Mate Amargo|

El Banco Central del Uruguay (BCU) actualizó la evolución de la actividad económica del país al segundo trimestre (primer semestre) del año 2021. Analizando esta información observamos lo siguiente:

  • Luego de la profunda caída iniciada en el segundo trimestre del año 2020, en este segundo trimestre del año 2021 se presentó por primera vez un crecimiento en el indicador de la producción, el conocido PIB. Como se puede ver en el gráfico, el crecimiento se da comparando con el trimestre anterior, y es del orden de 2,7%, pero si la comparación se realiza con el semestre anterior se redujo a 0,3%. Esto nos indica que la recuperación es muy reciente.

  • Esta reciente recuperación se desarrolló básicamente en las actividades de servicios (+2,7%), donde sobresalió el crecimiento en el comercio (+5,4%) y en las actividades ligadas a la hotelería, arrendamientos y restaurantes, muy golpeados por la pandemia y la detente del turismo. A su vez la producción material aumentó 2,4%, donde resaltan la industria manufacturera, que creció 4,1%, y la construcción 3,2%.

  • Visto del lado de la demanda, como era de esperar la evolución fue muy magra para el consumo de los hogares, que apenas se incrementaron 1,8% respecto al trimestre anterior y descendió 1% comparado con el semestre anterior. El gasto del gobierno aumentó en el marco de la emergencia sanitaria y la campaña de vacunación. La recuperación entonces se centró en las exportaciones y en las inversiones (tironeadas fuertemente por las obras de UPM y del ferrocarril central a ellas asociado).

  • El registro acumulado al segundo trimestre de este año aún está un 4% por debajo del nivel pre-pandemia de fines de 2019 y principios de 2020.

Si vemos la evolución económica en un contexto más largo, de tendencia, donde generalmente se compara con los niveles registrados un año anterior, entonces podemos apreciar lo siguiente:

  • Con respecto al PIB anual de un año atrás, segundo trimestre de 2020, el valor del producto interno es inferior en -0,4%, es decir que aún no se recupera el nivel del peor momento, de la mayor caída en el contexto de la pandemia y de las políticas económicas de recorte presupuestal. En este resultado, del lado de la oferta, el mejor desempeño se dio en el PIB material (+2%) con avances significativos en las actividades agropecuarias y de la construcción, ambas superando el 5% de incremento. El PIB de los servicios en cambio disminuyó en -1,5%.i

Por otra parte, en los componentes de la demanda (consumo, inversión y exportaciones) el único con desempeño positivo fue la inversión (+11,4%), impulsada por la inversión extranjera UPM, como lo viene haciendo desde finales del 2020.

¿Qué pasa con la distribución?

En este contexto de cierta recuperación y tendencia a retomar el crecimiento económico, muy otras son las perspectivas para la mayoría de la población a la hora de repartir el producto de su esfuerzo. Si comenzamos por el empleo, a junio de 2021 el INE registró 1.600.667 trabajadores ocupados, un aumento de 3.000 nuevos empleos, o sea de 0,2%.

Recordemos que el producto creció 2,7% en el mismo período, así que prácticamente el mismo empleo trabajó más horas, en una jornada de trabajo más extensa, o lo hizo en una jornada más intensa. En un solo trimestre tal diferencia no se puede asignar a nueva inversión o mejoras tecnológica. Y aún restan recuperar 46.000 empleos si tenemos en cuenta los registros de fines de 2019.

Si ahora nos situamos en el salario real, éste disminuyó -1,3% en el segundo trimestre de 2021 comparado con el primero, y permaneció estancado (+0,1%) en el primer semestre de este año con el último semestre de 2020. Frente a los aumentos que registramos en el valor de la producción ya podemos prever un importante crecimiento de las ganancias empresariales. En efecto, de acuerdo al indicador del BCU sobre el excedente de la industria exportadora (IEBU), para estos sectores, básicamente manufactureros, en el primer trimestre las ganancias habrían crecido 3%, y 4% en el primer semestre respecto al último de 2020.

