Miedo, mentiras, conspiración y pandemia

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Lina Luna | 

Los eventos históricos complejos tienen siempre muchas causas, como nos lo ha recordado Noam Chomsky. Si bien el COVID-19 es ahora la causa original del estado en el que el mundo se encuentra, la pandemia no es más que el disparador de una serie de eventos que nos permiten ver con claridad las fortalezas, debilidades, pero sobre todo la verdadera cara de los gobiernos, la moral internacional y de nuestro estado como sociedad.

Como lo resaltan Henry Kissinger, Martin Wolf y Moisés Naím, entre otros, esta crisis no sólo representa la mayor prueba para los líderes mundiales, sino que, además, desafortunadamente nos demuestra que muchos de ellos no están a la altura de las circunstancias. Pero sólo fijarnos en la ineptitud de algunos líderes sería hipócrita, pues los medios de comunicación esparciendo temor y desinformación, y nosotros como sociedad actuando de forma discriminatoria y xenófoba, cabemos dentro de la misma descripción.

Ya se ha explicado en muchos trabajos académicos cómo el miedo es la mejor forma de manipular la sociedad, pues el miedo como lo describe Chomsky, cumple cuatro funciones primordiales: mantiene a la horda distraída, no permite que la horda distraída piense racionalmente, mantiene a la horda distraída dependiente de una clase privilegiada y moldea los gustos, disgustos y comportamientos de esta horda distraída. Los medios de comunicación son la herramienta perfecta para el miedo, pues tienen el poder de mostrar, pero también de esconder, de manera que estratégicamente dirigen la atención a algo, para retirarla de otro lugar.

Es evidente que el gobierno de Donald Trump es uno de los que está quedando en evidencia en estas circunstancias, y en época electoral. Por eso no es sorpresivo que acuda a su conocida estrategia de culpar a otros de su ineptitud. Resulta que ahora la búsqueda del origen del virus, lo cual es información importante sólo para los científicos que buscan su cura, se ha convertido en una herramienta política y una teoría conspirativa promovida incluso por importantes periódicos de EE.UU. Dado que el estudio del genoma del virus ha comprobado que no fue creado en un laboratorio, ahora se toma información distorsionada para “sembrar la duda” de si tal vez el virus se expandió por un accidente en el laboratorio de virología de Wuhan.

Ni el Washington Post, ni Fox News se atreven a afirmarlo, sólo se siembra la duda, aclarando que de ser así esto sería un accidente, no el uso de un arma biológica. Pero para la horda distraída esto es un manjar más no solo para no pensar con claridad y sólo sumirse en el miedo, sino también para focalizar su odio y poder culpar de todo al primer país que frente al COVID-19 tomó medidas firmes, que puso la salud y la seguridad por encima de la economía sin dudarlo un segundo y que, ahora, en lugar de mirar para otro lado, está comprometido enviando diferentes ayudas a más de 89 países.

Si contrastamos las acusaciones con hechos, notamos que el laboratorio de virología de Wuhan fue creado con el apoyo de Francia, que sus investigadores fueron capacitados por Estados Unidos y que trabajan en conjunto con otros centros similares, eso debería darnos confianza más que dudas. Si vemos que científicos del mundo entero se unen para apoyar y defender a los científicos chinos y desmentir las irresponsables acusaciones de Trump contra China y contra la OMS; si la OMS confirma que era inevitable que el virus se convirtiera en pandemia dada su naturaleza; y si la historia nos muestra que estos virus son esperables y pueden surgir en cualquier lugar, como han surgido por comer vacas, pollos y cerdos; este contraste con la realidad podría ayudarnos a tomar una posición más cooperativista y menos nacionalista, lo cual no sólo salvaría muchas vidas, sino que, además, sería poner la atención en lo que es importante en este momento. Pero esa posición cooperativista, que también es promovida por China, no le conviene a EE.UU., y tienen claro que la horda prefiere oír a un político bullicioso que a un científico centrado.

Usar el COVID-19 política y estratégicamente para sembrar pánico, odio, xenofobia y discriminación puede que traiga algo positivo para Trump y otros gobiernos en el corto plazo, pero no para todos como humanidad. Ya es hora de que dejemos de ser los juguetes manipulables de esta visión de competencia y beneficio personal a corto plazo. Si no nos ha quedado claro que ante problemas globales sólo la cooperación global nos va a sacar adelante, entonces no hemos aprendido nada.

http://spanish.chinatoday.com.cn/2018/gcpl/202004/t20200423_800201835.html