Guerra abierta entre redactores y dirección de El País tras el primer día de huelga

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ARMADO TEJEDA | El primer día de huelga de la redacción de El País fue seguido por 95 por ciento de la plantilla, que además de denunciar el plan de despido masivo de 149 trabajadores –un tercio de los periodistas del rotativo– también pretende fulminar al actual equipo directivo, señalado como el único responsable de la debacle financiera del corporativo mediático.

La Jornada

El Grupo Prisa –editor de El País– tiene una deuda de más de 5 mil millones de dólares y actualmente está controlado por bancos acreedores y fondos de inversión, la mayoría estadunidenses, con lo que las decisiones sobre los despidos de trabajadores se están tomando desde los despachos de las corporaciones financieras.

La redacción del periódico español de mayor difusión vivió una jornada histórica. El habitual trasiego de personas y ruido constante de teléfonos y teclados se convirtió en un silencio casi espectral. No había periodistas trabajando. De los 460 que hacen a diario el periódico sólo había 5 por ciento, la mayoría directivos, jefes de sección, trabajadores por convenio, colaboradores y los periodistas del rotativo que están en el exterior pero que no han respaldado el paro laboral de sus compañeros, que son toda la red de corresponsales y la redacción que tiene en México, desde la cual alimenta los contenidos de Internet y en la que trabajan unas 10 personas, la mayoría españoles.

El Comité de Empresa de El País se mostró satisfecho del seguimiento masivo del paro laboral, que estuvo acompañado de protestas silenciosas a las puertas de las sedes del diario en Bilbao, Santiago de Compostela, Barcelona y Madrid. La situación dentro del periódico es cada día más tensa e insostenible, una vez que hay un divorcio total entre la mayoría de la redacción –más de 92 por ciento– y el equipo directivo, representado por Javier Moreno y el director adjunto, Vicente Jiménez, quienes son a su vez las personas designadas por el presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, para llevar a cabo el despido masivo, que además incluye una reducción salarial generalizada de 13 por ciento y el cierre de publicaciones.

Los redactores de El País han intentado presionar a los directivos para tratar de buscar soluciones alternativas al despido masivo, pero todo ha sido inútil, ante la postura inflexible de la empresa, en gran parte obligada por los fondos de inversión y los bancos a los que les debe miles de millones y que ya controlan las acciones y la gestión del emporio mediático.

De hecho, antes de esta huelga de tres días los periodistas del diario presentaron varios planes alternativos e intensificaron la presión, al pedir públicamente la dimisión de su director y presentar algunos documentos en los que probaron que sólo el periódico había tenido unos beneficios de más 800 millones de euros en los pasados 10 años. Y se preguntaron: ¿dónde está ese dinero?

Los redactores también decidieron guardar varios minutos de silencio en la redacción justo en el momento del inicio de la junta para decidir la primera plana del diario, práctica habitual en todos los periódicos y que supone el momento en el que el director escucha a los jefes de sección los temas y propuestas para la publicación del día siguiente. Mientras se produce la junta, los redactores decidieron ponerse en pie, con el periódico de cabeza, y guardar silencio, para posteriormente contar hasta 149 –por el número de los trabajadores amenazados con el despido– y, finalmente, gritar dimisión para recordar que exigen la renuncia de su actual director.

Los redactores del periódico también están indignados con la empresa porque la dirección se ha negado a informar a los lectores de lo que está ocurriendo en el periódico y a dar cabida en sus páginas a las cartas de apoyo que han recibido los trabajadores, como la que difundieron ayer, en la que estaba la firma de importantes colaboradores como Mario Vargas Llosa, Javier Marías y Manuel Rivas, entre otros. Todos ellos reprocharon a la dirección tanto las amenazas como las supuestas censuras de las que han sido objeto los redactores durante las semanas recientes.

De hecho, el periódico únicamente publica hoy una nota en la que se informa que una convocatoria de huelga amenaza la salida del periódico. Y advierte que la edición del diario podría no llegar a su cita con los lectores o hacerlo con menos páginas y sin alguna de sus secciones. La edición digital también podrá verse afectada.

Según informó el Comité de Empresa del rotativo español, la dirección está intentado sacar adelante el periódico a través de los colaboradores y corresponsales. Y esa será la estrategia de los próximos días.

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