La posición de la Unión Europea
Leopoldo Puchi|
La ministra de Asuntos Exteriores de España, Arancha González Laya, ha opinado que las elecciones del 6-D celebradas para escoger los diputados a la
Asamblea Nacional no han sido democráticas, pero ha informado que “la UE se ha dado de plazo hasta el 5 de enero para decidir, si es posible de manera unánime”, sobre el reconocimiento de la nueva AN y sobre la actual, que termina su mandato.
Como se sabe, el considerar que un país es democrático es una apreciación o juicio político, es decir, un asunto distinto a lo relativo a las relaciones diplomáticas entre Estados, ya que frecuentemente se establecen relaciones entre naciones con sistemas políticos diferentes o con maneras distintas de funcionar, bien sean monarquías, gobiernos autoritarios, dictaduras, democracias parlamentarias o presidenciales.
Desde la perspectiva de la Unión Europea se estima que los gobiernos de países como Arabia Saudita, China o Vietnam no tienen legitimidad
democrática, sin embargo, se mantiene el intercambio diplomático y el reconocimiento mutuo.
Olof Palme
Ahora bien, no ocurre así con Venezuela, no hay reconocimiento y las relaciones son tensas o precarias. Se argumenta que se ha adoptado esa conducta de ruptura diplomática y aislamiento para propiciar cambios al interior de Venezuela y con la intención de presionar en función de una mejor gestión pública y del funcionamiento libre y justo de las instituciones.
Al actuar de esta manera se olvida que el principio básico en el que se sustentan la comunidad internacional y las instituciones internacionales, como
la ONU, es que el gobierno de cada país lo decide cada país. Es una condición para la paz y las relaciones de cooperación.
Como lo señalara en su momento el líder sueco Olof Palme: “La democracia es una forma de gobierno que exige mucho. Exige respeto a los demás. No se
puede imponer desde fuera una forma de gobierno a una nación. El pueblo tiene derecho a conformar su futuro según su propio criterio. Por eso, la democracia presupone soberanía nacional”.
Unión Europea
Los gobiernos europeos mantienen relaciones normales con gobiernos de distinto signo, pero en el caso venezolano se tiene una actitud diferencial muy beligerante y pugnaz que no se explica por los asuntos internos del país, sino por otras consideraciones. Entre ellas, destaca la condición de aliados de Estados Unidos en el plano geopolítico y el acoplamiento en gran parte de las situaciones a los planes elaborados en Washington.
En esta óptica, la multipolaridad es rechazada y el objetivo principal es la reinserción de Venezuela en el dispositivo geoestratégico estadounidense, con el cual están articulados los países europeos, en diversos grados de autonomía. También ha influido la herencia de la visión colonial, que explicaría el trato y los modos irrespetuosos de relacionarse con Venezuela como país, y no simplemente con el Gobierno.
Daños
Los efectos de esa política han sido perjudiciales para la población, puesto que perturban el desenvolvimiento económico. Aunque no se haya aplicado un
bloqueo económico directo por parte de la UE, es indiscutible que la apropiación de grandes fondos venezolanos que se requieren para la importación de alimentos y medicinas e insumos para la industria, es una acción dañina. Y el propio desconocimiento del gobierno venezolano perjudica la actividad comercial, lo que ahonda los problemas sociales y humanitarios.
Incluso, muchas de las sanciones individuales a altos dirigentes que deben participar en conversaciones y negociaciones solo han tenido como consecuencia entrabar los contactos y el funcionamiento de la diplomacia, que requiere encuentros frecuentes que generen confianza.
Mientras la UE mantenga la estrategia del poder dual y de sanciones, continuará alimentando las expectativas de una ruptura interna por medio de una acción forzada de carácter violento y minimizando las posibilidades de acuerdos negociados entre Venezuela y EEUU y entre Gobierno y oposición.