Perú: La crisis política se origina en la implementación del modelo económico neoliberal

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Paula Giménez |

El próximo domingo 6 de junio las luces de la región estarán mirando otra vez a Perú. Ese día, el vencedor de la segunda vuelta electoral entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori será el nuevo presidente del país a partir del 28 de julio. El descontento popular con el sistema político es la conclusión más evidente de las elecciones de primera vuelta del pasado 11 de abril, con una gran abstención electoral, un elevadísimo porcentaje de votos nulos y una fragmentación del voto pocas veces vista.

Pero no es nueva la crisis de representación democrática que vive Perú. El ciclo fujimorista, donde la violencia terrorista sobre la población civil de Sendero Luminoso sirvió como marco de justificación, fracturó y vació la participación popular en el sistema político. Desde la renuncia y fuga al Japón de Alberto Fujimori, a fines del año 2000, el país vive destituciones, renuncias de presidentes, solicitudes de vacancia, protestas y represión policial. https://www.nodal.am/wp-content/uploads/2021/03/Fujimori.jpeg

Si bien a lo largo de los últimos 20 años la economía peruana ha aumentado el PBI, este aumento no se ha visto reflejado en el común de la población. Los márgenes de desigualdad social se han mantenido o, incluso, aumentado.Según el Financial Times, Perú ha sido una de las economías de más rápido crecimiento de América Latina en este siglo.

Su PIB se ha más que cuadruplicado desde 2000, impulsado por la demanda china de su cobre. Durante la década del 2000 al 2010 Perú, a pesar del crecimiento económico, vive una desigualdad persistente y una de las causas la atribuye al deficitario rol del Estado en la economía. El fujimorismo, con su violencia, su corrupción y su autoritarismo, ha dejado una marca indeleble.

“Para el caso peruano, el Estado no ha sido un agente compensador e igualador de oportunidades; el caso de Perú podría identificarse con el de un Estado relativamente pequeño, con una presión tributaria muy baja y una enorme e ineficiente burocracia, cuyo mantenimiento absorbe una gran parte del gasto público”, señala, por otro lado, un informe el analista Óscar del Álamo. Perú ha logrado reestructurar la producción a través de un modelo primario exportador (y extractivista) que, si bien ha permitido tener un crecimiento sostenido en el tiempo, tiene muy poca capacidad generadora de empleo y no ha permitido resolver la crisis distributiva histórica de Perú.

A la crónica crisis institucional y a la hegemonía de un modelo económico neoliberal, asentado en tanto en los productos agrarios y mineros exportables como en la pobreza y la marginación de millones de peruanos, en el 2020 se sumó la Pandemia del Covid-19. Los contagios de coronavirus convirtieron a Perú en uno de los países con los mayores números de muertes per cápita del mundo.

En el primer trimestre del año pasado,Perú registró una caída de su economía de 17,37 debido a la crack económico-sanitario. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en ese periodo también se reportaron alrededor de 6,7 millones de desempleados.

El escenario políitico

En relación al escenario político, resulta relevante realizar un repaso de los últimos antecedentes:

2011- 2016: Ollanta Humala, militar de carrera y quién parecía ser una carta de apoyo al progresismo de la región, defeccionó ese alineamiento, pasó sin pena ni gloria y, actualmente, está procesado por la causa Lava Jato.

2016: el empresario y banquero Pedro Pablo Kuczynski, del Partido “Peruanos Por el Kambio” (PPK, como las siglas personalistas de su nombre), vence tras una reñida elección de segunda vuelta a Keiko Fujimori, la hija mayor del expresidente.La disputa fue entre un neoliberalismo histórico y violente, contra otro renovador y empresario. En primera vuelta quedó relegada al tercer lugar la candidata progresista Verónika Mendoza.

2017: En la nochebuena de ese año, Pedro Pablo Kuczynski indultó a Alberto Fujimori, quien logra permanecer en libertad hasta octubre del 2018.

2018: El 22 de marzo, Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú, renuncia a su cargo. Asume en su lugar el vicepresidente primero Martín Vizcarra, quien hasta ese momento se desempeñaba como embajador en Canadá, país de origen de muchas corporaciones mineras en el Perú. Kuczynski denunció un “clima de ingobernabilidad que afecta al país y que no permite avanzar”. El por entonces presidente agregó que había una “grave distorsión del proceso político causada por la difusión de videos y audios en las últimas horas que lo hacían injustamente parecer como culpable de actosen los que no había participado. Lo mejor para el país es que renuncie”.

En paralelo, Luis Galarreta, por entonces presidente del Congreso, anunció un proceso de acusación constitucional para desaforar a cinco congresistas, entre ellos la actual primera ministra, Mercedes Araoz y a Kenji Fujimori –hijo menor del expresidente-, por la supuesta compra de votos. Se supo que el indulto del expresidente se había conseguido después de sobornar a diputados para que se abstuvieran en una votación en la que Kuczynski estaba en peligro de ser destituido.

