ONGs palestinas e israelíes piden apoyo latinoamericano para la paz

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Representantes de ONGs y partidos políticos de Palestina e Israel le solicitaron a la Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner la colaboración del país, del Mercosur y la Unasur en la pacificación de Medio Oriente. Cristina Fernández de Kirchner recibió anoche en la Casa Rosada a los representantes de más de cien organizaciones no gubernamentales y espacios políticos de Palestina e Israel comprometidos con la búsqueda de la paz, quienes solicitaron la audiencia con la intención de que el país y la región aporten su experiencia de pacificación para intentar aplicarla al proceso de Medio Oriente. “Ellos consideran, sin duda, que la Argentina es uno de los países con una fuerte política de derechos humanos, de integración, de convivencia”, expresó luego del encuentro el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Este mediodía se hará un almuerzo en el que se continuará debatiendo el tema, con la presencia de representantes locales de ambas colectividades.

“Han traído la preocupación y la experiencia del proceso de Medio Oriente para exponer la contribución que están haciendo y la que están recibiendo de América latina”, comentó Oliveri, quien agregó que los visitantes quieren “ver en qué puede colaborar la Argentina para una solución pacífica de un conflicto que lleva ya mucho tiempo”.

Luego del encuentro, en una conferencia de prensa conjunta, delegados de ambos grupos agradecieron la posibilidad de llevar a cabo el encuentro y se mostraron optimistas sobre la continuidad de una colaboración de Latinoamérica en el proceso de paz en Medio Oriente. Saman Khoury, integrante de la delegación palestina, se manifestó “muy impresionado por la positiva respuesta de parte de las autoridades argentinas y en especial de la Presidenta de la Nación”.

“Algo que puede ser de mucho valor para nuestros gobiernos y para nosotros mismos, para movilizarnos hacia el objetivo de la paz, es justamente la labor que puede desempeñar el gobierno argentino, su Presidenta, así como la de los países del Mercosur y Unasur en el contexto ampliado de América latina”, completó Khoury.

Por su parte, Meir Margalit, miembro del Consejo de la Ciudad de Jerusalén por parte del partido de izquierda Meretz, reconoció que el proceso de paz entre Israel y Palestina “está estancado” y es por eso que acudieron a América latina, una región en la que hoy en día no hay prácticamente conflictos armados. “Vinimos para pedirles abiertamente a los países latinoamericanos y a la Presidenta argentina que nos ayuden a salir de esta situación.”

“Queremos continuar la discusión, pero en forma civilizada –aseguró Margalit–. Ese es el modelo argentino con el cual se solucionaron los problemas en este continente en los últimos años y queremos aprender de este modelo, por eso una de las propuestas que trajimos es crear un Centro de Resolución de Conflictos argentino, basado en el camino recorrido por ustedes en los últimos años.”

Además de CFK, Oliveri, Margalit y Khoury, participaron del encuentro el canciller Héctor Timerman, el jefe de Gabinete de la Cancillería, Antonio Trombetta; Ron Pundak, por la delegación israelí, y Nancy Sadiq, por la delegación palestina.

 

El proceso de paz está agonizando

MARTÍN GRANOVSKI|  “Para nosotros es importante saber que hay pueblos y países en el mundo que todavía ven la posibilidad de intervenir para buscar la paz en Medio Oriente”, dijo Saman Khoury, secretario general del foro de ONG por la paz palestino-israelí. “Piensan que los dos pueblos merecen sus respectivos Estados y pueden vivir uno al lado del otro. El primer paso es que la Argentina, pero también Mercosur y Unasur, puedan tener una influencia en el estado de las cosas en relación con el proceso de paz para llegar a un resultado: la creación de dos Estados y la vuelta a las fronteras de 1967. Por eso queremos hablar con los gobernantes y con los pueblos, porque somos representantes de la sociedad civil.”

