Stelling: Apuesta a la protesta /Jaua: La opción revolucionaria/ Rondón: Constituyente en mora

Protestas de clase

Apuesta a la protesta

Maryclen Stelling|

La protesta social es un derecho ciudadano, un medio para manifestar y una herramienta mediante la cual el pueblo hace ejercicio de su poder soberano.

Las diversas acciones políticas de la fracturada oposición se han manejado estos últimos años en un continuo que va desde el juego democrático hasta el golpismo, intento de magnicidio y la intervención extranjera, pasando por una autoproclamación presidencial que blande, a la vez que se protege bajo la consigna “fin de la usurpación”.Imagen relacionada

Es indudable que la posibilidad de una mayor incidencia dependerá de la capacidad de la oposición de reorganizarse y de proyectar a la sociedad tal reestructuración; conjuntamente con la necesaria convicción y energía democrática, en desmedro de las apuestas por salidas violentas capitaneadas desde el extranjero.

Dada su desacertada lectura del momento político, la oposición ha sido incapaz de comprender porque no se ha constituido en líder y portavoz de una profunda crisis e inconformidad nacional.

A lo largo de los años, la oposición ha acudido a la protesta en diversas modalidades, “masivas”, “violentas”, para “acorralar” y/o “desconocer” a Maduro”, etc. Sin embargo, parecería que esa estrategia pierde espacio y la apuesta a la protesta social languidece ante otras maniobras no-ciudadanas.

El incremento dResultado de imagen para venezuela protestael disenso y los conflictos de interés en el seno de la oposición, inciden profundamente en la pérdida de protagonismo y, además, en la errática estrategia política de ese sector en los últimos tiempos. Ello a pesar del incremento de la incertidumbre y del descontento como consecuencia de la profunda crisis multidimensional y, por ende, del deterioro de la calidad de vida.

Ello en desmedro de las dificultades de la gestión gubernamental, enmarcada en un contexto político donde, de acuerdo a ciertas encuestas, es muy bajo el apoyo a la figura de Maduro.

Es indudable que la oposición-desde la crisis, el conflicto, la confrontación y la lucha por el poder- ha sido incapaz de construir una épica y una identidad. Igualmente, ha fracasado en despertar la calle, la resistencia y la lucha reivindicativa.

En resumen, no ha logrado apropiarse del espacio público y erigir una narrativa que ondee la bandera de la protesta popular.

La opción revolucionaria

Elías Jaua Milano|
Corren horas difíciles para la vida de la República, para la vida de nuestro pueblo. Un movimiento telúrico sostenido en el tiempo ha descolocado las certezas, la cotidianidad del hacer y ser diario, los principios y las conductas de propios y extraños.

La magnitud de la agresión extranjera ha trastocado el tiempo histórico y nos ha colocado en situaciones inimaginables, tanto en lo personal como en lo colectivo. Es en estos momentos de incertidumbre histórica, donde toca anclarse en los principios personales y colectivos que uno ha profesado, que uno ha defendido, por los cuales uno ha luchado.

Para los revolucionarios y revolucionarias de Venezuela, en esta coyuntura, nuestra opción tiene que ser, hoy más que nunca, la de la fidelidad con los fundamentos programáticos y a las causas que históricamente hemos defendidos, generación tras generación:

1. Luchar por la liberación nacional. En esta coyuntura, hacer respetar nuestra Independencia, dignidad y autodeterminación nacional frente al intento de imponernos un presidente de facto, desde el extranjero, bajo la amenaza y la intimidación del actual gobierno de los Estados Unidos y sus aliados, distinto al Presidente que resultó de las elecciones directas, secretas y universales del 20 de mayo de 2018, Nicolás Maduro Moros.

2. Defender, en cualquier circunstancia, nuestra soberanía nacional sobre los recursos petroleros, mineros, naturales en general y los activos nacionales que son de todo el pueblo venezolano.

3. Defender el derecho a vivir en paz con dignidad que tiene nuestro pueblo y todos los pueblos del mundo, frente a la escalada belicista promovida por el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

4. Acompañar, promover, participar de las luchas de los trabajadores y trabajadoras contra los patronos para hacer respetar sus derechos laborales; de los campesinos y las campesinas por el derecho a la tierra y a los insumos agrícolas; de los indios y la indias contra el atropello racista; de los jóvenes en los barrios por sus derechos humanos; del pueblo en general contra el abuso de los especuladores y la indolencia de algunos funcionarios públicos, entre tantas otras luchas, que a diario, le toca librar a la familia venezolana.