El ingreso de los hogares ha sido afectado por los salarios, las pasividades que van atadas, y por el empleo. De esta manera, con una muy leve recuperación del empleo los hogares uruguayos han visto sus ingresos prácticamente estancados (crecieron 1% en el último semestre) cuando al finalizar el año 2020 sus ingresos se habían reducido un 7,5% con respecto a 2019. Hoy aún permanecen sumergidos en 6.3% menos que en 2019.

Finalmente, todo esto tiene su repercusión en el reparto económico global entre trabajadores, cuentapropistas y empresarios, la distribución funcional del ingreso en las cuentas nacionales. En 2019, los sueldos y salarios representaron el 34% del PIB a precios corrientes, el ingreso mixto de cuenta-propistas 14%, y el excedente apropiado por los capitalistas 35%. Un año y medio después, a junio de 2021, la participación de los salarios en el PIB descendió a 32%, según nuestras estimaciones. Una pérdida cercana a los 1.000 millones de dólares, unos 625 dólares promedio por personas ocupada.

Por carencias de información del INE no hemos podido desglosar la participación del ingreso mixto y del excedente capitalista en 2021, que en su forma agregada habría crecido de 49% a 51%. Beneficiando obviamente en su interior, en términos absolutos, a las ganancias empresariales, pues ni el empleo ni los ingresos de los cuenta-propistas muestran signos de mejoras en esas proporciones.

Uruguay, con una recuperación lenta en la comparación internacional

Así es. Lo afirma un análisis de CINVE publicado en La Diaria el 16/09/2021, “Entre los países del Mercosur, Uruguay es el más alejado de los niveles de actividad pre-pandemia”. Como podemos observar en el cuadro siguiente, el PIB de Paraguay al primer trimestre de 2021 ya está por encima del nivel alcanzado en 2019, Brasil casi igual, Argentina un 3% inferior y a Uruguay le resta aún más de un 4% para alcanzar el registro de 2019.

La relación entre estos resultados y el hecho destacado por la CEPAL en cuanto a que Uruguay fuera el país del continente que menos gastó en el contexto de la pandemia, es como que 2+2=4.

Veámoslo en palabras del informe de CINVE: “Luego de Argentina, Uruguay es donde se observa una mayor incidencia negativa del consumo privado. A su vez, en este primer año de pandemia Uruguay fue el país del Mercosur donde el consumo público tuvo la mayor incidencia negativa”. En consonancia con nuestro cálculo de los ingresos salariales, el consumo interno se redujo en 3 pp desde 2019, desde 62% a 59% del PIB (el consumo interno integra todas las fuentes de ingresos y la posibilidad de hacerlo a crédito).Todo este contexto es determinante para las expectativas de recuperación económica, y aquí nuestro país sería también el más rezagado. Recién en el año 2023 podríamos alcanzar los niveles de actividad económica logrados en 2019, Argentina lo haría en 2022, y como ya vimos, Paraguay y Brasil ya lo hicieron en este año.

Lo vemos en un contexto más amplio. Si separamos el caso de Venezuela, país bloqueado y agredido en todos los términos económicos imaginables, Uruguay cierra la tabla en cuanto a expectativas de crecimiento (Fuente: https://www.gruposura.com/noticia/mejoran-de-manera-progresiva-proyecciones-de-crecimiento-en-latinoamerica-para-2021/).

En conclusión, una recuperación reciente, lenta en el contexto regional y continental, y con el regreso del “crecimiento sin distribución” característico de los años previos al 2005, año de ingreso del FA por primera vez al gobierno nacional.


i Nuestros cálculos de variaciones periódicas del PIB lo realizamos comparando valores acumulados de 12 meses, un año, en cada trimestre, de tal manera de evitar algunas distorsiones como las que se presentan en las actividades vinculadas al turismo de un año atrás, en profunda recesión por la inmovilidad pandémica.