Rodrigo Granda: “un tratado de paz estable y duradero llevará su tiempo”

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PATRICIA GROGG | Pocos días antes de que se instale en Oslo la mesa de diálogo entre el gobierno de Colombia y las izquierdistas FARC, la eventual presencia en este proceso del guerrillero Simón Trinidad, encarcelado en Estados Unidos, sigue acaparando controversias.

IPS

La ministra de Justicia de Colombia, Ruth Stella Correa, dijo esta semana en Bogotá que la participación “virtual” de Trinidad en esas conversaciones que comenzarían el miércoles 17, es “jurídicamente viable”, aunque la decisión de permitirlo corresponde a las autoridades estadounidenses.

Trinidad, nombre de guerra de Ricardo Palmera, cumple una condena de 60 años de prisión desde comienzos de 2005 por conspiración y toma de rehenes.

Estados Unidos debería permitir que Trinidad viaje a Oslo y posteriormente a La Habana, sede permanente de las pláticas de paz, pues es “un hombre al que le cabe el país en la cabeza”, dijo en entrevista con IPS el también insurgente Rodrigo Granda, miembro de la comisión negociadora de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que se presentó en la capital cubana bajo el nombre de Ricardo Téllez.

IPS: ¿La participación de Trinidad en la mesa es condicionante para el diálogo? ¿Qué harán ustedes si no se permite?

RODRIGO GRANDA: Simón siempre va a estar en la mesa de diálogo. Su sitio va a permanecer con su nombre al frente. Porque es uno de los 10 integrantes del grupo negociador. Y uno de los principales.

El gobierno de Juan Manuel Santos ha nombrado a su equipo de 10 y nosotros no hemos cuestionado a ninguno, esperamos que cumpla con lo dicho para que la comisión de las FARC pueda estar íntegra, completa y sin limitaciones.

IPS: ¿Cree usted que Washington debiera sentarse también a la mesa de negociaciones?

RG: Las FARC no son enemigas del pueblo de Estados Unidos, pero ese país ha aportado 12.000 millones de dólares para esta guerra tan cruel en Colombia. Es decir, es parte integrante del conflicto interno y ayudaría mucho su presencia en la mesa de diálogo. Nosotros no nos oponemos.

También ayudaría mucho que Estados Unidos reconociera el carácter de prisionero político del camarada Simón Trinidad y permitiera que se desplace a Oslo y luego a La Habana para que, en persona, aporte al proceso de paz en Colombia.

No podemos privarnos los colombianos de un hombre conocedor de la problemática nacional, que puede aportar mucho a este proceso. Los norteamericanos (sic) lo conocen y saben que es un hombre al que le cabe el país en la cabeza.

IPS: ¿Qué se espera de la instalación de la mesa en Oslo?

RG: No hay que hacerse grandes ilusiones. Nos conoceremos, son dos enemigos que en muchos casos se verán las caras por primera vez. Habrá que comenzar por crear confianza. Seguramente allí vamos a aclarar algunas cuestiones para el funcionamiento de la mesa, normas, sitios, horarios, pero nada trascendente.

Los diálogos continuarán en La Habana unas semanas después de la instalación de la mesa y entonces comenzará, en serio y en profundidad, el análisis de los puntos señalados en el “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”.

IPS: La cuestión agraria parece ser un punto clave para ustedes. ¿Por qué?

RG: Colombia es el único país de América Latina que no ha hecho una reforma agraria y existen latifundios de hasta 100.000 hectáreas, mientras 87 por ciento de los campesinos carecen de tierras.

Nosotros hablamos de una reforma agraria integral, que contemple la confiscación de tierras para su distribución entre quienes quieran y puedan trabajarlas.

A su vez, el gobierno plantea que tiene un proyecto de desarrollo integral del campo. Vamos a acercar posiciones. Todos los puntos para discutir son importantes. Nosotros vamos con la mente abierta para tratar todos los problemas, así sean muy dolorosos, y buscarles una solución.

IPS: ¿Está de acuerdo con quienes aseveran que esta es la última oportunidad para la paz?

RG: La paz siempre tendrá oportunidades en cualquier conflicto del mundo y Colombia no es la excepción. Lo que pasa es que actualmente hay premisas que aumentan el optimismo de que se puede llegar por fin a un arreglo por la vía dialogada.

Me da la impresión de que el gobierno es realista en este momento. Ellos saben que militarmente no pueden derrotar a la guerrilla.

El proceso de diálogo va a tener problemas y altibajos que habrá que sortear con dedicación, teniendo en cuenta el interés supremo de la paz para Colombia. Es el gran aporte de las FARC a nuestro país y a los revolucionarios de América Latina.

Creemos que incluso hoy nuestra lucha (armada) tiene plena justificación. Si las situaciones cambian, nosotros también cambiamos.

IPS: El contexto regional no favorece la vía armada. ¿Por qué ustedes insisten en esa forma de lucha?

RG: En el caso específico de Colombia, todos los factores que originaron la lucha armada siguen vigentes. Que ahora hay un presidente que quiere parar, auscultar esas causas y ponerle freno, es otra cosa.

(Santos) encuentra un interlocutor válido en las FARC, que le dice: “si usted ataca y desactiva estos factores que han llevado a la lucha armada, nosotros podemos cesar y pasar a otra forma de lucha que sería la abierta, legal, política”. Un tratado de paz estable y duradero va a llevar su tiempo.

Nosotros queremos parar la guerra, aunque la mentalidad del gobierno y el alto mando militar es la eliminación física de la insurgencia, y en ese empeño están utilizando todas las formas de lucha. Nos han golpeado, pero nosotros también. Se puede decir que estamos en un empate de carácter militar que hace necesaria la búsqueda de una salida política.

Tal como está, este conflicto puede durar 20 o 30 años más. ¿Le conviene al país, a la región, a América Latina? Nosotros consideramos que no. Y menos al pueblo colombiano.

IPS: Poco tiempo atrás se reunieron el Secretariado de las FARC y el Comando Central del Ejército de Liberación Nacional (ELN). ¿Quedó definida alguna idea sobre la participación de esa otra guerrilla colombiana en el proceso de diálogo?

RG: No. Sin embargo, en el acuerdo firmado con el gobierno se quedó en que otras organizaciones guerrilleras podrían apoyar, iniciar o aportar al proceso de paz.

Cada organización guerrillera es soberana y el ELN tiene gente estupenda, muy inteligente. Seguramente van a tratar de tomar de esta experiencia lo que les pueda servir a ellos.

Creemos que ellos tienen muy buena voluntad de trabajar hacia la paz en Colombia. Gabino (Nicolás Rodríguez Bautista, jefe del Comando Central del ELN) lo ha manifestado públicamente.

Nosotros vemos con mucho optimismo que el ELN pueda iniciar un proceso similar al nuestro.

IPS: ¿Pero separados?

RG: En este momento, nuestro proceso con el gobierno va bastante adelantado. El gobierno y el ELN al parecer nada más comienzan una serie de contactos.

En ese se sentido, lo que pueda y esté en manos de las FARC que pueda ayudar al esclarecimiento de los compañeros del ELN, estamos dispuestos a facilitar toda la información que poseamos al respecto y la experiencia que hemos recogido en estos meses de encuentros discretos y secretos en La Habana.

Con aportes de Constanza Vieira (Bogotá).