Paco Ignacio Taibo II: “Las rebeliones indígenas tienen demasiado eco en la realidad inmediata”
MARIO CASSASSÚS| Paco Ignacio Taibo II (1949), escritor mexicano, habla del libro: Yaquis. Historia de una guerra popular y de un genocidio en México (Planeta, 2013). “Nuca le hizo gracia al sistema priísta hablar de las rebeliones indígenas, tienen demasiado eco en la realidad inmediata, no es un tema que les atraiga por lo tanto pasa a formar parte de la historia oscura”, señala.
“Por otro lado, la corriente revisionista de la historia conservadora trata de levantar la figura de Porfirio Díaz ‘blanqueado’ y desarrollan la idea: ‘no era tan malo, trajo el progreso, las carreteras, los ferrocarriles y la industria’, pero nunca te dicen a qué costo; mi libro es una batalla contra la idea del progreso, porque deja en claro cómo es el modelo del progreso porfiriano y cómo los indígenas yaquis respondieron con la guerra popular durante 40 años. Para justificar el genocidio los militares decían que ‘pacificarían a los indios salvajes’, esas patrañas las cubren con un manto de niebla los historiadores chafas (chantas), no cuentan la verdadera historia: el saqueo y botín, la apropiación ilegal de tierras, la esclavitud y el genocidio”.
– Paco, conversamos en junio de 2012, decías que estabas escribiendo un libro sobre el genocidio de los yaquis, pero confesaste que la campaña política de López Obrador te distrajo de la escritura. ¿Cuándo comenzaste la investigación de Yaquis?
– Hace 6 años estoy trabajando en este libro, lo que pasa es que abres proyectos, avanzas en otras cosas, pero llega el momento en que te concentras. Después de la campaña electoral comencé a dedicarle horas al libro, hice un segundo viaje a Sonora –durante las giras del Movimiento de Regeneración Nacional- recorriendo los lugares que me interesaban para adquirir una sensación de primera mano, los fuertes y las tumbas de los yaquis, eso me desató, a partir de ahí dije: “este libro hay que escribirlo”, lo redacté en este año.
– ¿Por la cercanía geográfica de Pancho Villa y su División del Norte encontraste la historia de los yaquis de Sonora?
– Cuando estaba trabajando la biografía de Pancho Villa crucé a Sonora, para ver la campaña militar de Villa en Sonora, empecé a recolectar material, la pregunta siempre es la misma: ¿por qué no se ha contado bien esta historia?, no tenía idea de la dimensión de la rebelión de los yaquis durante 42 años (1867 – 1909), ni del genocidio cometido por la dictadura de Porfirio Díaz. La investigación te va produciendo dudas y preguntas hasta que llegas a la conclusión: “tengo que contar esta historia”, durante las noches de este año escribí el libro.
– ¿La omisión del genocidio era intencional por la historiografía oficial proclive a defender el “orden y progreso” del dictador Porfirio Díaz?
– Nunca le hizo gracia al sistema priísta hablar de las rebeliones indígenas, tienen demasiado eco en la realidad inmediata, no es un tema que les atraiga por lo tanto pasa a formar parte de la historia oscura, no le dan visibilidad. Por otro lado, la corriente revisionista de la historia conservadora trata de levantar la figura de Porfirio Díaz “blanqueado” y desarrollan la idea: “no era tan malo, trajo el progreso, las carreteras, los ferrocarriles y la industria”, pero nunca te dicen a qué costo; mi libro es una batalla contra la idea del progreso, porque deja en claro cómo es el modelo del progreso porfiriano y cómo los indígenas yaquis respondieron con la guerra popular durante 40 años; una cosa que me desconcertó cuando estaba escribiendo el libro fue descubrir que pelearon comunidades enteras, las rancherías, con las mujeres, los niños y ancianos detrás de los combatientes.
Conforme avanzaba en la investigación me di cuenta del modelo de Porfirio Díaz desarrollado por los Barones de Sonora –los generales, banqueros, comerciantes y neolatifundistas-, para justificar el genocidio decían que “pacificarían a los indios salvajes”, pero es ridículo, si había alguien pacífico era el pueblo yaqui, nunca combatieron fuera de su territorio, tenían un nivel de civilización muy alto, con democracia popular en su manera de organizarse internamente, las mujeres contaban con el derecho al voto, tenían una religión muy sólida, pero para el Porfiriato eran los “indios salvajes que tenían que pacificar”, esas patrañas las cubren con un manto de niebla los historiadores chafas (chantas), no cuentan la verdadera historia: el saqueo y botín, la apropiación ilegal de tierras, la esclavitud y el genocidio.
