¿Progresista o conservador? Estos podrían ser los sucesores del papa Francisco
Público
La Iglesia debe elegir al sucesor de Bergoglio y decidir el rumbo a seguir del catolicismo. Sin embargo, como reza un viejo refrán italiano, “quien entra en un cónclave como papa lo deja como cardenal”.
¿Quién sucederá al papa Francisco? ¿Será, de nuevo, un papa no europeo? ¿Quizás, también, progresista? Si nos atenemos a los nombramientos cardenalicios que el argentino Jorge Bergoglio hizo durante su papado, podría esperarse que así fuese. En cambio, la primera pregunta no tiene respuesta, como ha dejado claro el español Juan José Omella, uno de los 135 cardenales que elegirán al próximo pontífice en el cónclave papal.
El arzobispo de Barcelona se ha autodescartado como futuro papa y ha dejado claro que no tiene posibilidades, porque las quinielas nunca aciertan. Su respuesta es un clásico cada vez que muere un papa y este lunes ha vuelto a tirar de la máxima “quien entra al cónclave como papa sale cardenal”. Un viejo refrán italiano que advierte de la suerte que corren quienes asisten a la reunión a puerta cerrada pensando que ellos son los elegidos.
No hay ninguna certeza, pues, de que el próximo papa pertenezca al ala progresista o conservadora de la Iglesia. Como de costumbre, su nombre será una incógnita hasta que la fumata blanca salga de la chimenea de la Capilla Sixtina. Solo entonces se conocerá la influencia real de los cardenales nombrados por el papa Francisco y el rumbo del nuevo papado, que podría replegarse o seguir la senda de la reforma progresista.

No obstante, debería tenerse en cuenta que, de los 135 cardenales electores, 109 fueron nombrados por el papa Francisco, quien ha restado peso a los europeos, lo que podría dar una pista sobre la hipotética nacionalidad del próximo pontífice. ¿Garantiza también una afinidad al papa recién fallecido? Las posibilidades son mayores, pero la votación de sus cardenales podría ir en otra dirección y no ajustarse a sus posicionamientos sociales.
Las razones de un hipotético giro de timón son variadas y pueden responder a cuestiones internas de la Iglesia o a procesos históricos. De hecho, la propia elección del papa Francisco, a cargo de muchos cardenales nombrados por Juan Pablo II y Benedicto XVI, podría considerarse sorprendente, pero influyó el caso Vatileaks y el convencimiento de que el futuro del catolicismo pasaba por otras latitudes, lejos de Europa.
Progresista o conservador, una de las misiones del próximo papa será reconciliar a ambos sectores. Su perfil, más allá de que sea europeo o de otro continente, también podría bocetarse por su edad: un cardenal con experiencia, pero no demasiado mayor, de modo que su pontificado no se prolongue demasiado en el tiempo. Unos 70 años, por ejemplo. Así, cuando fueron elegidos, Francisco tenía 76 y Benedicto XVI, 78.
Pese a que las quinielas fallan, como dice Juan José Omella, y quien entra en un cónclave como papa lo deja como cardenal, estos son los papables que podrían suceder a Francisco. Para que sea válida la elección del nuevo pontífice, que se hará por escrutinio secreto, se requieren dos tercios de los votos. Si se llega a un acuerdo, habrá fumata blanca y, desde el balcón de la basílica de San Pedro, se anunciará: “Habemus Papam”.
Pietro Parolín (Italia)
Candidato de consenso entre progresistas y conservadores, Pietro Parolin (Schiavon,1955) ha sido diplomático de la Iglesia y secretario de Estado del papa Francisco. El número dos del Vaticano, considerado uno de los cardenales con mayores posibilidades de sustituirlo, retomaría el papado italiano después del polaco Juan Pablo II, el alemán Benedicto XVI y el argentino Francisco.
Artífice del acercamiento a China, Parolin nunca fue un activista de primera línea en las guerras culturales de la Iglesia, del aborto a los derechos de los homosexuales, aunque llegó a condenar la legalización del matrimonio gay. Habla varios idiomas, tiene dotes de negociación y su experiencia pastoral es limitada, pues se ordenó en 1980 y tres años después ingresó en el servicio diplomático del Vaticano.

Péter Erdő (Hungría)
Conservador y defensor de las raíces cristianas de Europa, pero con una mano tendida al ideario progresista de Francisco gracias a su carácter pragmático, Péter Erdő (Budapest, 1952) es considerado un candidato de consenso que ya figuró en las quinielas del cónclave de 2013. Con contactos en África, entonces se valoró su empeño en estimular la fe en los países desarrollados y secularizados.
Experto en Derecho Canónico, fue elegido cardenal a los 51 años. Su precocidad contrasta con un papel gris como orador, aunque esa falta de carisma no tendría por qué ser un inconveniente si se busca la calma tras el activo papado de Jorge Bergoglio. Habla varios idiomas, incluido el ruso, lo que podría ser una ventaja para acercar a las Iglesias católica y ortodoxa en el contexto de la guerra de Ucrania.
Mario Grech (Malta)
Conservador en sus inicios, Mario Grech (Qala, 1957) terminó alineándose con las reformas del papa Francisco, quien lo nombró secretario general del Sínodo de los Obispos. Pese a que durante el papado de Benedicto XVI fue esquivo con los católicos homosexuales descontentos con la postura del pontífice alemán, en 2014 pidió que la Iglesia fuese más tolerante con la comunidad LGBTQ+.
Aunque se ha ganado las antipatías de algún cardenal conservador, es considerado un hombre de consenso y un moderado favorable a abrir la Iglesia a los nuevos tiempos, tiene un alto perfil y su origen no jugaría en su contra. El hecho de que Malta sea un país pequeño no propiciaría que su elección suponga para los cardenales un quebradero de cabeza diplomático y geopolítico.

Luis Antonio Tagle (Filipinas)
Su perfil, marcadamente social, entronca con el de Francisco, quien ordenó su traslado de Filipinas al Vaticano tras nombrarlo responsable del Dicasterio para la Evangelización. Antes, Luis Antonio Tagle (Manila, 1957) acumuló experiencia pastoral y luego administrativa, como obispo de Imus y arzobispo de la capital de su país, que cuenta con 81 millones de fieles. Sería el primer papa asiático.
Peter Turkson (Ghana)
Con experiencia pastoral en su tierra y administrativa en el Vaticano, Peter Turkson (Wassaw Nsuta, 1948), fue el primer cardenal de Ghana, nombrado por Juan Pablo II, aunque siguió promocionando durante el papado de Benedicto XVI, quien lo nombró jefe del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Buen comunicador, ahora podría convertirse en el primer papa subsahariano.
Matteo Zuppi (Italia)
Ajeno a la pompa y el boato, ha prestado atención a los migrantes y a los pobres, hasta el punto de ser considerado el Bergoglio italiano. Matteo Zuppi (Roma, 1955) fue nombrado arzobispo de Bolonia en 2015 y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana en 2022. Sencillo, cercano e involucrado en los procesos de paz de diversos conflictos, no es bien visto por los conservadores.
Del francés Aveline al español Omella
También podrían tener posibilidades el arzobispo de Marsella, Jean-Marc Aveline, con base intelectual y cercano al papa Francisco; el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de carácter humilde y en la línea de Bergoglio; el arzobispo de Newark (EEUU), Joseph Tobin, quien ha tendido puentes a la comunidad LGBTQ+; el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, carismático y buen comunicador, pero demasiado joven; el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, moderado y dialogante; o Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo metropolitano de Kinsasa (República Democrática del Congo), entre otros.