Los sindicatos y el movimiento Ocupar

SAMIR SONTI | El fenómeno Occupy Wall Street (OWS) adquirió una dimensión y una longevidad inigualada por las recientes manifestaciones en los Estados Unidos. Incorporó un amplio abanico de personas consternadas por el cruel nivel de desigualdades que constituye uno de las características destacadas de la sociedad estadosunienne contemporánea. A medida que el pequeño campamento de Lower Manhattan [llamado también Financial Distrito, incluye a Wall Street] se agrandaba y se propagaba en otras ciudades del país, el lema de los “99% introdujo en el discurso una concepción de clase, generalmente ausente en el teatro político tal como se refleja en las pantallas de mediáticas.

Samir Sonti – La Breche/Alencontre

Traducción de Correspondencia de Prensa

La capacidad de los organizadores para llamar la atención pública fue impresionante y recuerda de manera alentadora que la mayoría de la gente aspira a una visión política que entre en resonancia con las preocupaciones materiales que la preocupan, aunque eso implica el riesgo de una excesiva dependencia en relación a la cobertura que hacen los grandes medios de comunicación.

Lo más sorprendente es, finalmente, que una reacción haya podido expresarse por tanto tiempo, mientras que la crisis económica más brutal entra, inexorablemente, en su tercer año consecutivo.