– Marcas un punto de quiebre en esta historia: 1884, cuando los yaquis dejaron de ser un problema regional, lejos del centro del país y la dictadura tomó las riendas de la “pacificación” de los yaquis…
– Militarmente tiene un costo altísimo: las deserciones, un tercio del ejército nacional establecido en Sonora, la guerra interminable, no hay manera de resolverla, nunca acaban de triunfar, entonces la federación del gobierno de Porfirio Díaz dice: ¿qué es esto?, ahí se construye la solución final: el genocidio, es curioso que la palabra genocidio no formaba parte del lenguaje al momento de revisar nuestra historia, que alguien se atreva a decirme que no hubo un genocidio contra los yaquis.
– Durante la investigación del libro “Yaquis” (2013) te reencontraste con Bernardo Reyes, uno de los villanos de tu libro “Temporada de zopilotes” (2009). ¿Qué pensaste ante el reencuentro con tus villanos golpistas de 1913?
– Me topé con todos los generales del traidor Victoriano Huerta, todos los generales huertistas hicieron sus armas en el genocidio de los yaquis. En los últimos dos años el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) organizó dos exposiciones, una sobre Bernardo Reyes y otra sobre José Yves Limantour, entonces pensé: “los panistas están enseñando el cobre muy gacho, son terribles”, hicieron dos libros muy bonitos, mismo caso con Ignacio Pesqueira recordado por la historia oficial como “el bravo defensor de la República en la guerra contra el Imperio de Maximiliano”, pero debemos ponerle el apodo: “Pesqueira asesino de indios”, porque fue el gran iniciador del genocidio yaqui en el siglo XIX.
– En lugar de genocidio, los historiadores chafas dicen: “pacificación”, lo mismo ocurrió con la “pacificación” de la Araucanía, cuando exterminaron a miles de mapuches para llevar el “progreso”…
– Nada más que en la Araucanía no había ningún progreso que llevar. Aquí estaba el botín, la guerra del desierto no produce nada, el Porfiriato siempre está ligado a la búsqueda del botín, en el genocidio estaban involucrados: los gobernadores de Campeche, Oaxaca, Yucatán, ellos recibían a los esclavos yaquis, en el siglo XX se reestableció la esclavitud en México que había desaparecido, están involucrados los parientes de Porfirio Díaz en el tráfico de esclavos, el gobierno federal, el Vicepresidente, el Ministro de Fomento, los gobernadores de Sonora, el Congreso Legislativo de Sonora, los Vicegobernadores, los generales que se establecieron en Sonora, todos están involucrados en el asesinato masivo de yaquis.
Están las solicitudes firmadas por el gobernador de Sonora: “manden 2,000 yaquis a Guaymas, o manden otros 2,000 a Yucatán”, separaron a las familias, los hospitales no atienden a los indígenas, los metían en barcos hacinados, llegaban a la costa de Sinaloa y los hacían caminar hasta Jalisco, a unos metros de la estación de tren hay una fosa clandestina –en la actualidad si rascas la tierra encuentras los huesos de los yaquis-, de Jalisco llegaban de noche a la Ciudad de México para que nadie viera llegar el cargamento del tren, al abrir los vagones caen muertos porque no los alimentaban durante el viaje, tampoco les daban agua, después llevaban a los esclavos yaquis a Veracruz, Campeche.
En Campeche comenzaba la venta de esclavos, en condiciones terribles, indígena que llegaba a Yucatán duraba vivo tres años por las torturas sufridas, los golpes del látigo, o porque eran alimentados con pescado podrido. La tribu yaqui llegó a tener 30,000 habitantes, la reducen a 7,000, quedaron desperdigados por todo el territorio mexicano, en la actualidad quedan 500 yaquis en su zona natal (Sonora), el resto está en Baja California, Arizona, Chihuahua, los hijos de los yaquis eran entregados como sirvientes para los hacendados. Que alguien se atreva a decir que aquí no hubo un genocidio.
– Dedicaste la Bibliografía de “Yaquis” (2013) a los “historiadores chafas”, ¿crees que alguno se sentirá aludido y abrirá el debate sobre si hubo o no genocidio?
