Israel está a punto de vaciar Gaza

(Xinhua/Rizek Abdeljawad)

Chris Hedges

Israel está a punto de perpetrar la mayor campaña de limpieza étnica desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Desde el 2 de marzo, ha bloqueado toda la entrada de alimentos y ayuda humanitaria en Gaza y ha cortado la electricidad, de modo que la última planta desalinizadora de agua ya no funciona. El ejército israelí se ha apoderado de la mitad del territorio -Gaza tiene unos 40 kilómetros de largo y de seis a ocho kilómetros de ancho- y ha colocado dos tercios de Gaza bajo órdenes de desplazamiento, convertidos en «zonas prohibidas», incluida la ciudad fronteriza de Rafah, cercada por las tropas israelíes.

El viernes, el ministro de Defensa, Israel Katz, anunció que Israel «intensificará» la guerra contra Hamás y utilizará «toda la presión militar y civil, incluida la evacuación de la población de Gaza hacia el sur y la aplicación del plan de migración voluntaria del presidente de Estados Unidos Donald Trump para los residentes de Gaza».

Desde que Israel puso fin unilateralmente al alto el fuego el 18 de marzo -que nunca fue respetó-, Israel ha llevado a cabo incesantes bombardeos y proyectiles contra civiles, matando a más de 1.400 palestinos e hiriendo a más de 3.600, según el Ministerio de Sanidad palestino. Una media de cien niños son asesinados a diario, según Naciones Unidas. Israel está, al mismo tiempo, incitando tensiones con Egipto para sentar lo que sospecho será la base de una expulsión masiva de palestinos hacia el Sinaí egipcio.

El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, haciéndose eco de Katz, afirmó que Israel no levantará el bloqueo total hasta que Hamás sea «derrotado» y los 59 rehenes israelíes restantes sean liberados.

Un palestino inspecciona el daño en un edificio en el interior del Hospital Arabe Al-Ahli después de un ataque aéreo israelí, en la Ciudad de Gaza, el 13 de abril de 2025. (Xinhua/Rizek Abdeljawad) (rtg) (ah)

«Ni un solo grano de trigo va a entrar en Gaza», prometió.

Pero nadie en Israel ni en Gaza espera que Hamás, que ha resistido la aniquilación de Gaza y ha soportado matanzas masivas, se rinda o desaparezca.

La cuestión ya no es si los palestinos serán expulsados de Gaza, sino cuándo serán expulsados y adónde irán. Al parecer, los dirigentes israelíes se debaten entre expulsar a los palestinos por la frontera con Egipto o enviarlos a países de África. Estados Unidos e Israel se han puesto en contacto con tres gobiernos de África Oriental -Sudán, Somalia y la región escindida de Somalia conocida como Somalilandia- para hablar del reasentamiento de los palestinos víctimas de la limpieza étnica.

Las consecuencias de una limpieza étnica a gran escala serán catastróficas, pondrán en peligro la estabilidad de los regímenes árabes aliados de Washington y desencadenarán tormentas de protestas en los países árabes. Probablemente supondrá la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Israel y sus vecinos Jordania y Egipto, que ya están al borde de la ruptura, y acercará la región a la guerra.

Las relaciones diplomáticas han caído a su punto más bajo desde la firma de los Acuerdos de Camp David en 1979. Las embajadas israelíes en El Cairo y Ammán están prácticamente vacías, con personal israelí retirado por motivos de seguridad tras la incursión del 7 de octubre de Hamás y otras facciones armadas palestinas en Israel. Egipto se ha negado a aceptar las credenciales de Uri Rothman, nombrado embajador israelí el pasado septiembre. Egipto no nombró un nuevo embajador en Israel cuando el anterior, Khaled Azmi, fue destituido el año pasado.

Las autoridades israelíes acusan a Egipto de violar los acuerdos de Camp David al aumentar su presencia militar y construir nuevas instalaciones militares en el norte del Sinaí, acusaciones que Egipto considera falsas. El anexo del tratado de paz permite la presencia de más material militar egipcio en el Sinaí.

El ex jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, advirtió de lo que él llama la «amenaza a la seguridad» de Egipto. Katz afirmó que Israel no permitirá que Egipto «viole el tratado de paz» entre ambos países firmado en 1979.

Funcionarios egipcios señalan que es Israel quien ha violado el tratado al ocupar el corredor Filadelfia, también conocido como el Eje Salahuddin, que discurre a lo largo de la frontera de alrededor de 15 kilómetros entre Gaza y Egipto y que se supone que está desmilitarizado.

Un niño palestino desplazado recolecta agua en el campamento de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza. (Xinhua/Mahmoud Zaki)

«Cada acción israelí a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto constituye un comportamiento hostil contra la seguridad nacional de Egipto», declaró el general egipcio Mohammed Rashad, antiguo jefe de la inteligencia militar, al diario en lengua árabe Asharq Al-Awsat.