¿Qué resistencia?
El núcleo duro de los participantes puede subsistir durante meses, pero es probable que con el tiempo la participación de ocupaciones directas se debilite, y que la atención mediática se concentra de nuevo sobre las operaciones “más ventajosas”. La parodia política que se desarrolló en Wisconsin, luego de meses de movilización, debería servir de recordatorio doloroso de esta realidad inevitable.
Y aunque la visibilidad y la actualidad política pueden sobrevivir un determinado tiempo, serán fugaces a menos que el movimiento llegue a afianzarse en algo más duradero que las manifestaciones. Por eso, es imperativo para el movimiento Occupy dotarse de un nivel de organización que le permita mantenerse y desarrollarse.
El lema de los “99%” tiene una enorme credibilidad retórica, pero la historia pone de manifiesto que la creación de un movimiento duradero es una tarea meticulosa y de larga duración para la cual no existe atajo: es necesario hablar con la gente donde se encuentra, ganar su confianza y discutir con las personas sobre los problemas que les preocupan; conectando estos problemas a un programa político coherente y consolidar estos esfuerzos para construir una fuerza que será necesario tener en cuenta.
Muchos grupos de trabajo de Occupy están quizá trabajando en tal proyecto, pero la mayoría de los millones de personas que constituyen los “99%” no participan.  Deben ser integradas por otros medios. OWS constituye quizá la oportunidad para lanzar tal proyecto, pero no constituye una chispa que pueda propagarse ella misma.
Años de lucha
A menudo se ha mencionado el movimiento por los derechos cívicos relacionados con OWS. Este paralelismo es instructivo. La mayoría de los libros no mencionan el hecho de que la lucha contra la segregación racial se desarrolló a partir de un aparato organizativo profundamente implantado, que se había construido durante décadas de trabajo asiduo y organización a escala comunitaria.
Rosa Parks (la modista negra que se convirtió en el emblema de este combate negándose a ceder su lugar a un pasajero blanco en un autobús en 1955, en Montgomery, Alabama) era un militante aguerrida formada en Highlander Folk School, una escuela legendaria de organización de izquierda (fundada en 1932 por Myles Horton; esta escuela desempeñó un papel importante en el Sur de los Estados Unidos durante los años cincuenta para el American Civil Rights Movement). En cuanto a Martin Luther King Jr., debe también mucho de su compromiso a los sindicalistas con experiencia que lo habían reclutado.
No son milagros los que permitieron el desarrollo de esta lucha histórica: se planeó y fue conducido por individuos y sus organizaciones, cuyos años de lucha por demandas  concretas permitieron cultivar apoyos potentes en medios específicos.
Es solamente organizándose a más largo plazo que el OWS podrá comenzar a canalizar la cólera y la energía que lo presentó para transformarse en un movimiento dinámico y teniendo una conciencia de clase. Ahora bien, solamente el movimiento sindical tiene la experiencia y la capacidad organizativa para afrontar este reto.
En efecto, incluso si están débiles y a pesar de todos los límites de sus burocracias apáticas, los sindicatos son aún las organizaciones de miembros más democráticas de los Estados Unidos. Disponen por todo el país de infraestructuras y militantes reconocidos que tienen las competencias prácticas y los recursos necesarios para proseguir la lucha, en particular cuando pase a ser menos visible.
Aunque la densidad de la presencia sindical declinó mucho durante las últimas décadas, existen aún hoy millones de personas que conocen verdaderas mejoras en sus condiciones de vida gracias a las luchas que los sindicatos impulsaron en los lugares de trabajo.
Y esta fracción de la población es más representativa, potencialmente, que la que puede participar en un acontecimiento impulsado por Occupy (aunque se haya establecido una unidad entre los militantes sindicalistas y los activistas del movimiento en distintas ciudades).
Es necesario acordarse que a nivel histórico, la organización de la fuerza de trabajo fue el medio más eficaz para oponerse a la desigualdad económica. Cuando los sindicatos son escasos, la riqueza tiende a concentrarse en las manos de una minoría; mientras que cuando son fuertes la riqueza, al menos, es un poco más equitativamente distribuida, esto es una realidad empírica.
Un reciente estudio revelaba que entre 1973 y 2007, la sindicalización en el sector privado había disminuido un 75% y la desigualdad había aumentado un 40%. En este espíritu, OWS puede considerarse como una posibilidad efectiva para impulsar en el movimiento sindical una estrategia de organización más agresiva y, esperamos, una visión política alternativa.
Los militantes de base en una serie de sindicatos se enraizaron en la organización, con algunos éxitos y muchos fracasos. El aspecto quizá más alentador de OWS es que podría crear un espacio suplementario para este tipo de trabajo.
Pero una posibilidad sólo tiene valor en la medida en que se realizan algunos pasos concretos para concretarla.
A menos que la reflexión estratégica necesaria para orientar e iniciar este proceso no empiece seriamente, esta ola de activismo corre el riesgo de pasar a los anales de la reciente historia de la izquierda, de las recientes manifestaciones contra la globalización o por los derechos de los inmigrantes, mientras que el neoliberalismo, indemne, prosigue su obra destructiva.
Una serie de sindicatos tomaron la antorcha del OWS, y algunas alianzas que entusiasmaban se desarrollaron entre los sindicatos y algunos sectores del movimiento. El Transport Workers Unión-TWU local 100 (Sindicato de los trabajadores de los transportes] de la ciudad de Nueva York, fue uno de los que participó desde el inicio. Hasta llegó hasta el tribunal para impedir que la policía obligara a los conductores a transportar a prisión a los manifestantes detenidos.
El National Nurses United (NNU, Sindicato de las enfermeras), uno de los sindicatos los más progresistas y militantes, estuvieron presentes en las ocupaciones por todas partes en el país, administrando vacunas contra la gripe y proporcionando la asistencia médica básica.
Y los trabajadores de mantenimiento, organizados en el Teamsters Local 810 -que fueron procedidos a un cierre patronal por la firma de pujas Sotheby’, un símbolo fundamental del “1%”-, demostraron un nivel notable de solidaridad con los ocupantes en Nueva York, conduciendo autobuses enteros de personas a las manifestaciones y llamando la atención internacional.
Estos tres ejemplos, representan los elementos más dinámicos a la vista del futuro de un establishment sindical más bien quieto y que parece estar siempre a la defensiva.
La mejor oportunidad de OWS de convertirse en la clase de fuerza capaz de ganar a una sociedad más justa, es seguir los ejemplos dinámicos mencionados.
* Samir Sonti es graduado de la Universidad Cornell. Trabajó para el SEIU (Service Employees International Union). Este artículo se publicó en el sitio de Viewpoint Magazine.