– Más les vale que no se animen a decir que estoy exagerando, o que digan que no fue una guerra popular que duró 42 años (1867-1909), o que digan: “este libro no toma en cuenta la propuesta de los Barones de Sonora ”, me encantaría entrar al debate, pero no creo que se atrevan, porque sus historiadores contemporáneos son conservadores y simultáneamente son falsificadores de la historia y bastante miedosos (risas).
– ¿Encuentras alguna similitud entre la dictadura de Porfirio Díaz y el afán privatizador de Peña Nieto?
– Mi libro cobró vigencia, por eso me metí a escribirlo durante las noches de este año, uno de los motores era contar la historia de los yaquis, pero de pronto me di cuenta del fenómeno de repetición al imponer “la modernidad y el progreso” en la misma lógica del Porfiriato : “los costos de la modernidad y el progreso no nos importan, aquí está el botín”, entonces mi libro queriendo y sin querer resulta vigente.
– En la semana te entrevistó Javier Tello Díaz, bisnieto de Porfirio Díaz, menos mal que la entrevista no fue con su hermano Carlos Tello Díaz…
– Con Carlos Tello Díaz no hablo, es un agente de la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior). En cambio su hermano Javier es un cuate culto, estaba realmente impresionado con la historia, fue una entrevista muy amable.
– Tus libros más recientes fueron adaptados en documentales o animaciones gráficas por “History Channel”. ¿Cuándo filmarán el documental Yaquis?
– En febrero filmamos Yaquis , en principio será una coproducción de Animal Films , la Universidad de Sonora y posiblemente el Canal 11 (IPN), o con teleSUR .
– El jefe de gobierno reprogramó la Feria Internacional del Zócalo de la Ciudad de México, ¿era necesario tener en vilo la FIL del DF?
– Fue un abuso, el gobierno de Miguel Ángel Mancera se ablandó ante los federales, negoció con Los Pinos , seguramente dijo: “yo te protejo el Zócalo y lo lleno de policías”, fue una desvergüenza la cancelación y posterior reprogramación de la FIL , boicotearon la FIL al cuarto para las 12. Es una falta de sensibilidad por parte del gobierno del DF.
– ¿En qué estás trabajando?
– Tengo una docena de libros empezados, no sé cuál agarrará vuelo.
-¿La biografía de Rodolfo Walsh?
– Probablemente, porque teleSUR quiere que hagamos una serie y a lo mejor digo que sí, y antes de filmar el documental tendría que hacer la investigación histórica, yo no hago programas de televisión sin antes haber escrito el libro.
– También tienes la costumbre de reeditar tus investigaciones corregidas y aumentadas…
– Revisaré de nuevo la biografía de Pancho Villa porque mis malvados camaradas chihuahuenses están haciendo investigaciones sobre “Pancho Villa bandolero” y es una parte que en mi libro no me acaba de convencer, quiero ver cómo avanzan, ya les dije: “terminen pronto para que pueda reescribir mi libro basándome en lo que ustedes hacen” (risas).
Nunca cambiaría ni un punto a mis novelas, tampoco a mis memorias del Movimiento Estudiantil de 1968, las memorias no se tocan; pero los libros de historia están vivos, a lo largo de muchos años me han hecho observaciones sobre Pancho Villa que voy a incorporar, desde el cambio de nombre de una persona –que no se llama Eulalio, sino Antonio-, es un acto de justicia, me lo dijo su bisnieta: “se llamaba Antonio, no Eulogio”. Volví a firmar libros para un nieto de Pancho Villa y para una bisnieta, soy el ratificador de los descendientes de Pancho Villa.
– Finalmente, ¿la biografía de Pancho Villa será tu próxima reedición?
– No. El año pasado me dijeron: ¿puedes hacer una edición revisada de Asturias. Octubre 1934?, así que reescribí las 600 páginas, el libro salió en Madrid en coedición con Crítica España y Crítica México , el problema con la edición mexicana es que viene en barco, llegará en las próximas semanas.
Fue interesante volver a leer un libro que escribí hace 30 años, lo hice justo en el momento cuando pude entrevistar a 400 sobrevivientes de la Revolución asturiana de 1934, y hoy ninguno de ellos está vivo. Por otra parte, la próxima reedición será: El Álamo. Una historia no apta para Hollywood (2011), el n Instituto Cubano del Libro publicará mi libro, lo presentaré en la Feria Internacional del Libro de La Habana.
*Publicado originalmente en Clarín.cl de Chile