobación parlamentaria en 2011 de los ‘Lineamientos de la Política Económica y Social’. Esto ha generado importantes interrogantes en torno a la orientación ideológica del proceso y a los grupos de poder que se disputan la dirección de este.
Tanto Juan Valdés Paz, sociólogo y Premio Nacional de Ciencias Sociales 2014, como Fernando Ravsberg, reputado periodista, coinciden en que Raúl impulsa una especie de NEP (nueva política económica) como hizo Lenin en la URSS en los años 20 del siglo pasado.Esto significaría que el Estado va a ceder más espacio al sector privado pero manteniendo el control de la economía.
En la práctica, sin embargo, la situación es mucho más compleja debido a que existen diversos sectores con perspectivas diferentes en torno a la orientación que debe tomar la economía y respecto a las recetas que hay que aplicar. Se está produciendo por tanto, una disputa abierta entre disímiles corrientes de pensamiento, como apunta Camila Piñeiro, del Centro de Estudios de la Economía Cubana.
Grupos en disputa. La mayoría de las y los expertos consultados identifican tres grupos ideológicos en disputa por la orientación del cambio económico. Valdés Paz, destaca por un lado a los ‘estatistas’, que consideran la reforma como “una concesión momentánea” y por tanto como una cesión “táctica”. Este sector, principalmente de tradición “pro-soviética”, es muy fuerte entre la burocracia y el funcionariado y es transversal a todos los estratos sociales.
Piñeiro resalta que la visión estatista es todavía respaldada por un porcentaje respetable de la población (fundamentalmente entre las generaciones más mayores) ya sea porque tienen temor a perder los logros sociales de la Revolución y/o porque consideran que es garantía de orden y seguridad.
Un segundo grupo de poder seríanlos denominados “economicistas”. “Están en el liberalismo y todavía no se han enterado”, señala agudamente Valdés Paz. Parafraseando al líder chino Den Xiaoping (impulsor de la liberalización económica tras la muerte de Mao), afirman que lo “importante es cazar ratones”, queriendo trasmitir la idea de que lo trascendental es generar riqueza y ser eficientes.Este grupo predomina en la esfera empresarial, también en la pública, y por supuesto entre las y los cuentapropistas.
Piñeiro además de a los citados incluye a un sector de los militares (principalmente los gerentes de empresas), a una franja del sector académico (donde predominan economistas) y a un importante volumen de población que ve en las “propuestas economicistas” una “solución” a las “deficiencias de la economía cubana”.
Valdés Paz identifica un tercer grupo, “situado más la izquierda: la izquierda del partido, libertarios, anarquistas, comunitaristas”. Este sector apoyaría la reforma pero para construir un socialismo autogestionario, para desestatizar el socialismo. Aclara que es un grupo “socialmente minoritario pero con mucho peso en el mundo intelectual” y que tiene a ser excluido de las esferas de poder, a diferencia de los otros dos.
Piñeiro puntualiza que la propuesta autogestionaria se ha inspirado, en gran medida, en los debates en torno al Socialismo del Siglo XXI. Agrega que el socialismo no es solo un modelo de distribución equitativa sino también un modelo de gestión horizontal, que implica participación directa de las y los trabajadores. Reconoce, sin embargo, que pocos sectores de la sociedad cubana se identifican con esta tendencia: por un lado, porque los mensajes pro-privatización son hegemónicos; por otro, por las escasas experiencias de autogestión en Cuba antes y después de 1959; finalmente, por el desprestigio de la idea de gestiónobrera ya que en la práctica no se ha materializado, a pesar del discurso oficial.
Contexto sociológico.La disputa entre los citados grupos se da en un contexto sociológico muy complejo,que se ha ido configurando progresivamente en el último cuarto de siglo, desde el inicio del ‘Periodo Especial’ a principios de los años noventa y donde los ingredientes básicos son: el cambio demográfico y generacional, la fuerte migración, el incremento de la desigualdad, y la supervivencia cotidiana.
Los datos demográficos y socioeconómicos cubanos son absolutamente singulares a nivel internacional ya que combinan una fotografía del “primer” mundo con el “tercero”. Actualmente la isla puede presumir de una esperanza de vida y una tasa de mortalidad infantil mejores que algunos países del Norte (además de una muy baja tasa de natalidad) pero a su vez muestra tasas de emigración y niveles de ingresos per cápita propios de Estados del Sur. Esto ha traído como consecuencia una situación de envejecimiento y decrecimiento poblacional, que afecta drásticamente al funcionamiento de una economía sumamente frágil.
De hecho, según el politólogo Rafael Hernández, en 20 años la PEA (Población Económicamente Activa) será poco más de 1/3 de la población, lo cual interpela directamente al proceso de cambio económico, ya que será fundamental un modelo de desarrollo lo suficientemente productivo como para sostener un alto porcentaje de población “no activa”.
Paralelamente, el problema migratorio también exige una reforma económica eficaz que frene o por lo menos reduzca la fuga de cerebros y/o la de jóvenes. Se está dando la dramática paradoja de un Estado (como pocos a nivel internacional) que invierte una gran cantidadderecursos públicos en formar a sus profesionales pero que ve como un porcentaje sustancial de estos buscan en el exterior mejores condiciones de vida, lo cual no deja de ser legítimo.
