Nuevo clima y acuerdos entre México y Estados Unidos
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris, mantuvieron un encuentro -trascendental para el anfitrión y productivo para la invitada- que se tradujo en el diseño de nuevos mecanismos de cooperación económica, el fortalecimiento y atracción de inversión extranjera a México, la atención a las causas estructurales de la migración en la región, la protección de derechos humanos, en especial de los migrantes, así como el impulso de los derechos laborales en México y Estados Unidos.
Gerardo Villagrán del Corral
Analistas mexicanos destacan que tanto los frutos del diálogo entre López Obrador y Harris como las actividades programadas por la vicepresidenta estadounidense en México realzan los drásticos cambios experimentados en la relación bilateral en los últimos tres años.Kamala Harris en México
Además de los acuerdos mismos, el perceptible ambiente de cordialidad es una señal positiva: según la parte mexicana, ambos gobiernos reforzaron su visión de una relación basada en el respeto mutuo y la cooperación para enfrentar de manera conjunta los retos binacionales y regionales, en el pleno respeto a la soberanía de cada país.
Desde el gobierno mexicano se insiste en que se trata de un nuevo paradigma en los vínculos bilaterales. Ahora falta esperar que brinde beneficios para ambas partes en la medida que se ciñan al referido marco de respeto mutuo, lo que no ha sucedido en décadas.
Para abordar las causas de la migración en países como El Salvador, Guatemala y Honduras, configuraron una asociación estratégica para compartir información y estrategias y coadministrar nuevos programas para fomentar las oportunidades económicas a través de los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
Asimismo, se aumentará la cooperación para asegurar las fronteras comunes y garantizar una inmigración ordenada, todo con el compromiso de impulsar una América del Norte más humanitaria, igualitaria y con mayor desarrollo para consolidarla como la región más productiva del mundo. Así, se reactivó el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) que se celebrará en septiembre luego de años de receso.
Lo que pretenden ambos gobiernos es tener flujos migratorios ordenados, seguros y regulares en conjunto con mecanismos de cooperación que hagan frente a las causas estructurales de la migración, para lo cual se firmó un memorándum de entendimiento que refleja la voluntad compartida para impulsar el desarrollo económico de manera sustentable en el sur de México y el norte de Centroamérica.
Ambos países firmaron una serie de acuerdos que incluyen la creación de un grupo especializado en combatir el tráfico de personas, interrumpir y desmantelar las redes de contrabando, resolver casos de desaparecidos y ayudar a los trabajadores del sureste mexicano.
Se programó el establecimiento de un grupo operativo especializado para combatir el tráfico y la trata de personas y se establecerá una metodología que busca compartir información e inteligencia, con el propósito de identificar, interrumpir y desmantelar redes de contrabando de personas en México, lo que podría significar un cierre al padecimiento de decenas de miles de familias y poner fin a la impunidad de los delincuentes.
Uno de los acuerdos que destacó el gobierno de México fue el impulso a la competitividad económica regional, así como el compromiso de fortalecer un crecimiento económico equitativo y sustentable, para lo cual se aprovecharán los mecanismos establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), para dar dinamismo a las inversiones.
Asimismo, México y Estados Unidos respaldaron los derechos laborales de los trabajadores en ambos países. EU comprometió una inversión de 380 millones de dólares (130 millones en los próximos tres años para apoyar la implementación de la reforma laboral en México, que –señalaron- reforzará los estándares para la protección de los trabajadores, mejorará sus condiciones y atenderá los riesgos de trabajo forzado e infantil.
Además, se fijaron acciones adicionales para fortalecer la confianza y facilitar inversiones estadounidenses en México, particularmente en el sur del país, con propuestas de proyectos de infraestructura en el Istmo de Tehuantepec.
Para fomentar la inversión en esa zona, se otorgarán préstamos para viviendas asequibles, apoyo para fortalecer las cadenas de valor rurales de cacao, café y ecoturismo; así como las misiones de desarrollo comercial y empresarial para apoyar proyectos de infraestructura y apoyo regulatorio de la aviación. Asimismo, se estableció una misión comercial de tecnologías ambientales, proyectos para la construcción de viviendas de costo accesible y el fortalecimiento de empresas rurales agrícolas.
El gobierno estadounidense brindará capacitación forense y buscará el desarrollo de las capacidades de las fuerzas policiales y militares mexicanas, así como de la Comisión Nacional de Búsqueda de México; en apoyo de los esfuerzos del país para resolver los más de 82 mil casos de personas desaparecidas.México debe demostrar con actos que lucha contra la desaparición forzada: ONU
Cabe recordar que durante el gobierno de Felipe Calderón, el vínculo con EU estuvo dominado por la ayuda militar, el espionaje y la sumisión en materia de seguridad, y si bien la llegada de Peña Nieto atenuó esa apuesta por la violencia, los últimos dos años de su administración transcurrieron bajo los ataques destemplados de Donald Trump contra los mexicanos y la obsesión del magnate de construir un muro fronterizo, por lo que la relación se tornó en un total desencuentro, recuerda La Jornada.
Esta cordialidad y los acuerdos suscritos no implican la desaparición de los conflictos y diferencias. El cambio es que el actual gobierno mexicano logró un cambio de fondo al hacer valer la soberanía, en una nueva manera de abordar los desafíos planteados por la vecindad con EU.
* Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)