Eudald Carbonell: La revolución tecnológica se cobrará 1.000 millones de vidas en 20 años/ Revolución verde
Irene Hernández Velazco|
Este reputado paleontólogo codirige desde 1991 el yacimiento de Atapuerca. Lo fascinante es que ahora, a sus 65 años, ha decidido mirar hacia adelante. Lo hace en Elogio del futuro (Arpa Editores), su nuevo y absorbente libro.
-¿Por vez primera en la historia los seres humanos podemos controlar nuestra evolución?
-Sí. Los procesos evolutivos ya no son ajenos o externos a nosotros. Contamos con una tecnología brutal, tenemos unas capacidades extraordinarias… Por fin somos dueños de los procesos que inciden en nuestra evolución.
-Pero también hay indicios que apuntan a que podríamos dirigirnos al colapso de la especie.
-Nuestra especie colapsará, seguro. La aceleración histórica es enorme y nuestras contradicciones se irán acumulando hasta que se produzca un gran desastre, una catarsis.
-Pero no habla de desaparición de la especie, ¿verdad?
-No, no creo que vayamos a desaparecer. Pero nosotros somos los últimos que vivimos este viejo mundo, un mundo que se va a hundir por completo y va a dar paso a uno nuevo, completamente diferente.
-Las catarsis y revoluciones, desde la neolítica a la industrial, han conllevado fuertes incrementos de la población seguidos de reajustes brutales. ¿Ocurrirá también eso con la revolución tecnológico-científica que vivimos?
-Sí, siempre es así. Antes de la I y la II Guerra Mundial, por ejemplo, había casi 1.000 millones de personas en la Tierra y perdimos a 300 millones: 50 millones a causa directa del conflicto y 250 millones de manera indirecta.
-¿Y cuántas vidas se cobrará la actual revolución tecnológico-científica?
-Calculo que entre 500 y 1.000 millones de personas. Y será muy rápido, las catarsis ahora están aceleradas.
-¿Cómo de rápido?
-Hablo de un rango de unos 20 años, de algo que viviremos usted y yo.
-¿Y de qué morirán, de qué moriremos esos 1.000 millones de personas?
-De hambre, de confrontaciones, de guerra, de bombas nucleares. Porque yo creo que habrá una guerra nuclear. Será el colapso, el caos.
-Pero usted vaticina que los seres humanos no sólo no desaparecerán, sino que se diversificarán en nuevas especies…
-Somos la única especie que ha quedado de las cinco o seis que había hace 60.000 años. Somos la última hoja de la última ramita del árbol de nuestro género. Pero estoy convencido de que en este siglo vamos a crear diversidad.
-¿Qué nuevas especies humanas surgirán?
Probablemente habrá cuatro o cinco subespecies. Habrá gente no modificada, personas como nosotros, sin ninguna modificación genética ni tecnológica importante. Pero también habrá gente modificada técnicamente, gente modificada genéticamente, gente editada genéticamente y cyborgs, seres con elementos biológicos y cibernéticos.
-Pero lo que nos enseña la paleontología es que en realidad somos muy frágiles y dependemos del azar. Ya ve usted los dinosaurios: un meteorito acabó con ellos.
-Estamos muy cerca de matizar el azar y de hacerlo desaparecer. En 30 ó 40 generaciones podemos haber eliminado el azar. Ya estamos monitorizando todo, ése es el primer paso para controlar el azar.
-Entonces nada nos podrá extinguir, excepto nosotros mismos…
-Exacto. El peligro siempre está dentro del sistema, no fuera.
-Dice usted que lo que nos puede salvar como especie es la justicia social, la desaparición de las clases… En una palabra: el comunismo.
-¿Usted ve otra solución? Las doctrinas no sirven, los nombres no importan. Lo importante es que desarrollemos una conciencia crítica como especie y que entendamos que competir ya no garantiza nuestra supervivencia, sino que puede llevarnos a la destrucción.