5. Luchar por la democratización de la sociedad venezolana, bandera de la izquierda venezolana, bandera de Hugo Chávez, plasmada en la máxima norma del país, la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Nuestro compromiso es seguir luchando para que el pueblo tenga el poder y nunca más, a decir de Ezequiel Zamora, Venezuela sea patrimonio de ninguna familia, grupo o persona. ¡Todo el Poder para el Pueblo!

6. Defender y promover la producción nacional como garantía de plena soberanía nacional. Grandes, medianos y pequeños productores y empresarios deben tener las condiciones necesarias para producir de manera legal y transparente, regulados por el Estado para garantizar los derechos de los consumidores y consumidoras. Los socialistas venezolanos, en la década de los 90 del siglo XX, libramos la lucha contra la apertura neoliberal, que favoreció la importación, afectando negativa y estructuralmente al aparato productivo nacional.

De igual manera, son verificables los esfuerzos y logros del gobierno Bolivariano del Comandante Chávez por refundar un sistema de producción nacional. Esa es la verdad histórica, frente a la mentira, la omisión y la manipulación ideológica y de cifras.

7. Luchar por una nueva ética en el manejo de lo público, una sociedad basada en una cultura del trabajo digno; en los valores de la honestidad, de la solidaridad, del reconocimiento a nuestra diversidad cultural, a nuestro patrimonio ambiental.

Por esos principios, por esas causas han caído en la lucha miles de jóvenes, estudiantes, campesinos, campesinas, obreros, obreras, maestros, maestras, militares patriotas y el pueblo en general. Lo revolucionarios y revolucionarias de este tiempo no tenemos opción que seguir luchando por ese camino histórico, que es el camino del pueblo, el camino de Chávez.

No habrá chantaje, intimidación, calumnia o amenaza de propios o extraños que nos aparte del camino: ¡Luchar junto al pueblo, por la Revolución!

Constituyente en mora

Jesús A. Rondón|

Hasta finales de 2020 tendremos por ahora, en funciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en Venezuela, gracias a la decisión por unanimidad de sus miembros. Este anuncio no influyo en el debate de los actores políticos en disputa, ni en el debate entre los ciudadanos y ciudadanos en el país, que se encuentran ocupados en buscar mecanismos para sortear con éxito las consecuencias de la crisis. Ahora bien este hecho político merece ser problematizado, puesto que por su naturaleza no es inerte y conviene conocer sus repercusiones.

Toda iniciativa constituyente debe tener como objeto ser un espacio donde se debate la construcción de un nuevo pacto y así lo expusieron sus promotores. Los venezolanos y venezolanas al aprobar esta iniciativa, establecimos un mandato: mejorar “contrato social”. Y para ello tenemos un referente reciente y fundamental: el proceso constituyente de 1999.

Hoy se constata que los diputados y las diputadas de la ANC en su conjunto no están incorporados en una dinámica para generar un vigoroso proceso de participación de la sociedad venezolana para la generación de propuestas que puedan ser susceptibles de ser consideradas en una discusión sobre el texto constitucional, al contrario se encuentra inmersos en una marasmo burocrático y sin interlocutores. La ANC como cuerpo colegiado esta subordinado a Miraflores, por lo cual el debate y las decisiones en su seno están prescritas, en consecuencia sus actos se restringen a la aprobación de leyes constituyentes para viabilizar la acción del gobierno bolivariano y emitir pronunciamientos sobre algunas situaciones coyunturales.

¿Qué puede ayudar a explicar esta situación?. Las condiciones que dieron origen a esta segunda convocatoria en menos de veinte años. En 2017 a la Asamblea nacional (AN)se constituyó en una amenaza factible en manos de la oposición al chavismo, igualmente estos actores asumieron la violencia como herramienta política y contaron con el respaldo activo de los actores económicos para sus planes. Ante esta coyuntura Nicolás Maduro impulsa la iniciativa constituyente en términos reales con un propósito: generar una alternativa real a la acción legislativa de la AN (afectada por el Tribunal Supremo de Justicia) y de esta manera contar con capacidad expresa para accionar en los contextos donde la intensidad del conflicto escala rápidamente y existen limitaciones para hacer cálculos políticos de mediano y largo plazo

Hoy la ANC amplía su compás de actuación y solo lo hechos darán cuenta de cómo terminará su aporte al país, por ahora sigue en mora con los venezolanos y venezolanas al no desarrollar un proceso participativo y protagónico de consulta con todos los sectores del país en función del debate constituyente. Al final si cumplen, surgen dudas como ¿Un nuevo texto constitucional puede ser aprobado en elecciones?, de no haber posibilidades de aprobación ¿el chavismo impondrá una nueva Constitución sin la aprobación popular?