Las herramientas “diplomáticas” de EEUU… y Venezuela

Leopoldo Puchi|

En un reciente ensayo, Robert M. Gates, ex secretario de defensa de Estados Unidos, plantea que debe disminuirse el peso de las herramientas militares en la política exterior de Washington, para darle un mayor relieve a los instrumentos no militares, en particular a los diplomáticos, que tendrían que ser “revividos y actualizados”.

“Al igual que un ejército fuerte, la diplomacia es un instrumento indispensable del poder nacional”, sostiene Gates. Propone, en consecuencia, reformar y fortalecer el Departamento de Estado y brindar más vigor a las intervenciones por medio de ayudas, servicios de inteligencia y el uso de herramientas económicas.North Korea won't give up all its nuclear weapons, former Defense ...

Se trataría para Gates de una redefinición de métodos, pero no de una reformulación de los intereses y objetivos de su país en el nuevo contexto mundial. No analiza ni cuestiona Gates el “excepcionalismo” que hoy guía la política exterior estadounidense, ni el objetivo propuesto de supremacía. Tampoco el multilateralismo aparece como meta, ni presta atención al concepto básico, esencial, de igualdad soberana entre los Estados.

“Diplomáticas”
En relación a Latinoamérica, los objetivos de la política exterior de EEUU se inscriben en el marco de la doctrina Monroe, según informó Donald Trump en Naciones Unidas. En el caso venezolano, Washington se planteó la meta de reinsertar a Venezuela en su dispositivo geopolítico, para lo cual se propuso un cambio de gobierno por medio del método de un golpe palaciego o levantamiento militar impulsado por tres vectores de presión: las sanciones, el poder dual y la amenaza disuasiva de intervención.

Las herramientas utilizadas no han sido las militares, aunque tampoco pueden denominarse “diplomáticas”, puesto que el embargo petrolero y financiero, por sus efectos en la economía y tan duros sobre la población, está situado en la frontera cercana de las acciones bélicas.

Elecciones
Las herramientas utilizadas para el cambio de gobierno en Venezuela no dieron los resultados esperados en 2019, por lo que el Departamento de Estado produjo una ligera modificación en enero de este año en el planteamiento político, que se centró en la celebración de elecciones, sin insistir en la salida previa de Nicolás Maduro de la presidencia.

Sin embargo, en marzo se emitió otro documento que retrocedía a la posición anterior y se colocó de nuevo por delante la salida de Maduro, es decir, “el cese de la usurpación”.

Es en el contexto de esta estrategia que se ha estado discutiendo esta semana la designación del Consejo Nacional Electoral y la participación de la oposición en las elecciones. Hasta el momento, se desconoce cuál será la decisión definitiva que tomará Washington sobre este asunto.

Como lo muestra este episodio venezolano, el problema de la política exterior de EEUU no reside solo en las herramientas que utiliza, como estima Gates, sino en sus objetivos. Sin redefinirlos, seguirán los conflictos y será difícil pasar a la cooperación internacional y a la resolución pacífica de las diferencias.

*Politólogo venezolano, exministro de Trabajo