Frentes, lógicas y relatos

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La denominada crisis de Ucrania constituye una triada completada por Rusia y EEUU.  Sometida y víctima de un relato político bifronte de la confrontación que, a su vez, genera otro frente, “la guerra de la comunicación”.

Dados los intereses de ambas potencias, conviven y se confrontan dos lógicas dominantes, que, desde el punto de vista comunicacional,  dan origen a dos relatos políticos contrapuestos.  Dos estructuras narrativas que pretenden dar cuenta de la crisis y, en especial, dotar de significado, coherencia, cohesión y legitimidad a la posición y gestión geopolítica ya sea de  Rusia o de  EEUU. Relatos estructurados en torno a una trama, un guion dicotómico y un repertorio simbólico al servicio de intereses geopolíticos específicos.

En ambos casos, los actores geopolíticos acuden a dos  planos interrelacionados: la comunicación de la guerra y la guerra de la comunicación. Generándose en consecuencia dos lógicas, comunicativa la una y guerrerista la otra,  que se influyen mutuamente. La lógica de la guerra violenta la comunicación, mediante un avasallante proceso de  intimidación simbólico que la doblega, con la intención  de  colocarla a su servicio. Conquistado y colonizado, el ámbito  comunicativo se somete y, en condición de sumisión y obediencia, actúa en función de intereses bélicos específicos. Desde la lógica comunicativa,  la construcción de relatos y la narración de historias, gradualmente  se han convertido en la estrategia dominante en la comunicación política.

Asistimos en consecuencia a una suerte de “telenovelización” de la guerra,  donde la comunicación política se funde y confunde con la narración de historias y la construcción de relatos. Se imponen formas narrativas melodramáticas, personalizadas que le ponen nombre y dan rostro a la noticia… Contexto informativo donde “hay buenos, malos, héroes” y el  periodistas que, en calidad  de ”gran sacerdote del nuevo discurso, hurga biografías, moraliza, exorciza, perdona, confiesa.” Y, desde allí, narra esta etapa de transformación y redefinición de un nuevo equilibrio del poder mundial.

En esta guerra comunicativa y de relatos ¿A quién creerle?  Enfrentamos  un asunto de credibilidad mediada por factores geopolíticos.  En suma, de fe geopolítica.