Una resistencia de 527 años: Las luchas indígenas en América

Darío Aranda
En un nuevo aniversario de la Conquista, las comunidades denuncian la avanzada extractivista y la violación de las leyes que protegen sus tierras. El 12 de octubre es una fecha de luto para los pueblos indígenas de América. Pero también de resistencia y lucha, que en Argentina se expresa en la defensa del territorio y el rechazo a la explotación de litio e hidrocarburos, contra la megaminería y el agronegocio transgénico.

Un "repartimiento de indios" de 1582, conservado en el Archivo General de la Nación.
Un “repartimiento de indios” de 1582,

Denuncian que en el país se incumplen los derechos establecidos en leyes nacionales y convenios internacionales de derechos humanos que protegen a los pueblos originarios. A 527 años de la llegada de Cristóbal Colón a Abya Yala (nombre reivindicado por las comunidades como previo a América) los pueblos indígenas se movilizan y comunidades mapuches llaman a resistir desalojos.

La Asamblea de Comunidades e Indígenas Libres de Jujuy inició el 4 de octubre una “caminata por el agua y la vida” que termina este sábado en San Salvador de Jujuy. Durante ocho días atravesaron una decena de ciudades en rechazo a la megaminería y por la falta de aplicación de los derechos indígenas. Partieron de la localidad de Yavi, pasaron por La Quiaca, Abra Pampa, Humahuaca, Tilcara, Purmamarca, Tumbaya, entre otras. “Gobernador Gerardo Morales basta de violar los derechos indígenas”, se lee en la bandera que encabezaba la marcha.

“Con la invasión de 1492 el Abya Yala fue sometida a sangre y fuego. Y las naciones originarias fueron despojadas. Hoy la historia continúa con las políticas extractivistas y saqueadoras de los neoliberales”, denunciaron desde la Biblioteca Andina Ñawpayachaykuna, que es parte del reclamo. Raúl Sajama, de la Asamblea de Comunidades, aclaró que el reclamo va dirigido tanto a los actuales gobernantes (provinciales y nacionales) como a los que asuman el 10 de diciembre.

Esta semana se conoció el Premio Nobel de Química para los científicos desarrolladores de las baterías de litio. Notas periodísticas celebraron que Argentina cuenta con grandes reservas del mineral y académicos de diversos rubros publicitaron sus trabajos con propuestas de explotación. No hubo mención a las consecuencias ambientales y sociales que genera en los territorios. En las Salinas Grandes (Jujuy y Salta) las comunidades Kollas y Atacama rechazan desde hace una década la invasión de empresas, que intentan explotar el lugar de vida y trabajo de las comunidades.

La Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Guayatayoc y Salinas Grandes exige que se cumplan los derechos vigentes (Convenio 169 de la OIT), que obliga a obtener el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades. Implica que ninguna empresa ni gobierno puede ingresar a territorio indígena sin el visto bueno de la comunidad.

En tiempos que la crisis climática y la figura de Greta Thunberg ganaron espacio mediático, poco se consulta a los pueblos indígenas, que luchan y protegen la biodiversidad del planeta. “Desde siempre alertamos del desastre al que nos llevan gobiernos y multinacionales, pero no quisieron ni quieren escucharnos”, afirmó Argentina Paz Quiroga, autoridad del Pueblo Warpe de San Juan. Recordó que el cambio climático tiene responsables directos, con distintos rostros según cada región: “Barrick Gold, la megaminería, es un ejemplo claro de la destrucción climática. Y lamentablemente es política de Estado, atraviesa los distintos colores partidarios”.

En el sur, la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche de Río Negro realizó un llamado de urgencia a desconocer fallos judicial y resistir los intentos de desalojos. “En un hecho de gravedad institucional inusitada la Justicia rionegrina pretende desalojar comunidades en plena vigencia de la Ley Emergencia Comunitaria Indígena (26160), que expresamente suspende cualquier sentencia de desalojo”, denuncia en el comunicado la Coordinadora Mapuche.

En un hecho inédito, en cinco días distintos jueces (Natalia Costanzo, Diego de Vergilio y Sergio Pichetto-Marcos Burgos) ordenaron el desalojo de las comunidades Pino Quiñe (costa del río Colorado), Newen Kurruf (Catriel) y Buenuleo (Bariloche). La organización mapuche pidió formalmente una reunión al Superior Tribunal de Justicia para “saber si el derecho indígena tiene vigencia” en Río Negro o si el Poder Judicial local ha decidido dejar de lado las leyes nacionales y tratados internacionales.

Recordaron el intento de desalojo, con Prefectura Naval, en la comunidad Lafken Winkul Mapu, con el asesinato por la espalda del joven Rafael Nahuel. “No nos queda más opción que la resistencia al accionar policial que va a pretender desalojarnos. No estamos en condiciones de avalar pasivamente el atropello que pretenden hacer, desconociendo la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT, leyes provinciales”, alertó la Coordinadora del Pueblo Mapuche.

Amnistía Internacional impulsa desde hace cuatro años un mapa colaborativo de conflictos territoriales indígenas. Ya contabilizó un piso de 250 casos muy variados: litio en Jujuy, Salta, Catamarca y San Luis; petróleo en Vaca Muerta (Neuquén, Río Negro, Mendoza); agronegocio en toda la región del Chaco argentino; megaminería en la Cordillera; hidroeléctricas en Misiones, La Pampa, Chubut y Santa Cruz.

Son algunas de las amenazas que sufren los territorios indígenas. El mapa, al que se puede acceder vía territorioindigena.com.ar, cuenta con la colaboración del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa), el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y la Asociación de Abogados de Derecho Indígena (AADI), entre otras organizaciones. “Las comunidades indígenas exigen el cumplimiento de sus derechos frente a gobiernos (municipales, provinciales, nacional), empresas (agropecuarias, mineras, petroleras, de turismo –entre otras–), y ante jueces y fiscales del Poder Judicial que desoyen las normativas vigentes”, denuncia Amnistía Internacional.

*Periodista argentino. Publicado en Página12

Carta del Cacique Guaicaipuru Cuatemoc

La verdadera deuda

A pesar del tiempo transcurrido, circula por los senderos de Internet este discurso de un líder indígena ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea en Barcelona (2002). Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc logró inquietar a su audiencia cuando dijo:

Señores
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatémoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa. El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo.

También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1.503 y 1660 llegaron a San Luicas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano! ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuatémoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ‘Marshalltezuma’, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra,

la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización. Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:

¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo. Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestros hermanos europeos la viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata.

¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente; y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica. Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota tal que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al Poeta. Pero no podrán. Porque esa bala es el corazón de Europa.

Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar la verdadera deuda externa, ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.

(Texto atribuido al escritor venezolano Luis Britto García)