La crítica política

640

Maryclen Stelling

De nuevo navegamos en las aguas de la polarización que ha conquistado y colonizado prácticamente todos los ámbitos de la vida.  Abordaremos la crítica política que se sustenta en la  capacidad de analizar y juzgar de forma neutral, imparcial y desinteresada para extraer pros y contras sobre política.  Supone analizar la realidad sin la mediación de nuestros sentimientos y prejuicios y, en  ese sentido se trata de un abordaje reflexivo y racional.

Hay que diferenciar la opinión de la crítica, en tanto que lo subjetivo, lo afectivo, lo particular y lo personal caracterizan  la primera, mientras  lo objetivo identifica la segunda. La crítica es una actividad especializada que demanda conocimiento pleno de lo que es objeto de crítica. Se fundamenta en la  capacidad de analizar y juzgar de forma neutral, imparcial y desinteresada, que permita  destacar pros y contras sobre aquello que analizamos o evaluamos.  Un lectura crítica: “Venezuela y la lucha bolivariana* por trascender al  capitalismo” – Systemic Alternatives

Por su parte, el pensamiento crítico y reflexivo duda de las certezas, aquello  que tenemos por cierto y que es presentado como único y absolutamente verdadero.

Por ende, pone en  tela de juicio las afirmaciones que, tanto en la vida cotidiana y/o   en áreas específicas como la política, se aceptan como verdaderas.  En el terreno político hay que distinguir la opinión en tanto subjetiva y personal de la objetividad que debería caracterizar la crítica. Aun cuando es susceptible de ser contaminada por las motivaciones, intereses, preferencias y las relaciones interpersonales.

Los analistas políticos deben ejercer la crítica política con prudencia, rigor, objetividad, e imparcialidad sin que suponga deslealtad. Ello con miras  a ejercer una labor de orientación y de docencia dirigida a la ciudadanía, que le permita formular juicios razonados y emitir opiniones sustentadas. La naturaleza de la crítica debe ser abierta, deliberativa y expuesta al error.

Cuando se defiende el poder y la autoridad, se divide la crítica en leal y desleal, se suspende u obstaculiza la posibilidad de la propia crítica e irremediablemente nos hundimos en el movedizo terreno del juicio ético y/o la sumisión leal.

La crítica en política no debe confundirse con deslealtad o traición, ni la lealtad con complacencia, interés o amiguismo.

Es obligante evitar y denunciar la crítica politizada.