Chile-Peru: Un fallo que debe tranquilizar
LUIS VARESE| La Corte Internacional de La Haya ha emitido un fallo sopesado que en el marco del Derecho Internacional ha contribuido a enfriar malos nacionalismos y falsos patriotismos. Aquellos febriles, que en Chile ya pensaban en perseguir migrantes peruanos o prepararse para una guerra (para la cual están muy bien armados) por ahora no tienen excusa.
Las 80 millas pegadas a la costa norte de Chile, garantizan la pesca artesanal y parte de la pesca de profundidad. La empresa Angelini, propietaria del monopolio de extracción y procesamiento de ese sector, se debe sentir bastante satisfecha de mantener el usufructo de esa parte del mar aunque no descartemos su posibilidad de agitar a pescadores de Arica en beneficio propio.
Según informó el Presidente Ollanta Humala, al Perú se le reconoce casi el 70% de lo requerido en la demanda y un espíritu de triunfo recorre el palacio de Gobierno en Lima, aunque los pescadores artesanales de Tacna hubieran preferido tener acceso a esas 80 millas que quedan en manos de la mega empresa chilena.
Ni grupos de grandes ganadores, ni grupos de grandes perdedores. Debe tomarse como un solo triunfo, el de sentar las bases para una paz que los pueblos deseamos duradera, sin temas limítrofes pendientes. Una contribución a fortalecer UNASUR y CELAC, si esa fuera la voluntad de ambos gobiernos.
Pierden los falsos patriotas que reclaman mar afuera y venden tierra adentro
Aquellos nacionalistas que quieren exaltar a los pueblos, mientras que venden la Patria al mejor postor extranjero y esto es válido para ambos países. Ese nacionalismo barato que se rasga las vestiduras y clama justicia, cuando lo que hace es entregar y concesionar el territorio nacional directamente a las empresas e inversionistas extranjeros (sean chilenos o no, en el caso del Perú) con retribuciones mínimas y beneficios precarios para ambos pueblos. Sea a través de los TLC o concesiones directas, estos personajes siguen acumulando riquezas e hipotecando a sus países sin ningún pudor, profundizando las desigualdades y excluyendo aún más a los marginados, aunque maquillen cifras de disminución de pobreza.
Los vientos de la Espada de Bolívar aún no llegan a las decisiones del gobierno del Perú que sigue gobernado por las políticas neoliberales. Es de esperar que Bachelet se aproxime a UNASUR y se aleje del acuerdo Asia Pacífico, por lo menos en aquello que lo define como un eje ideológico del libre mercado.
Hoy en la CELAC hay la oportunidad de crear un espacio mayor que compita seriamente en el mundo contribuyendo de manera unificada, junto con los BRIC, en crear un nuevo orden económico mundial. La vocación de paz y la lucha contra el hambre y las desigualdades son el camino, pero solamente en la unidad regional se puede generar una verdadera diferencia. Si no avanzamos en esa ruta el riesgo de sufrir guerras fratricidas por límites territoriales o por demandas populares manipuladas, aparece como una amenaza real y en eso la derecha es eficaz y el Imperio ni se diga.
Este fallo de la Corte Internacional de Justicia, casi salomónico, contribuye para avanzar en el camino de la unidad. Luchemos ahora, por encontrar soluciones dignas para Bolivia y su reclamo de salida al mar y busquemos generar esa unidad en la diversidad, que a todos nos conviene, incluso, si fueran inteligentes, a los capitalistas más ambiciosos. Así alejaríamos en serio los tambores de guerra y las oportunidades de “revueltas” financiadas y armadas como se ha tratado de hacer en Venezuela o como se hace en Siria.
*Ha sido representante adjunto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Ecuador y funcionario de la ONU por 20 años.