Ingresa Petro en la segunda “ola rosada”

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Leopoldo Puchi

La ola de izquierda iniciada en el 2000 siempre ha sido heterogénea, diversa, según el momento y las circunstancias

Se comete un error de interpretación de los acontecimientos cuando se intenta establecer una separación entre el ascenso electoral de las fuerzas políticas de izquierda a principios de este siglo y los recientes éxitos en Chile y Colombia o el que se anuncia en Brasil. Se hablaría de un “ciclo rosado” frente a un supuesto “ciclo rojo” que lo habría antecedido. Ahora bien, en rigor ¿puede hablarse de un “ciclo rojo”?

La ola de la izquierda de los años 2000 está marcada por el triunfo de Hugo Chávez en 1999 y continúa con Lula da Silva, Néstor Kirchner, Evo Morales, Tabaré Vázquez, Rafael Correa, Fernando Lugo, Mauricio Funes, Daniel Ortega, proceso que incluye también varios gobiernos de centroizquierda del Caricom, la elección de Michel Bachelet y el ascenso del caudal de votos de Andrés Manuel López Obrador en México, ya desde 2006.

Votos, votos

Esta evolución de la política latinoamericana se hace visible por los triunfos en elecciones presidenciales, pero el hecho a destacar, en realidad, es el de las altas cuotas electorales de la izquierda latinoamericana.

Es este ascenso, ganando o perdiendo elecciones, lo que representa una novedad que contrasta con el periodo anterior al fin de la Guerra Fría, cuando la izquierda no obtenía votos, y casos como el de Chile eran una excepción.

Esa es la ola que fue ascendiendo progresivamente desde la década de 1990 y que ha continuado, con altos y bajos.

Reformas

Esa ola es y ha sido siempre “rosada” en sus planteamientos y alcances, es decir, una idea de revolución democrática por medio de reformas, aunque en sus inicios, como en todo momento precursor, la retórica se inflamó y se despertaron los temores al cambio. Con el paso del tiempo, ya hay menos asombro, se atenúa el estupor y se tiende a ver lo que pasa con un lente más rosado.

El llamado ciclo de izquierda se inicia luego de la caída del muro de Berlín, es decir, cuando definitivamente se percibió que el modelo (“rojo”) de economía desarrollado a partir de 1928 en la Unión Soviética no era capaz de generar prosperidad y crear un mejor orden social, por lo que dejó de ser levantado por las izquierdas latinoamericanas como proyecto alternativo.

Democratización

Por otra parte, el fin de la Guerra Fría facilitó que se despejaran obstáculos al funcionamiento democrático en los países latinoamericanos, ya que el recurso a gobiernos de fuerza o la persecución política no era indispensable para Estados Unidos. Un potencial peligro de alineamiento fuera del dispositivo geopolítico Occidental no era imaginable al desaparecer la Unión Soviética.

Agenda

Los factores impulsores del ascenso electoral de la izquierda han sido el de las desigualdades sociales, la concentración de la riqueza, la subordinación de las poblaciones indígenas, los derechos humanos y de la mujer, el clasismo, la exclusión, el racismo, el elitismo de las instituciones, su deterioro y la corrupción. La agenda de las distintas izquierdas, tanto hace veinte años como ahora, se centra en la atención o superación de esos asuntos.

Geopolítica

La irrupción de las clases populares en la escena política ha estado, por lo general, ligada en la historia latinoamericana a los ideales patrióticos. En el contexto actual, esto se refiere a las relaciones de los países de la región con la potencia mundial estadounidense. De manera que, la superación de las relaciones de subordinación geopolítica es un punto definición de importancia. Lo fue en la Cumbre de las Américas de 2005 y lo ha sido ahora en 2022 en la cumbre celebrada en Los Ángeles.

Ahora bien, los países de las “olas rosadas” han marcado, ahora y antes, en distintos grados, distancia del dispositivo geopolítico estadounidense, como quedó plasmado en el rechazo al ALCA. Y, en el caso de Venezuela, se ha producido una separación con mayor profundidad, como en ningún otro de los países señalados, lo que incluye una nueva doctrina militar de la fuerza armada.

Diversidad

La ola de izquierda iniciada en el 2000 siempre ha sido heterogénea, diversa, según el momento y las circunstancias. Es así como Boric es electo con un proyecto más radical que Bachelet. Lula continúa en su línea moderada y, al igual que en su primer gobierno, lleva a un empresario como vicepresidente. Arce mantiene el programa económico y social de Morales y López Obrador pide respeto hacia Latinoamérica. Un pulso complejo, con graduaciones distintas, en el que ahora le tocará moverse a Gustavo Petro.