Preludios del fracaso de la derecha

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BASEM TAJELDINE | Cuesta un poco creer que existan personas con tan bajo nivel político y cultural, capaz de creer que un gobierno con amplio respaldo popular y valores, pude ser derrotado por vía de la violencia, las cacerolas, el auto secuestro y la quema de basura. Es risible la idea, y mucho más encontrarse personas convencida de semejante estupidez. La tragicomedia de los simpatizantes de la derecha venezolana merece ser objeto de estudio por psicólogos y psiquiatras del mundo.

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Inconscientemente prestos como carne de cañón en el maquiavélico juego de los estrategas estadounidense y sus lacayos seudo dirigentes venezolanos, los sifrinos guarimberos de la clase media y la pequeña burguesía del país comienzan a sentir los cuestionamientos de sus propios vecinos. Al parecer, muchos familiares y vecinos que en un principio apoyaron a los sifrinos guarimberos, comienzan a despertar de la locura colectiva que los invadió en los últimos días. Un bombillo se prendió en las cabezas cuadradas de los disociados. El humo toxico de la basura y los plásticos quemados frente a sus propias casas, combinado con las lacrimógenas lanzadas por las fuerzas del orden del Estado, el auto secuestro por las barricadas que sólo se limitó a las urbanizaciones de las clases medias y altas del país, está limpiando los efectos de la droga del odio inducido por los medios de la derecha venezolana. Muchos parecen darse cuenta que su violencia los llevó a la autoflagelación; que no afectó, en lo absoluto, al gobierno del Presidente Nicolás Maduro. Que todo el alboroto ha sido su mayor de todas sus estupideces.

Cada día que transcurre, la violencia va cediendo a la razón. Así lo reflejan las últimas encuestas realizadas por empresas independientes como International Consulting Services (ICS) e Hinterlaces, donde la inmensa mayoría, cerca del 90% de la población, rechaza la violencia como forma de lucha política.

Naturalmente, lo que piensan y hacen los sifrinos más disociados y desquiciados de la derecha, no es lo mismo que proyectan sus dirigentes políticos. Estos últimos saben que están perdiendo su macabro juego. No pueden ocultar su insatisfacción por no haber podido, hasta ahora, completar la jugada, aunque hayan logrado llamar la atención del mundo gracias al apoyo de la manipulación que hacen las poderosas trasnacionales mediática. Su jugada no ha podido ser lo suficientemente violenta como para justificar el aislamiento de Venezuela y la intervención internacional.

La derecha sabe que, hasta ahora, ha fracasado nuevamente en sus objetivos militares y políticos contra el gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro. Imaginaban poder desestabilizar a todo el país, que sus mercenarios iban a poder llenar de sangre y muertes las calles de toda Venezuela, de sus urbanizaciones y barrios, de modo que la espiral de violencia y venganza degenerara el caos que necesitaban. Pero la sabia actuación política del gobierno, de los servicios de inteligencia del Estado y la consciencia del pueblo ha logrado hacer abortar los planes de la derecha.

El Presidente Obrero, Nicolás Maduro, se ha estrenado como gran estadista en las tempestades políticas. Hoy el Gobierno Bolivariano se encuentra más fortalecido y cohesionado que antes, ganando apoyo de las mayorías del pueblo venezolano y reconocimiento internacional.