Asumido Vizcarra, la justicia revocó el decreto presidencial de Kuczynski y Alberto Fujimori volvió a la cárcel. El intercambio de prebendas era demasiado evidente a los ojos de la ciudadanía.

2019: Alan García, quien fue presidente durante dos mandatos no consecutivos (1985-1990 y 2006-2011) se quitó la vida minutos previos a ser arrestado, implicado en casos de corrupción en la causa del Lava Jato, donde está implicada la empresa brasilera Odebrecht.

2019: Vizcarra disolvió constitucionalmente el parlamento en medio de choques con el fujimorismo. Mercedes Araoz, que se desempeñaba como segunda vicepresidenta, renunció tras la disolución del Congreso de la Repúblicadel Perú.

En tiempos más recientes, un año atrás y en mayo de 2020, comenzó un proceso de destitución del presidente Vizcarra. En los medios de comunicación estalló la noticia de que el Ministerio de Cultura había ofrecido contratos presuntamente irregulares a Ricardo Cisneros, un artista poco conocido en los medios de comunicación locales y presunto asesor presidencial “encubierto”, justo en medio de una pandemia que causó una recesión económica y reveló que el sistema de salud del país no estaba preparado para emergencias sanitarias.

La polémica surgió en abril de 2020 cuando la cartera de Cultura contrató al artista para dictar una serie de conferencias virtuales motivacionales, dirigidas a trabajadores del sector. Las autoridades peruanas investigan nueve contratos que firmó Cisneros con el Ministerio de Cultura por un monto total de 175.000 soles peruanos (49.407 dólares, aproximadamente). Tras la revelación de los contratos, el Ministerio de Cultura canceló la relación laboral con Cisneros y ordenó una investigación interna para determinar si existieron irregularidades.

Al poco tiempo se filtraron grabaciones de Vizcarra, entregadas por el diputado Edgar Alarcon, presidente de la comisión que investiga la contratación del ex asesor Richard Cisneros. La divulgación de los audios se produjo en medio de los constantes enfrentamientos entre el Congreso peruano y el Ejecutivo para aprobar una reforma política promovida por el gobierno.

Según la Consultora IPSOS, en julio de 2020 y pese a la pandemia, el presidente Vizcarra mantenía una elevada popularidad de 65%, mientras el Parlamento poseía apenas 32% de aceptación entre los peruanos. Sin embargo, y a mediados de octubre de 2020, parlamentarios de Unión por el Perú (del nacionalista Antauro Humala), Frente Amplio (progresismo), entre otros, presentaron una segunda moción de “vacancia por incapacidad moral” que pronto prosperó porque sobre la propuesta ahora también cabalgaron los demás partidos de derecha.

A inicios de noviembre, la moción fue aprobada por 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones. Vizcarra se vio obligado a dejar la presidencia de la República, que fue ocupada por Manuel Merino De Lama, desatando una serie de importancias sociales con pocos precedentes en los años recientes.

El golpe de mano de Merino quedó trunco y Francisco Sagasti, del mismo Partido Morado de Vizcarra, asumió de manera interina la presidencia el 17 de noviembre de 2020, sólo como garantía del proceso electoral que se celebra este año.Vizcarra mantuvo esos niveles de popularidad, lo llevó a ser el diputado más votado en las pasadas elecciones del 11 de abril de 2021 con más de 160 mil votos y como parte de la lista del partido de centro derecha “Somos Perú”, que desde julio de 2021 tendrá apenas 4 de 130 diputados.

Sin embargo, el pasado 17 de abril –una semana después de las elecciones- el Congreso avanzó con una inhabilitación para ejercer cualquier función pública durante diez años tras conocerse el escándalo de la “vacunación VIP”. El caso investiga la utilización privilegiada de 470 dosis enviadas al Perú en secreto por el laboratorio chino Sinopharm y utilizadas por él, por miembros de su familia y por sus ex ministras de Salud y Relaciones Exteriores, entre otros.

Más allá de los escándalos institucionales, la crisis política florece por todos lados en Perú. En 2020 se registraron 190 conflictos sociales solo en el mes de agosto. Según el reciente informe de la Defensoría del Pueblo, dentro de esta cifra que forma parte del Reporte Nacional de Conflictos Sociales N° 198, se precisa que 143 conflictos se encuentran activos, mientras que 47 están latentes. El reporte también indica que las regiones de Áncash y Cusco son las que presentan mayor cantidad de casos, con 20 cada una, mientras que Loreto y Apurímac enfrentan 19 y 15 conflictos sociales, respectivamente

Respecto al tipo de conflictos, los casos socioambientales son los más recurrentes (66,8 %) y mantiene su ubicación desde abril de 2007. Los casos relacionados a la minería, que forman parte de estos, son los más numerosos, conmás del 60 %.

El proceso electoral de Perú se desenvuelve en este escenario. La contienda entre el dirigente docente Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori podría ser la batalla decisiva que rompa el cerco de tanta corrupción institucionalizada, de tanto autoritarismo político, de tanta crisis de representación y de tanto neoliberalismo aplicado a las inmensas mayorías sociales.

* Investigadora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (www.estrategia.la).