Fuente: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/05/12/5af16c5aca474198398b4645.html
Revolución verde
Jorge Schaerer|
Para sus procesos vitales el ser humano requiere de una enorme variedad de químicos que obtenía de la recolección de hojas, raíces, semillas, fruta, carne, etcétera, con el propósito de consumir la energía química producida por los vegetales a partir de la energía lumínica recibida del sol, que por ello era considerado Dios pues era el origen de la vida. Eso era primitivo, aunque sano. Además había que caminar muchos, lo que es un excelente ejercicio que produce un desarrollo muscular equilibrado con todos los beneficios para la salud que ello reporta.
El primer progreso de la humanidad en materia alimenticia, después del fuego, fue la agricultura. Como consecuencia de ello se redujo la variedad de alimentos a los que valía la pena producir, y apareció el derecho de propiedad de la tierra, el concepto de mercancía, y el comercio. La deficiencia de la dieta se compensó aumentando el consumo de proteínas cárnicas. Empezaron a aparecer las enfermedades debidas a la mala alimentación, y a que los movimientos se redujeron a los repetitivos requeridos en las labores agrícolas.
El segundo progreso de la humanidad se produjo cuando Lord Sandwich inventa la comida rápida, al paso, para ahorrar tiempo y así mejorar el rendimiento con el consiguiente aumento de los beneficios. Con ello hace rico a MacDonald y los otros fabricantes de comida chatarra , y famosas a Hamburgo por sus hamburguesas y Viena por sus vienesassi es que queda alguien que tenga suficiente nivel de educación como para saber que ellas existen. Los consumidores engordan y contraen diversas enfermedades como consecuencia de ello, que se suman a las anteriores. Entonces aparece una boyante industria farmacéutica.
.El tercer progreso, la revolución verde, consistió en limitar las variedades de plantas a aquellas producidas por semillas que gracias a la manipulación genética se consigue que sea de alto rendimiento, pero las únicas compatibles con los fertilizantes e insecticidas que el mismo productor de la semilla produce. La gente come cada vez más de cada vez menos. Desaparecen las abejas, y con ellas el 40% de la producción agrícola, obligando a fertilizar a mano lo que obliga a bajar las remuneraciones de quienes la realizan, y así evitar que los costos se disparen disminuyendo la ganancia de los empresarios. En la distribución de los alimentos, desaparecen los pequeños negocios y los pequeños empresarios que son sus dueños para ser reemplazados por trabajadores en supermercados.
El cuarto progreso fue el desarrollo de los alimentos industrializados, que se piden por teléfono, y si es muy necesario, se pueden recalentar si hay ánimo para ello después de llegar tarde y cansado ya que se debe viajar largas distancias a través de megaciudades que enriquecen a los especuladores inmobiliarios. Para mejorar la rentabilidad de la industria de la construcción, los cada día más minúsculos departamentos están dotado de una “cocina americana”, es decir, una que sirve sólo para hacer café y sándwiches que es lo que consumen los estadounidenses mirando la televisión para enterarse del último asesinato, bombardeo, atentado, suicidio, violación, asalto, etcétera, cometido en alguna parte del mundo, o algún deporte asociado con el consumo de grandes cantidades de cerveza..
Se reduce la variedad de alimentos que se emplean como materia prima, con el fin de aumentar volúmenes para reducir costos y aumentar beneficios. Aparece una boyante industria de suplementos alimenticios en forma de cápsulas, que prometen compensar la falta de químicos contenidos en la dieta alimenticia.
Quinto progreso. ¿se abandona la producción de alimentos para reemplazarlos directamente por diversas cápsulas de variados colores, porque ya la sequía, o los violentos diluvios que han destruido la capa vegetal, impiden cultivar vegetales? Amazon pasa a controlar en forma exclusiva la distribución de ellas en todo el mundo. Recurre a la robotización de todos los procesos para mejorar su rentabilidad. Continúan aumentando las enfermedades, pero la cada vez más concentrada industria farmacéutica aumenta sus ganancias prolongando la vida de la gente lo más posible, aunque cada día resulte más exagerado llamarla vida.
*Especialista en comercio internacional. Asesor de políticas de desarrollo en los países de África (Kenia) y Asia; coordinador de ProChile para la región Asia Pacífico; consultor en Irak como experto de Naciones Unidas; asesor de los organismos de promoción de exportaciones de Bolivia y Paraguay nombrado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano. Fue agregado comercial de Chile en Hong Kong.