Salida al exterior que no solo se dirige hacia países del Norte, sino incluso hacia destinos latinoamericanos, que hace unos años serían impensables. Resulta muy simbólico el caso de Ecuador, que en los últimos tiempos está atrayendo profesores universitarios cubanos.
El incremento de la desigualdad es otro de los rasgos del actual momento histórico que cualquiera de los grupos en disputa no debe obviar. Según la socióloga Mayra Espina, el coeficiente de Gini (termómetro de la desigualdad) aumento del 0,24 de los años ochenta al 0,38 y paralelamente la pobreza del 6% al 20%, a pesar de la práctica inexistencia de extrema pobreza gracias al mantenimiento de los servicios sociales universales (educación, salud, etc.).
El reto no es en absoluto sencillo ya quecualquier orientación económica debe intentar sortear dos extremos mayoritariamente repudiados: por un lado, no regresar a la época del “igualitarismo improductivo”, expresión acuñada en los últimos tiempos y utilizada de manera natural por gran parte del stablishment político e intelectual:y por otro lado, no agravar aún más una desigualdad que ha sido producto del proceso de liberalización abierto en los noventa.
Un aspecto frente al que cualquier proyecto de cambio y grupo que lo sustenta debe mostrar capacidad de resolución eficaz es el relativo a las indudables carencias de la vida cotidiana. Desde sectores claramente alineados con la Revolución se reconoce quepara satisfacer necesidades elementales del día a día hay que superar a veces grandes dificultades que terminan provocando un fuerte cansancio no sólo físico, sino psíquico y emocional en franjas importantes de la ciudadanía. Esta es una variable que funciona como una bomba de tiempo y evidencia la centralidad de lo cotidiano frente a aspectos “políticos” supuestamente más importantes.
Resulta muy significativo el debate nacional que convocó Raúl Castro en 2007. Según Fernando Ravsberg, participaron más de 5 millones de cubanos y el objetivo fundamental era identificar los principales reclamos de la población. Entre los 5 primeros destacaban la insuficiencia salarial, el precio de la comida, el transporte, la vivienda y la escasez de lugares de ocio. Temas radicalmente cotidianos, alejados absolutamente de la agenda “política” de Washington y de sus grupos opositores en la isla, pero que a su vez mostraban las debilidadesestructurales del modelo vigente.
Orientación del cambio. Hacía donde se enrumbará definitivamente el modelo cubano es todavía un debate abierto, a pesar de que todos los proyectos no parten en igualdad de condiciones. Piñeiro, aunque defiende un socialismo autogestionario, advierte que la posición “economicista” es la que tiene más opciones de imponerse. Valdés Paz, por su parte, indica que si el actual proceso de reforma –con “fuertes elementos socializantes” y con un control estatal claro- no es exitoso, “se acentuará la tendencia liberal”.
Las posibles orientaciones del cambio económico también han generado un debate (quizás más insistente fuera de la isla que dentro) en torno a los modelos internacionales que pueden estar influenciando o sirviendo de referente al país. Aunque una gran parte del stablismenth intelectual rechaza que exista predominio de uno u otro modelo, resulta inevitable intentar averiguar hacia que coordenadas geográficas marca la brújula.
En primera instancia, la comparación con China y Vietnam es una de las más recurrentes por cuestiones obvias. Respecto al gigante asiático hay una opinión mayoritaria de que no va a ser el modelo a seguir por diversas razones: tamaño poblacional, papel geoestratégico, capacidad industrial, deterioro de la política social… Con Vietnam, la empatía es mayor, fundamentalmente por compartir una historia de lucha contra el imperialismo estadounidense. Sin embargo, tampoco se considera un referente debido a importantes diferenciasen cuanto a estructura económica (base agraria), cultura laboral, etc., como señala Gilberto Valdés, del Instituto de Filosofía.
Los que abordan el debate en torno a la factibilidad de la reinstauración del capitalismo y del tipo de capitalismo que se implementaría deben tener en cuenta la variable geo-histórica y la condicionalidad del ‘sistema-mundo’ (Wallerstein). Ante el deseo manifestado por un cubano de querer vivir en un país “normal”, Fernando Ravsberg responde ácidamente: “Yo le dije que si querían ser un país normal significaba tener mucha más pobreza, tener que pagar por el médico…Le dije que si quería ser como Holanda es que estaba loco, que había fumado demasiado… el país normal que les toca ser es como Jamaica”.
Las comparaciones más sensatas, por el citado factor geoeconómico y por el nuevo contexto de cambio en diversos países de América Latina, se sitúan en la propia región. Valdés Paz afirma que “el modelo al que apuntamos se acerca al neo-desarrollismo latinoamericano (gobiernos progres, redistributivos en la política social, pero económicamente neodesarrollistas)”. La diferencia, según él, es que Cuba tiene la ventaja de que “aquí la política es la que manda, porque seguimos controlando la economía”.
De cualquier manera, la mayoría de las y los analistas consultados coinciden en que la forma de mirar hacia América Latina ha cambiado. Antes Cuba era la que debía exportar su Revolución, mientras que ahora el proceso de aprendizaje es bidireccional. Esto da margen para debates más allá del neo-desarrollismo, donde la reflexión en torno al Socialismo del Siglo XXI no queda excluida de la ecuación.
* Doctor en Estudios Latinoamericanos y profesor de la Universidad del País Vasco. Publicado en tres ediciones del diario Gara.