La Causa Malvinas y la unidad nacional argentina

JUAN GUAHÁN| La “Causa Malvinas” es uno de los factores de mayor peso a la hora de pensar en la unidad nacional. La Presidenta lo tuvo en claro al convocar a fuerzas propias, amigas, aliadas y opositoras a anuncios sobre el tema Malvinas. Los claroscuros del “Informe Rattenbach”. Otros temas: Divisas, inversiones y sustitución de importaciones; además el ALBA, crecimiento y  perspectivas.
Question Latinoamérica
Pidiendo -de antemano- disculpas a quienes lo puedan considerar irreverente pero quien transite las calles, rutas, bares, oficinas y sobremesas de todo el país sabe que Malvinas y la camiseta de fútbol albiceleste son dos de los factores más importantes que unifican el sentimiento patriótico de los argentinos. Cristina lo sabe, como también sabe –y lo dijo- que “Malvinas se ha convertido en un problema regional y global”.

Es por ello que esta semana asistimos a una actividad de la Presidenta, donde –como pocas veces ocurre- convocó a distintas fuerzas políticas y sociales para referirse a esta cuestión. Más allá del anuncio y si éste satisfizo o no a los convocados, quedó plasmada la importancia del tema y el peso que tendrá en los próximos meses de la política y diplomacia del gobierno.

El discurso presidencial contiene varias cuestiones o aspectos diferenciados.  El interés y proyección estratégica internacional; el desenmascaramiento de pretensiones, denuncias y políticas coloniales. También contiene aspectos polémicos en torno a la recuperación de Malvinas y del posterior “Informe Rattenbach” y anuncios sobre la puesta en marcha de un Hospital para la atención psicológica de ex combatientes.

En primer lugar, las expresiones de la Presidenta tuvieron una clara orientación diplomática. Hacer saber al mundo que la actual política del Estado Argentino critica la ocupación efectuada en 1982 por un “gobierno despótico”. Aspira que el conjunto de las fuerzas avalen su presentación ante las Naciones Unidas (Consejo de Seguridad y Asamblea General), denunciando la “militarización” impulsada por Inglaterra. Seguramente la Presidenta espera ser acompañada -en esa empresa- por las fuerzas que la rodearon en su anuncio del martes pasado. Muchos recuerdan que -en el Consejo de Seguridad- la Gran Bretaña tiene derecho a veto, previendo un magro resultado. Es por eso que la denuncia también será llevada también a la Asamblea General. Nuestro Canciller ya ha iniciado esas gestiones con su reciente visita al Secretario General de las Naciones Unidas.

Fue mucho más sólida –conceptualmente- la explicitación hecha para desenmascarar las políticas coloniales sobre el tema Malvinas. Dentro de esta misma solidez se debe mencionar la reivindicación de la solidaridad latinoamericana y la vinculación de nuestros derechos con otros hechos, entre ellos el recuerdo del “gaucho Rivero”, héroe malvinense, que murió combatiendo en la Vuelta de Obligado.
La Presidenta aspira que la denuncia sobre la presencia de naves de guerra británicas y del príncipe Guillermo para un presunto entrenamiento humanitario, considerándolos como un “montaje colonial”, impacten sobre la opinión pública nacional e internacional al confrontarlas con la posición pacifista del Estado Argentino.

Ciertamente polémica es la condena a la recuperación efectuada en 1982. Gran parte de los argentinos, sin desconocer el genocidio desatado por aquella dictadura, compartieron y comparten el acto de soberanía sobre las Islas Malvinas desarrollado en aquellos días.
En esta misma dirección se ubican las consideraciones sobre la desclasificación del “Informe Rattenbach”. La misma es importante para que se conozca esa versión sobre los hechos de Malvinas y las responsabilidades de los Altos Mandos. De todas maneras ese Informe ya circuló con bastante profusión (Revista “Siete Días”, diarios “La Voz” y “Clarín”) en noviembre de 1983.

Las críticas al mismo están fundadas en el hecho que según la “lógica” de dicho Informe –al colocar el eje en las correlaciones de fuerza existentes- ningún esclavo se podría haber rebelado respecto a su amo. Por último están los antecedentes del propio General Benjamín Rattenbach, quien estuvo al frente del equipo que elaboró dicho “Informe”. Rattenbach, siendo General de División, fue –inmediatamente después del Golpe de 1955 (que derrocó a Perón)- Jefe de Estado Mayor del gobierno golpista y en 1963 autor ideológico y firmante del decreto ley Nº 2713 (del 10 de abril) por el que se califica al peronismo como “fuerza antidemocrática”, a Perón como “tirano prófugo”, se prohiben y sancionan las actividades vinculadas al peronismo, se restablece y actualiza la vigencia de los decretos persecutorios de 1956.

Por último, la atención psiquiátrica para los “veteranos de guerra” en un Hospital de Salud Mental, donde antes funcionaba el Instituto Geográfico Militar, fue el anuncio de tipo reivindicativo en beneficio de los ex combatientes.

Más divisas y más inversiones

En el equipo económico del gobierno la principal preocupación de estos días es cómo reunir más divisas y lograr mayores inversiones.
Estos objetivos están estrechamente vinculados a la necesidad de reunir los dólares que ya no fluyen con la facilidad de otros años dada la crisis económica internacional que dificulta nuestras exportaciones. Con igual importancia el gobierno demanda mayores inversiones, éstas tienen que cubrir dos objetivos: aumentar la producción de bienes para evitar que una escasa oferta de algunos de ellos contribuya a disparar la inflación. También al gobierno le interesan estas inversiones para que la mayor oferta de bienes se haga con productos nacionales -es decir- profundizando la sustitución de importaciones. Con ello mejora el aprovisionamiento interno y reduce la necesidad de divisas para cubrir las importaciones.

Todo lo dicho nos daría una mayor capacidad para enfrentar la actual crisis mundial. Nos harían falta menos dólares y dependeríamos menos de las importaciones. El problema es ¿cómo hacerlo?

Aquí aparece la figura del Secretario de Comercio, del “príncipe” –como lo designara la Presidenta- Guillermo Moreno. En este sentido las nuevas funciones asignadas a Moreno para que “apruebe” cada una de las importaciones son el instrumento clave para llevar adelante estas políticas. Es sabido que un freno a las importaciones de algunos insumos podría paralizar a la industria con repercusiones para la población pero también para la continuidad de las empresas. Moreno utiliza esta situación para promover exportaciones, reducir importaciones, lograr inversiones y aumentar la sustitución de importaciones. Veamos un par de ejemplos acerca del “modus operandi” de Moreno.

Es sabido que el sector automotriz es uno de los rubros que produce el mayor déficit comercial (6 mil millones de dólares), dada la cantidad de insumos importados que utiliza. Un modelo para revertirlo es el convenio firmado con Renault Trucks (fabricante de camiones del Grupo Volvo). Para mantener la importación de insumos claves acordaron con Moreno: No distribuir dividendos este año; invertir en el país para fabricar algunos insumos y aumentar sus exportaciones.
Otro ejemplo es el acuerdo que se está discutiendo con los ensambladores fueguinos que importan la mayor parte de sus insumos. Ahora se están comprometiendo a realizar una importante inversión para montar una costosa planta destinada a refinar petróleo, evitando el drenaje de divisas para la importación de algunos derivados. Es lo que les demanda Moreno para aprobar la importación de sus insumos, sin los cuales deberían cerrar sus plantas de Río Grande (Tierra del Fuego).