Página 12

Ron Pundak, el presidente del foro por la paz en Israel, detalló que hay detrás “más de cien organizaciones con una sola cosa en común, que es trabajar para la paz aceptando el principio de dos Estados y luego vivir en paz juntos”. Dijo que “la situación hoy está estancada”. Y añadió: “Nuestro mensaje a la Argentina, que es uno de los líderes de Latinoamérica y un país que tiene una posición moral en el mundo, es pedirle que se comprometa con lo que pasa en Medio Oriente. La Argentina tiene la experiencia exitosa de que conviven judíos, musulmanes y cristianos”.

Nancy Sadiq, presidenta del foro y directora de Panorama, un centro para tratar temas de la democracia que estuvo dirigido por Riad Malki, el actual canciller, dijo que “hay que aprovechar este momento de transformaciones en la región árabe y vencer a los extremos, tanto en el mundo árabe como en Israel”.

Para Sadiq, “la intervención multilateral puede ayudarnos a los que creemos en la moralidad de esta idea”. “Es la única solución. Un solo Estado no es viable. Queremos llevar el tema a niveles más altos. Sabemos que por ejemplo Argentina reconoció a Palestina y entonces una parte del camino está allanada.”

Meir Margalit, un argentino que emigró a Israel en 1972, dijo que “necesitamos de la intervención latinoamericana en el Medio Oriente porque el proceso de paz está agonizando”.

“El único que puede revivirlo y darle aire es Latinoamérica”, afirmó Margalit. “La Argentina tiene esa sensibilidad humana de la cual carecen los norteamericanos y los europeos. En esta región los derechos humanos son un concepto casi sagrado. Para eso necesitamos que la Argentina tenga una actitud activa. Que se pare frente al gobierno de Israel y que le diga basta a los asentamientos ilegales y que deje bien en claro que Latinoamérica no permitirá que estas cosas sucedan impunemente.”

Khoury, con experiencia política previa en la Organización por la Liberación de Palestina, fue uno de los dirigentes que negoció el proceso que llevó a las conversaciones de paz en Oslo.

Pundak tiene un hermano muerto en la guerra de Iom Kippur de 1973. “No me olvido más de él y de los muertos y le he dedicado mi vida a luchar por la paz en los últimos 20 años como mi único objetivo para dejarles a nuestros hijos no un lugar de guerra sino una tierra de justicia y libertad.”

Sadiq recibió dos tiros en la segunda Intifada, la rebelión palestina.

Margalit fue herido en la guerra de Iom Kippur y dijo que “en el hospital, viendo cómo la gente se moría, me di cuenta de que el sueño del Gran Israel no vale la pena”.

La conversación con los cuatro se produjo justo cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió en que no habrá negociaciones mientras Hamas sea parte de la institucionalidad palestina junto con Al Fatah.

“¿Sin Hamas Netanyahu sí entablaría conversaciones de paz honestas?”, se preguntó Margalit. “No. Buscaría otros pretextos. Inventaría otra cosa.”

Pundak dijo que “Hamas puede cambiar sus posiciones, y habría que hacer que cambien así vemos qué sucede”.

Con cierta ironía, Khoury imaginó que “los palestinos podrían decir que la posición de Avigdor Liberman, el canciller, no es muy buena para la paz, pero yo me quedo con lo que decía Isaac Rabin, un general fuerte y un líder sólido, cuando afirmó que había que modificar la línea de pensamiento y llegar a conversaciones. Lo que necesitamos hoy, en lugar de excusas, es que hagamos paz con todo el mundo. Nosotros los palestinos queremos paz con todos, Israel incluido. No se puede decir que quiero primero tal cosa y después tal otra. Queremos paz en el Medio Oriente. Un pueblo son los israelíes, los judíos, y el otro los palestinos. Dentro de sus Estados tendrán partidos y opiniones diferentes. Pero para eso tiene que haber dos Estados conviviendo”.