«Egipto no puede quedarse de brazos cruzados ante tales amenazas y debe prepararse para todos los escenarios posibles».

Funcionarios israelíes están pidiendo abiertamente el «traslado voluntario» de los palestinos a Egipto. El miembro de la Knesset, Avigdor Lieberman, declaró que «desplazar a la mayoría de los palestinos de Gaza al Sinaí egipcio es una solución práctica y eficaz». Contrastó la alta densidad de población -Gaza es uno de los lugares más densamente poblados del planeta- con las vastas «tierras sin explotar» del norte del Sinaí egipcio y señaló que los palestinos comparten una cultura y una lengua comunes con Egipto, lo que hace «natural» cualquier deportación. También criticó a Egipto porque supuestamente «se beneficia económicamente de la situación política actual», como mediador entre Israel y Hamás y «obtiene beneficios de las operaciones de contrabando a través de los túneles y el paso fronterizo de Rafah».

El 17 de octubre de 2023, el think tank israelí Instituto Misgav para la Seguridad Nacional, formado por antiguos militares y funcionarios de seguridad israelíes, publicó un documento en el que pedía al gobierno que aprovechara la «oportunidad única y poco frecuente de evacuar toda la Franja de Gaza» y reasentar a los palestinos en El Cairo con la ayuda del gobierno egipcio. Un documento filtrado del Ministerio de Inteligencia israelí proponía reasentar a los palestinos de Gaza en el norte del Sinaí y construir barreras y zonas de seguridad para impedir su regreso.

Cualquier expulsión se produciría probablemente con rapidez, con las fuerzas israelíes, que ya están replegando sin piedad a los palestinos en zonas de contención en Gaza, llevando a cabo una campaña sostenida de bombardeos contra los palestinos atrapados mientras crean portales porosos de evacuación a lo largo de la frontera con Egipto. Ello supondría un enfrentamiento potencialmente letal con el ejército egipcio, lo que pondría instantáneamente en crisis al régimen egipcio de Abdel Fatah El-Sisi, que ha calificado de «línea roja» cualquier limpieza étnica de los palestinos de Gaza. De ahí a un conflicto regional habría un paso muy corto.

Israel se ha apoderado de territorio en Siria y el sur del Líbano, parte de su visión del «Gran Israel», que incluye la ocupación de tierras en Egipto, Jordania y Arabia Saudí. Codicia los yacimientos marítimos de gas frente a la costa de Gaza y ha presentado planes para construir un nuevo canal que evite el Canal de Suez y conecte el puerto israelí de Eilat, en bancarrota, en el Mar Rojo, con el Mar Mediterráneo. Estos proyectos exigen vaciar Gaza de palestinos y poblarla de colonos judíos.

Niñas palestinas desplazadas en la Universidad Islámica de Gaza, dañada por un bombardeo israelí, en la Ciudad de Gaza. (Xinhua/Rizek Abdeljawad) 

La ira de la calle árabe -una ira de la que he sido testigo en los últimos meses durante mis visitas a Egipto, Jordania, Cisjordania y Qatar- estallará en una furia justificada si se produce una deportación masiva. Estos regímenes, simplemente para aferrarse al poder, se verán obligados a actuar. Los atentados terroristas, ya sean de grupos organizados o de lobos solitarios, proliferarán contra objetivos israelíes y occidentales, especialmente en Estados Unidos.

El genocidio es un sueño de reclutamiento para los militantes islámicos. Washington e Israel deben, en algún nivel, comprender el coste de este salvajismo. Pero parece como si lo aceptaran, tratando tontamente de obliterar a los que han expulsado de la comunidad de naciones, a los que se refieren como «animales humanos».

¿Qué creen Israel y Washington que ocurrirá cuando los palestinos sean expulsados de una tierra en la que han vivido durante siglos? ¿Cómo creen que responderá un pueblo desesperado, privado de esperanza, de dignidad y de una forma de ganarse la vida, que está siendo masacrado por uno de los ejércitos tecnológicamente más avanzados del planeta? ¿Creen que crear un infierno dantesco para los palestinos atenuará el terrorismo, frenará los atentados suicidas y fomentará la paz? ¿No se dan cuenta de la rabia que recorre Oriente Próximo y de cómo implantará un odio hacia nosotros que perdurará durante décadas?

El genocidio de Gaza es el mayor crimen de este siglo. Volverá para perseguir a Israel. Volverá a perseguirnos. Traerá a nuestras puertas el mal que hemos perpetrado contra los palestinos.

Se cosecha lo que se siembra. Hemos sembrado un campo de minas de odio y violencia.

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

*Chris Hedges es un escritor y periodista ganador del Premio Pulitzer. Fue corresponsal en el extranjero durante quince años para The New York Times.

*Originalmente publicado en ScheerPost