Rondón: El espejo boliviano

343

Jesús A. Rondón

No fue fácil digerir los acontecimientos en Bolivia, en particular su desenlace, que significo nada menos, que la derecha tomará por la fuerza del chantaje, la conducción del gobierno. Tampoco fue fácil ver las carencias de las organizaciones que llevaron al pueblo boliviano a colocar a uno de los suyo en la conducción del Estado.

Ahora que la derecha tiene el gobierno y está implementando parte de su plan, se enfrentan con un problema ¿quién debe continuar administrando la victoria?. Todos estaban unidos en una causa, desplazar a Evo Morales y lo que representaba del poder.

Ahora se pelean a cuchillo por ver quien conduce el proceso de restauración y desinstala la mayor cantidad de avances. Ahora todos saca sus hachas y se asumen candidatos. Hasta la autoproclamada presidenta, que en un principio sostuvo vehemente que no se postularía, lo pensó mejor y dio un paso adelante.

La oposición boliviana no logró hacerse del gobierno sin el apoyo decidido del ejecutivo de los Estados Unidos de América y son estos en definitiva, los que busca conservar la ventaja para las elecciones, es decir contar parte del sistema de justicia, pero sobretodo con el apoyo del alto mando de la fuerza armada nacional boliviana.

Las elecciones en Bolivia están previstas para mayo y a diferencia de su oposición golpista, el Movimiento al Socialismo ya eligió su fórmula: Arce-Choquehuanca, arrancado cohesionados y con la mayor intensión de votos.

En el sistema electoral boliviano, si un candidato no lo logra superar en una primera vuelta el cincuenta por ciento de los votos o una ventaja significativa con su contendor más cercano, se obliga a ir por una segunda vuelta. Es posible que los opositores a Evo Morales estén considerando el primer momento como unas primarias, frente a la incapacidad de generar consenso en su seno.

Toda elección en la cual la oposición boliviana vea comprometida su victoria, aunque tenga influencia sobre el tribunal electoral; será afectada de múltiples formas, incluso invocando al “gendarme necesario” otra vez.

Al ver los acontecimientos en el Estado Pluninacional de Bolivia, es inevitable pensar que son en parte un espejo de lo que ocurre en Venezuela.

La derecha venezolana solo tiene un motivo para estar junta: sacar a Nicolás Maduro, y organizarse para emprender acciones les es conflictivo, a pesar del apoyo del mismo patrocinante: los Estados Unidos de América. Hoy se disputan el control de los fondos para su causa, imaginen si logran el objetivo, solo radicalizarán una formula:  “hacha, cuchillo y machete”.