Nancy Sadiq opinó que a pesar de sus diferencias ideológicas con Hamas piensa que debe estar dentro de las instituciones. “En Egipto la Hermandad Musulmana promete respetar los tratados y los acuerdos internacionales. Ese es el camino. Como parte del proceso de negociaciones de Oslo, Hamas decidió en 2006 participar de las elecciones. No olvidemos eso porque es un buen antecedente.”

En una frase también escuchada estos días en la Argentina, Pundak pidió, con John Lennon, “dar una oportunidad a la paz” y dijo que “hoy la paz cuenta con un dato a favor que es un líder palestino dispuesto a negociar y no habría que desaprovecharlo”.

“El Estado israelí dice que está a favor de los dos Estados, pero en la práctica trabaja para administrar el problema y no para resolverlo, con lo cual nos lleva a una situación terrible”, indicó.

Margalit prefirió ser drástico: “Si hay una posibilidad de dos Estados, muy cerca del punto en que podría no realizarse. La cantidad de asentamientos es tan grande que en un punto se hará imposible desmantelarlos”.

¿Y por qué aceptaría el primer ministro de Israel una gestión de Sudamérica o del Mercosur?

Margalit dijo que “no hace falta pedir permiso para iniciar una gestión internacional, porque Bill Clinton y los protagonistas de Oslo comenzaron actuando también sin el permiso de Israel, y si tuviéramos que esperar el permiso no habrá paz en la vida”.

Pundak cree en una acumulación de acciones. “Hay un gran actor internacional que es el presidente norteamericano. Si es reelecto y ve que en una línea de negociación están Sudamérica y la mayoría de Europa y quiere negociar, tendrá en quienes apoyarse. Y la Argentina no es antiisraelí. Está claro. Son voces que suman en un proceso de acumulación.”

Sadiq aportó un dato. En las encuestas se manifiesta a favor de la paz entre un 65 y un 70 por ciento, pero a la vez la mayoría no cree posible que la paz se consiga ahora.

Margalit volvió a ser drástico cuando dijo que “la sociedad israelí se está derechizando y las fuerzas fundamentalistas son cada vez más potentes”, con lo cual habría “dos direcciones contrarias”, porque “una mayoría quiere la paz pero no desea pagar el precio por la paz”. Si la tendencia no se revierte, para este argentino que dice haber sido antes “un sionista derechista” se daría “otro proceso de militarización con valores humanos cada vez más decaídos”.

“La gente está cansada de los asentamientos ilegales”, dijo Pundak para completar la paradoja.

Sadiq dijo que “los palestinos están cansados de la presión norteamericana y de la ocupación y, obviamente, quieren una situación interdependiente como futuro”.

“Es que la interdependencia será mejor con dos Estados sólidos”, dijo Khoury. “En las encuestas, cuando aparece el concepto de Estado la palabra independiente es importante. Cuando aparece Jerusalén es obvio que aparece la mezquita. Los encuestados no quieren cualquier cosa. Quieren terminar con el conflicto y buscar un acuerdo porque quieren terminar con el sufrimiento de los refugiados.”

“Yo empecé en esto porque quise decirles a los israelíes: acá estoy, existo, háblenme”, contó Khoury.

Margalit es hijo de un sobreviviente del Holocausto. “Estudié historia y en algún momento me di cuenta de que les estamos haciendo a los palestinos lo que les hicieron a mis padres en Europa oriental, en el ’30”, dijo. “Entonces me juré hacer todo lo posible para que nosotros salgamos de este círculo vicioso.”

“El proceso de paz está agonizando”

Antes de encontrarse con la Presidenta y con el canciller Timerman, los cuatro dirigentes del movimiento que representa a más de cien organizaciones palestinas e israelíes aceptaron discutir la historia y el futuro con Página/12. Y también contaron sus propias vidas.

