Meritocracia

Jose Manuel Rodriguez Rodriguez

En una rueda de prensa de Diosdado, luego de su gira por el oriente del país, dijo algo así: está mal confundir el amor a la patria, por el amor a la organización… No sabía a qué se refería, pero sonaba bien. Luego lo aclaró: la meritocracia nos hace daño. Se ha cambiado el amor a la Patria, por el amor a PDVSA… Me tranquilizó, entendí perfectamente su preocupación.

Estaba de acuerdo con él, pero Diosdado continuó diciendo cosas: pasar de la meritocracia de los despachos, al trabajo en el campo, cuesta, cuesta mucho… Ahí descubrí que se estaba refiriendo al meritaje -una palabra fea pero que explica la selección por méritos-. De ella se dice que es contraria al carácter antidemocrático y elitista, generadora de desigualdad social y desigualdad económica y consolidación social de las jerarquías…

Ahora bien ¿es el meritaje, lo que promueve el gobierno? No sé, no se nota mucho, pero por si acaso, voy a dar tres ejemplos que parecen ir en sentido contrario. Sólo tres de muchísimos.
1.- Si las universidades nacionales y sobre todo la creadas durante la revolución, están impulsando el meritaje ¿cómo fue rector de una de esas universidades y simultáneamente ministro de Educación Universitaria, un muchacho apenas graduado de no sé qué?
2.- ¿Por qué se abren universidades singulares, la de Hidrocarburos, la de la Electricidad, la de la Comunicación y nueve más, mientras las grandes e históricas universidades nacionales apenas funcionan?
3.- Una última que parece un chiste, ¿Por qué continua de ministro de Ecosocialismo un señor que dirige un partido político que se identifica con una porción de cosas, pero, excluye el socialismo?

Nuestra tendencia a la invención disparatada debería, al menos, equilibrarse con la adjetivación de rigor.