Musulmanes en EEUU; la amenaza fantasma

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JIM LOBE| El peligro de que musulmanes de Estados Unidos orquesten atentados terroristas fue exagerado por las autoridades en los últimos años, según un estudio publicado en este país, que indica que la cantidad de conspiraciones perpetradas por, y de acusaciones contra, musulmanes estadounidenses radicales cayó de forma significativa el año pasado desde el máximo alcanzado en 2009, en contra de los pronósticos de la policía y de otros responsables de la seguridad interior.Este es el tercer estudio de una serie anual realizada por el Centro Triángulo sobre Terrorismo y Seguridad Interior del oriental estado de Carolina del Norte. Solo uno de los 30 musulmanes estadounidenses acusados en 2011 de tratar de orquestar un atentado logró llevarlo a cabo. El agresor disparó contra un edificio del ejército fuera de Washington sin herir a nadie.

“La amenaza continúa: las conspiraciones violentas no se redujeron a cero, y las organizaciones islamistas revolucionarias extranjeras siguen llamando a los musulmanes estadounidenses a perpetrar actos violentos”, señaló el autor principal del estudio, Charles Kurzman, sociólogo de la Universidad de Carolina del Norte. “Pero la cantidad de musulmanes estadounidenses que respondieron al llamado sigue siendo ínfima, en comparación con los más de dos millones de personas que profesan esa fe en Estados Unidos y con el número de episodios violentos registrados en este país. Hubo unos 14.000 asesinatos en 2011”, escribió.

Kurzman publicó el año pasado el libro titulado: “The Missing Martyrs: Why There Are So Few Muslim Terrorists” (Los mártires desaparecidos: por qué hay tan pocos terroristas musulmanes).

La publicación de este estudio coincide con declaraciones de un alto funcionario del Pentágono sobre que Washington pudo haber exagerado la amenaza de la red extremista Al Qaeda tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en esta ciudad y en Nueva York.

“Al Qaeda no era tan bueno como pensábamos el 11 de septiembre”, declaró Michael Sheehan, secretario de Defensa adjunto para operaciones especiales y baja intensidad de conflictos, en una conferencia realizada el martes 7.

“Francamente, el gobierno de Estados Unidos se durmió en los laureles antes del 11 de septiembre. Una organización que no era tan buena pareció enorme (tras los atentados)”, señaló.

“La gente miraba el cielo y decía: ‘¿cuándo será el próximo ataque?’ Y no ocurrió, en parte porque Al Qaeda no era tan capaz”, indicó Sheehan, citado por el periódico Army Times.

Críticos del pasado gobierno de George W. Bush (2001-2009) y de su “guerra global contra el terrorismo” sostuvieron que exageró la amenaza de Al Qaeda y de sus seguidores en Estados Unidos.

El último informe del Centro Triángulo se concentra principalmente en el periodo siguiente a la llegada de Barack Obama al gobierno, en enero de 2009.

De hecho, ese año aumentó la cantidad de musulmanes estadounidenses acusados de participar en la organización o en la realización de atentados terroristas. Las 47 personas imputadas en 2009 representaron una cantidad sustancialmente mayor que el promedio anual de 20 que siguió a los ataques de 2001.

Además, los atentados concretados en 2009 costaron la vida a más personas en suelo estadounidense que en cualquier otro momento después de los atentados del 11 de septiembre, lo que aumentó la preocupación.

El 5 de noviembre de 2009, un psiquiatra del ejército, Nidal Hasan, abrió fuego en la base militar de Ford Hood, en el sureño estado de Texas, dejando 13 personas muertas.

Tres meses antes, Abdulhakim Mohammad disparó contra dos soldados fuera de un centro de reclutamiento en Little Rock, en el también sureño estado de Arkansas, dejando una persona muerta.

La preocupación se intensificó a fines de ese año cuando el nigeriano musulmán Umar Farouk Abdulmutallab trató de hacer estallar un avión de la aerolínea Northwest, procedente de Amsterdam, cuando se disponía a aterrizar en Detroit, en el norteño estado de Michigan.

La cantidad de musulmanes estadounidenses imputados por orquestar atentados terroristas cayó a 26 en 2010, pero con el coche-bomba que estalló el 1 de mayo de ese año en Times Square, Nueva York, se avivó el temor de que los musulmanes estadounidenses se estaban radicalizando.

El atentado fue perpetrado por Faisal Shahzad, pakistaní nacionalizado estadounidense, que había recibido entrenamiento con explosivos de un grupo extremista en la región de Waziristán, en Pakistán.

En la primera mitad de 2011, funcionarios estadounidenses como el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Robert Muller, y la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, alertaban de que la amenaza terrorista había alcanzado su punto más alto desde 2001.

Paralelamente, el presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, Peter King, del opositor Partido Republicano, realizó una serie de controvertidas conferencias sobre “el grado de radicalización de los estadounidenses musulmanes a manos de Al Qaeda”.

“Esa y otras alertas similares prepararon a los estadounidenses para un posible aumento de ataques terroristas a manos de connacionales musulmanes, que nunca ocurrieron”, según este estudio.

“Una consecuencia de esas alertas es la desproporcionada sensación de alta tensión respecto de la cantidad real de atentados en Estados Unidos después del 11 de septiembre”, añadió.

De hecho, los musulmanes estadounidenses consultados han mostrado un bajo grado de radicalización y una gran satisfacción con sus vidas, sus comunidades y la situación del país, en relación con el público estadounidense en general.

Cincuenta y cinco por ciento de los 1.000 estadounidenses musulmanes consultados para un estudio del Centro Pew, publicado en el verano boreal pasado, dijeron que su vida se había complicado tras los atentados de 2001, ocho de cada 10 se mostraron satisfechos con su vida personal y 56 por ciento, con la situación del país, más que el promedio de 23 por ciento expresado por el público estadounidense en general.

Un estudio de Gallup, publicado en el mismo momento, concluyó que los musulmanes estadounidenses consultados mostraron un mayor grado de tolerancia a otras religiones y más probabilidad de oponerse a atentados violentos contra civiles que cualquier otra comunidad religiosa de Estados Unidos.

El Centro Triángulo señala que casi 200 musulmanes estadounidenses participaron en la organización de atentados violentos en la década pasada y que más de 400 fueron acusados o condenados por apoyar actividades terroristas, las que incluyen financiar organizaciones extranjeras.

Pero en 2011, la cantidad de personas en ambas categorías disminuyó y la gravedad de los casos también parece reducirse. No solo no hubo muertos a causa de actividades terroristas, sino que la cantidad de dinero involucrado en los cuatro casos por financiamiento de organizaciones terroristas fue relativamente pequeña, señala el estudio.

Los cerca de 200 musulmanes que participaron en atentados terroristas tras los ataques de 2001 se dividen casi por igual entre los nacidos en Estados Unidos y los que inmigraron.

Según el estudio del Centro Pew, 37 por ciento de los musulmanes estadounidenses nacieron en este país y 63 por ciento en el extranjero

*Periodista de IPS