Por Martín Granovsky

“Para nosotros es importante saber que hay pueblos y países en el mundo que todavía ven la posibilidad de intervenir para buscar la paz en Medio Oriente”, dijo Saman Khoury, secretario general del foro de ONG por la paz palestino-israelí. “Piensan que los dos pueblos merecen sus respectivos Estados y pueden vivir uno al lado del otro. El primer paso es que la Argentina, pero también Mercosur y Unasur, puedan tener una influencia en el estado de las cosas en relación con el proceso de paz para llegar a un resultado: la creación de dos Estados y la vuelta a las fronteras de 1967. Por eso queremos hablar con los gobernantes y con los pueblos, porque somos representantes de la sociedad civil.”

Ron Pundak, el presidente del foro por la paz en Israel, detalló que hay detrás “más de cien organizaciones con una sola cosa en común, que es trabajar para la paz aceptando el principio de dos Estados y luego vivir en paz juntos”. Dijo que “la situación hoy está estancada”. Y añadió: “Nuestro mensaje a la Argentina, que es uno de los líderes de Latinoamérica y un país que tiene una posición moral en el mundo, es pedirle que se comprometa con lo que pasa en Medio Oriente. La Argentina tiene la experiencia exitosa de que conviven judíos, musulmanes y cristianos”.

Nancy Sadiq, presidenta del foro y directora de Panorama, un centro para tratar temas de la democracia que estuvo dirigido por Riad Malki, el actual canciller, dijo que “hay que aprovechar este momento de transformaciones en la región árabe y vencer a los extremos, tanto en el mundo árabe como en Israel”.

Para Sadiq, “la intervención multilateral puede ayudarnos a los que creemos en la moralidad de esta idea”. “Es la única solución. Un solo Estado no es viable. Queremos llevar el tema a niveles más altos. Sabemos que por ejemplo Argentina reconoció a Palestina y entonces una parte del camino está allanada.”

Meir Margalit, un argentino que emigró a Israel en 1972, dijo que “necesitamos de la intervención latinoamericana en el Medio Oriente porque el proceso de paz está agonizando”.

“El único que puede revivirlo y darle aire es Latinoamérica”, afirmó Margalit. “La Argentina tiene esa sensibilidad humana de la cual carecen los norteamericanos y los europeos. En esta región los derechos humanos son un concepto casi sagrado. Para eso necesitamos que la Argentina tenga una actitud activa. Que se pare frente al gobierno de Israel y que le diga basta a los asentamientos ilegales y que deje bien en claro que Latinoamérica no permitirá que estas cosas sucedan impunemente.”

Khoury, con experiencia política previa en la Organización por la Liberación de Palestina, fue uno de los dirigentes que negoció el proceso que llevó a las conversaciones de paz en Oslo.

Pundak tiene un hermano muerto en la guerra de Iom Kippur de 1973. “No me olvido más de él y de los muertos y le he dedicado mi vida a luchar por la paz en los últimos 20 años como mi único objetivo para dejarles a nuestros hijos no un lugar de guerra sino una tierra de justicia y libertad.”

Sadiq recibió dos tiros en la segunda Intifada, la rebelión palestina.

Margalit fue herido en la guerra de Iom Kippur y dijo que “en el hospital, viendo cómo la gente se moría, me di cuenta de que el sueño del Gran Israel no vale la pena”.

La conversación con los cuatro se produjo justo cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió en que no habrá negociaciones mientras Hamas sea parte de la institucionalidad palestina junto con Al Fatah.

“¿Sin Hamas Netanyahu sí entablaría conversaciones de paz honestas?”, se preguntó Margalit. “No. Buscaría otros pretextos. Inventaría otra cosa.”

Pundak dijo que “Hamas puede cambiar sus posiciones, y habría que hacer que cambien así vemos qué sucede”.

