La confesión de Trump y el mensaje de Palmieri

A pesar de que Trump ya no ocupa la presidencia de Estados Unidos, las sanciones continúan siendo aplicadas.

284

Leopoldo Puchi | 

Francisco Palmieri, el recién designado jefe de misión de Estados Unidos para Venezuela, envió un mensaje con motivo del inicio de sus actividades. El texto, redactado con un tono conciliador, estuvo dirigido a los venezolanos en su conjunto y evitó el uso de expresiones acusatorias, en contraste con el estilo polémico característico de James Story.

Es posible que este matiz en la forma se deba a la cortesía protocolar habitual al inicio de un nuevo cargo, o posiblemente refleje la necesidad de comunicar con mayor sutileza la actual política de la Casa Blanca hacia Venezuela, que ha sido descrita en un editorial del Washington Post como “el plan Biden para engatusar a Maduro”.

La estrategia

En la actualidad, los círculos demócratas que delinean las políticas para el hemisferio han descartado estrategias de derrocamiento o de intervención militar como opciones inmediatas. En este momento, la intervención de Washington en Venezuela tiene como objetivo promover un cambio de gobierno a través de un éxito electoral de los sectores políticos que respaldan la alineación de Venezuela con los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

En sintonía con esta estrategia electoral, Palmieri ha subrayado la importancia del diálogo y las negociaciones con el fin de crear las condiciones que permitan un triunfo electoral de los sectores opositores afines. En este sentido, ha presentado una serie de propuestas encaminadas a alcanzar un acuerdo, a cambio de la flexibilización de algunas sanciones.

La propuesta

En el comunicado de Palmieri se presentan cinco peticiones: establecer un cronograma para las elecciones, garantizar la presencia de observadores electorales internacionales, levantar las inhabilitaciones a los candidatos, la realización de elecciones internas en las organizaciones políticas para buscar una solución a problemas como el del partido Acción Democrática, la actualización del Registro Electoral Permanente y la liberación de los presos políticos.

Asimismo, se plantea la necesidad de un acuerdo más amplio que englobe garantías para que “aquellos que no resulten electos no sean víctimas de persecución y evitar que ‘el ganador se lo lleva todo”. Esto adquiere particular importancia en el caso de que el sector gubernamental pierda las votaciones y se produzca una alternancia en el poder.

Al mismo tiempo, Palmieri manifiesta la disposición de su gobierno para liberar los fondos que mantiene congelados y “desbloquear millones de dólares de la muy necesaria asistencia para el pueblo venezolano”, como parte del acuerdo de la Mesa Social firmado el pasado noviembre en México.

La confesión
Donald Trump en visita a la comunidad venezolana de Miami, 2020.
Mientras tanto, durante un mitin de campaña en Carolina del Norte, Donald Trump hizo una declaración reveladora: “Cuando me fui, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos habríamos apoderado de él, nos habríamos quedado con todo ese petróleo. Sería genial”.

Estas palabras dejan al descubierto dos hechos significativos. Por un lado, Trump dice de manera explícita que la política oficial de Estados Unidos hacia Venezuela, formulada por él en su condición de presidente, se ha basado en el interés de obtener beneficios económicos, en particular el control del petróleo venezolano. Por otra parte, según lo expresado por Trump, estas acciones no estaban motivadas por una preocupación por elecciones libres y derechos humanos.

Para alcanzar el objetivo señalado por Trump, la Casa Blanca puso en marcha a partir de 2019 una política destinada a provocar el colapso de la economía venezolana. Para ese fin, se impusieron sanciones petroleras y financieras, se promovió el aislamiento diplomático, se estableció un gobierno interino y se bloquearon los fondos en el exterior.

La continuidad

A pesar de que Trump ya no ocupa la presidencia de Estados Unidos, las sanciones continúan siendo aplicadas. En el mensaje de Palmieri, se plantea la posibilidad de una flexibilización, pero hasta ahora no se han concretado cambios ciertos en la política de sanciones ni en los objetivos trazados por Trump.

Sin embargo, una flexibilización podría tener un alcance más profundo que una simple maniobra táctica si se pone fin a la coacción e intimidación hacia Venezuela. Además, si la administración de Biden procede a redefinir las relaciones entre ambos países y deja de confrontar al Estado venezolano, se podría abrir una nueva etapa de cooperación. Estas son las cuestiones sustanciales que están por resolverse a través de las negociaciones entre Washington y Caracas.