Medidas coercitivas unilaterales de EE. UU. ponen en peligro derechos humanos en América Latina
Xinhua |
América Latina ha sido, durante siglos, víctima de las sanciones unilaterales y de la coerción por la fuerza impuestas por Estados Unidos, en detrimento de los derechos humanos de sus pueblos, coinciden los especialistas de varios países latinoamericanos.
Desde que hace dos siglos se propusiera la Doctrina Monroe, bajo la visión de que América Latina solo podía ser el “patio trasero” de Estados Unidos, este último siempre ha ejercido el intervencionismo y la hegemonía sobre la región, socavando su estabilidad política y económica y violando los derechos a la vida y al desarrollo humano.
La cubana María Antonia Martínez, de 72 años de edad, que padece de diabetes e hipertensión arterial, tiene dificultades para comprar medicinas porque el endurecimiento del bloqueo contra su país obstaculiza el acceso a materias primas e insumos por parte de la industria biofarmacéutica nacional.
Desde 1962, Estados Unidos ha impuesto un embargo económico, comercial y financiero a la nación caribeña que, según las estadísticas oficiales cubanas, ha causado pérdidas acumuladas de más de 150.410 millones de dólares.
“Claro que Estados Unidos viola los derechos humanos de los cubanos. Para muchas personas de la tercera edad, las medicinas son fundamentales para mejorar nuestra calidad de vida y vivir más”, dijo.
Aunque, a partir de 1992, la Asamblea General de Naciones Unidas ha condenado de manera sistemática y abrumadora el bloqueo de Washington contra La Habana, las sucesivas Administraciones de Estados Unidos no dejan de imponer sanciones unilaterales contra el pueblo cubano.
“El bloqueo asfixia nuestra economía, provoca carencias, obstaculiza el desarrollo y constituye la mayor violación de los derechos de los cubanos”, subrayó el ministro de Relaciones Exteriores de la isla, Bruno Rodríguez.
Además de Cuba, Venezuela y Nicaragua son otros países de la región que tratan de sortear los efectos negativos de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que, para el analista político venezolano Néstor Rivero, “violan los derechos de las poblaciones en cada país sancionado y la Carta de la Organización de las Naciones Unidas”.
El también investigador de geopolítica en la venezolana Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez explicó que “la frase ‘América para los americanos’, que sintetiza la Doctrina Monroe, no significa que América es para todos los americanos del sur y del norte, no. Lo que significa es: Toda la América, la del sur y la del norte, controlada por los americanos del norte”.
Aunque Estados Unidos viola flagrantemente los derechos humanos en otros países, además de contar con problemas graves como racismo y pobreza en su propio territorio, suele opinar insolentemente sobre la situación de los mismos en otras naciones del mundo.
Rivero opinó que Estados Unidos debería ocuparse primero de sus propios problemas “antes de asomarse a opinar sobre otras naciones”, y resaltó que sus acciones sobre los derechos humanos, basadas en la Doctrina Monroe, “reflejan claramente la arrogancia y desesperación de Estados Unidos”.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, consideró que Washington ha hecho un uso faccioso de los derechos humanos como parte de una estrategia encaminada a perpetuar su hegemonía y tronchar los caminos independientes de desarrollo escogidos por los distintos pueblos del mundo.
“Continúan imponiendo sanciones ilegales y arbitrarias, que son violatorias de los derechos humanos de los pueblos, obstaculizando el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, aprobados por la ONU”, denunció Moncada.
Además, enfatizó que se debe “decir basta al imperialismo hipócrita que politiza, falsifica y denigra los derechos humanos”, cuando es el propio imperialismo el que los “violenta y niega” con sus acciones coercitivas contra otras naciones.
En contraste, las iniciativas propuestas por China, tales como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa de Seguridad Global, han ofrecido un camino de cooperación de ganancia compartida en América Latina para su desarrollo sostenible, contribuyendo a mejorar la situación de los derechos humanos en la región.
Alicia Girón, coordinadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África de la Universidad Nacional Autónoma de México, enfatizó la importancia y necesidad de cooperar dentro del marco de la Iniciativa para el Desarrollo Global, valorando que esta ofrece un modelo de desarrollo también para los países latinoamericanos.
La Iniciativa para el Desarrollo Global, centrada en ocho áreas de cooperación clave, como reducción de la pobreza, cambio climático y crecimiento verde, industrialización y economía digital, entre otras, se fundamenta sobre el multilateralismo y sigue el espíritu de cooperación y apertura, así como los principios de consultas amplias, trabajo en equipo y beneficios compartidos.
Mientras tanto, la Iniciativa de Seguridad Global es una propuesta superadora que refuerza el valor del multilateralismo como forma de hacer frente a los desafíos globales de la actualidad, afirmó el académico argentino Patricio Giusto.
El también director del Observatorio Sino-Argentino detalló que “la Iniciativa de Seguridad Global está arraigada sobre principios de integración, de pluralidad y de coexistencia pacífica, algo que parece muy importante, especialmente en este momento tan complejo en el mundo”.
A su vez, Pamela Cristales, académica mexicana de la Universidad Autónoma de Yucatán, opinó que ambas iniciativas son “muy interesantes” para América Latina. Bajo el concepto de cooperación, respeto y soberanía, y teniendo en cuenta que las propuestas de China están basadas en la noción de que el desarrollo va a permitir la paz y el equilibrio, “creo que ambas iniciativas realmente nos van a permitir salir adelante”, explicó.