Con cierta ironía, Khoury imaginó que “los palestinos podrían decir que la posición de Avigdor Liberman, el canciller, no es muy buena para la paz, pero yo me quedo con lo que decía Isaac Rabin, un general fuerte y un líder sólido, cuando afirmó que había que modificar la línea de pensamiento y llegar a conversaciones. Lo que necesitamos hoy, en lugar de excusas, es que hagamos paz con todo el mundo. Nosotros los palestinos queremos paz con todos, Israel incluido. No se puede decir que quiero primero tal cosa y después tal otra. Queremos paz en el Medio Oriente. Un pueblo son los israelíes, los judíos, y el otro los palestinos. Dentro de sus Estados tendrán partidos y opiniones diferentes. Pero para eso tiene que haber dos Estados conviviendo”.

Nancy Sadiq opinó que a pesar de sus diferencias ideológicas con Hamas piensa que debe estar dentro de las instituciones. “En Egipto la Hermandad Musulmana promete respetar los tratados y los acuerdos internacionales. Ese es el camino. Como parte del proceso de negociaciones de Oslo, Hamas decidió en 2006 participar de las elecciones. No olvidemos eso porque es un buen antecedente.”

En una frase también escuchada estos días en la Argentina, Pundak pidió, con John Lennon, “dar una oportunidad a la paz” y dijo que “hoy la paz cuenta con un dato a favor que es un líder palestino dispuesto a negociar y no habría que desaprovecharlo”.

“El Estado israelí dice que está a favor de los dos Estados, pero en la práctica trabaja para administrar el problema y no para resolverlo, con lo cual nos lleva a una situación terrible”, indicó.

Margalit prefirió ser drástico: “Si hay una posibilidad de dos Estados, muy cerca del punto en que podría no realizarse. La cantidad de asentamientos es tan grande que en un punto se hará imposible desmantelarlos”.

¿Y por qué aceptaría el primer ministro de Israel una gestión de Sudamérica o del Mercosur?

Margalit dijo que “no hace falta pedir permiso para iniciar una gestión internacional, porque Bill Clinton y los protagonistas de Oslo comenzaron actuando también sin el permiso de Israel, y si tuviéramos que esperar el permiso no habrá paz en la vida”.

Pundak cree en una acumulación de acciones. “Hay un gran actor internacional que es el presidente norteamericano. Si es reelecto y ve que en una línea de negociación están Sudamérica y la mayoría de Europa y quiere negociar, tendrá en quienes apoyarse. Y la Argentina no es antiisraelí. Está claro. Son voces que suman en un proceso de acumulación.”

Sadiq aportó un dato. En las encuestas se manifiesta a favor de la paz entre un 65 y un 70 por ciento, pero a la vez la mayoría no cree posible que la paz se consiga ahora.

Margalit volvió a ser drástico cuando dijo que “la sociedad israelí se está derechizando y las fuerzas fundamentalistas son cada vez más potentes”, con lo cual habría “dos direcciones contrarias”, porque “una mayoría quiere la paz pero no desea pagar el precio por la paz”. Si la tendencia no se revierte, para este argentino que dice haber sido antes “un sionista derechista” se daría “otro proceso de militarización con valores humanos cada vez más decaídos”.

“La gente está cansada de los asentamientos ilegales”, dijo Pundak para completar la paradoja.

Sadiq dijo que “los palestinos están cansados de la presión norteamericana y de la ocupación y, obviamente, quieren una situación interdependiente como futuro”.

“Es que la interdependencia será mejor con dos Estados sólidos”, dijo Khoury. “En las encuestas, cuando aparece el concepto de Estado la palabra independiente es importante. Cuando aparece Jerusalén es obvio que aparece la mezquita. Los encuestados no quieren cualquier cosa. Quieren terminar con el conflicto y buscar un acuerdo porque quieren terminar con el sufrimiento de los refugiados.”

“Yo empecé en esto porque quise decirles a los israelíes: acá estoy, existo, háblenme”, contó Khoury.

Margalit es hijo de un sobreviviente del Holocausto. “Estudié historia y en algún momento me di cuenta de que les estamos haciendo a los palestinos lo que les hicieron a mis padres en Europa oriental, en el ’30”, dijo. “Entonces me juré hacer todo lo posible para que nosotros salgamos de este círculo vicioso.”