¿Qué se puede esperar de la derecha venezolana?

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Luis Salas Rodríguez |

En todo este tiempo lo han inventado todo y han hecho uso de todos los recursos posibles por no dejar gobernar y derrocar a los gobiernos legítimamente instituidos de Hugo Chávez, primero, y Nicolás Maduro, después: golpes de Estado, sabotajes petroleros, intentos de magnicidio, levantamientos insurreccionales, asesinato sistemático de líderes y militantes del chavismo, asesinato de militantes de la oposición de los cuales luego acusan al chavismo, infiltración de paramilitares colombianos, guerra económica y pare de contar. Todos y cada uno de estos hechos son públicos, notorios y comunicacionales, de los cuales existen pruebas y testigos cuando no directamente confesiones por parte de los involucrados. Y aún así, gracias a la alcahuetería de la prensa hegemónica así como de gobiernos e instancias internacionales -alcahuetería que en sí misma es un delito pues incita a mayor violencia-, insisten en hacerse ver como heroicas víctimas que luchan contra una feroz dictadura.

El último capítulo de esta telenovela tragicómica (más trágica que cómica) es el levantamiento que en las últimas semanas lleva a cabo la dirigencia oposicionista agrupada en la MUD (Mesa de Unidad Democrática), pero básicamente encabezada por su ala más extremista de derecha (los partidos Primero Justicia del gobernador Capriles Radonsky y el diputado Julio Borges, y Voluntad Popular de Leopoldo López y Freddy Guevara). Este levantamiento ha dejado ya varias víctimas mortales, de las cuales solo una puede achacarse a la fuerza pública por uso excesivo de la fuerza (caso por el cual ya existen detenidos), mientras que otra fue producto de un extraño incidente protagonizado por un policía de tránsito (también detenido) que no estaba cumpliendo labores de control del orden público en contra un joven que no estaba manifestando y cuya familia –militantes chavistas- ha pedido a la dirigencia oposicionista no manipular su pérdida con fines políticos.

Las otras víctimas son todas achacables directamente a militantes del oposicionismo. Una señora murió al no poder ser trasladada a un centro asistencia por encontrarse el paso obstaculizado por manifestantes de derecha. La gran prensa afirmó en principio que murió por efecto de los gases lacrimógenos lanzados por la Policía Nacional Bolivariana, sin embargo, su propia familia salió a desmentir esta versión. Un joven comerciante fue asesinado en una urbanización de clase media alta del oeste de Caracas, al rodear unos escombros que obstaculizaban la vía. Fuerza de choque oposicionistas en motos de alta cilindrada lo alcanzaron y dispararon dentro de camioneta. Un niño de 12 años residente de un urbanismo de la Misión Vivienda, fue muerto por dos disparos cuando fuerzas de choque de la derecha atacaban las residencias por su reconocida filiación política (la Misión Vivienda, residencias de interés social construidas por el chavismo, son un emblema de la política social bolivariana). Este 19 de abril fallecieron otras tres personas producto de la violencia de la derecha: un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana de un disparo en la urbanización de clase alta San Antonio de los Altos (cuya alcaldía es de Primero Justicia y queda en el Estado Miranda, gobernado por Capriles); una señora que no participaba de ninguna de las manifestaciones convocadas para ese día pero que fue impactada en su cabeza por una botella de agua congelada lanzada desde un edificio de lujo contra la marcha chavista pasaba por la calle de abajo; y una joven en el estado Táchira que fue muerta por un disparo realizado por un reconocido empresario militante de extrema derecha. Hubo una cuarta víctima mortal este 19 de abril que fue también manipulada para culpar al gobierno, pero que en realidad se trató de un joven lamentablemente herido de un disparo para robarle la moto. La familia también exigió a la derecha no manipular el caso.

Lo más grave de todo este asunto, es que ya conforma un patrón de comportamiento de la derecha. Así por ejemplo, el 14 de abril de 2013, el gobernador Capriles Radonsky convocó a sus fuerza de choque a salir a las calles al no reconocer su derrota en las elecciones ganadas por Nicolás Maduro: 11 personas murieron como consecuencia, todas militantes del chavismo, incluyendo una niña arrollada junto a su familia por un camión cuando celebraban la victoria del candidato del PSUV. De la misma manera, durante las acciones terroristas de calles de 2014, enmarcadas en el plan de golpe de estado denominado La Salida (impulsado por Leopoldo López y María Corina Machado), de los 43 fallecidos resultantes, solo 5 fueron por el uso excesivo de la Fuerza Pública y 3 están en investigaciones, mientras que 35 fueron producto de los propios manifestantes violentos. De los fallecidos, 9 fueron funcionarios públicos: 6 militares, 3 policías nacionales y un fiscal del Ministerio Público. Valga acotar que los funcionarios policías y militares acusados de las muertes y maltratos sí están privados de libertad y siendo procesados.

De tal suerte, en la medida en que lejos de reconsiderar una estrategia que evidentemente no les da resultado pero que amenaza con llevar al país a escenario de mayor violencia, cabe preguntarse qué podemos esperar de la derecha venezolana: ya sabemos, ellos mismos lo han dicho, que no les interesa realmente que haya elecciones (por el cual nunca impulsó realmente el referéndum revocatorio en los lapso previstos por ley). Lo único que quieren que el presidente Maduro “se vaya ya”, que fue exactamente lo mismo que exigieron con Chávez durante sus 13 años de gobierno. Eso, claro, y que haya una invasión extranjera que subordine al país a autoridades foráneas. Por eso recurren a esta puesta en escena de autoagresión y agresión permanente, buscando crear las condiciones “objetivas” que justifiquen tal cosa. En conclusión, dado su deambular entre el extremismo y la torpeza política, lo más probable es que asistamos a un recrudecimiento de su accionar terrorista. Hoy 20 de abril están convocando de nuevo a la calle (si bien con mucho menos poder de movilización) y han insinuado un paro nacional el cual no pareciera tener consenso entre los comerciantes, por más que como ha pasado en otras ocasiones cierren por miedo a represalias en aquellas zonas donde la derecha gobierna. De allí en adelante el escenario está abierto, lo que puede incluir hasta que en algún momento le de por declarar una especie de gobierno paralelo utilizando la Asamblea Nacional actualmente en desatado como mampara.

Mientras tanto, en la calle sigue la resistencia pasiva y activa de la población. Buen parte de la gente tratando de hacer su vida normal mientras el chavismo más militante está activado y movilizado. La concentración del 19 de abril fue de lejos la convocatoria del chavismo más grande de los últimos 4 años.