España: miles exigen frente a las sedes del PP “que se vaya la mafia”

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La situación era prácticamente idéntica a la del pasado 31 de enero, cuando ‘El País’ publicó los llamados papeles de Bárcenas. El punto de encuentro era el mismo: la sede del Partido Popular en Génova y el número de manifestantes fue muy similar: más de 2.000 personas. Sin embargo, la ‘barbacoa de chorizos’ celebrada en la tarde noche de ayer en Madrid tuvo dos ingredientes extra que la diferenció de sus predecesoras: la rabia y la frustración. Se palpaban en el ambiente.

Cuarto Poder

Rabia y frustración porque seis meses después de que fuera publicada la contabilidad ‘B’ del Partido Popular nadie ha dimitido. Nadie ha dado explicaciones, nadie ha asumido responsabilidades y, parece, que nadie va a asumirlas. Rabia y frustración son los sentimientos que ayer transmitía Hilaria Alonso, de 76 años. Bajo su cartel de ‘Bankia estafa con las preferentes’ esta señora explicó a cuartopoder.es cómo la caja de ahorros le ha robado 25.000 euros. “Yo lo único que hice fue confiar en los que habían sido mis banqueros toda la vida”, explica Hilaria, que con el mismo tono de voz de quien está entre reír y llorar aseguró que ahora es “bankera, como la del anuncio”.

O la de Manuel y Marcos Rubio, padre e hijo de 58 y 26 años de edad, que acudieron juntos a manifestarse frente a la sede del Partido Popular. No era la primera vez que lo hacían, aseguraban, pero la sensación de estar siendo humillado por su clase dirigente era aye más potente que nunca. “Esto ya no se puede aguantar. Se están riendo de nosotros. Ni dimiten ni dan explicaciones”, se lamentaba Manuel a pocos metros de Juan Vargas, profesor de Lengua y Literatura en paro tras los recortes en Educación en la Comunidad de Madrid. “Mi trabajo se ha ido en esos sobres”, se queja.

Los motivos que congregaron ayer a alrededor de 2.000 personas frente a Génova son tantos como manifestantes hubo, pero todos ellos podrían resumirse en el cartel que portaba Pablo Padilla, portavoz de Juventud Sin Futuro: “Lo que el sobre se llevó: tu hospital, tu escuela, tu pensión” y en un grito unísono que se repetía una y otra vez: “Que se vaya la mafia”.

Fue ese sentimiento de estar siendo humillados por sus representantes políticos cada minuto que pasa sin que Mariano Rajoy dé explicaciones sobre ‘el caso Bárcenas’, el que llevó a la marea ciudadana a pensar que la protesta no podía limitarse a un mero ‘pataleo’ en Génova, como ya ha ocurrido otras veces. Con los ya tradicionales gritos de “No nos representan” y “Luego diréis que somos cinco o seis” una columna de alrededor de 1.000 personas ocupó la calle Hortaleza cortando el tráfico.

La columna humana que formaban los manifestantes ya se había iniciado. No había destino ni ruta planificada. Con el único objetivo de no entrar en una calle estrecha donde ser acorralados por la Policía y de dar visibilidad a la protesta, el millar de manifestantes llegó a la Gran Vía, desde donde se desplazó hasta Sevilla, Neptuno, Cibeles y Colón. Cuando todo parecía indicar que la marcha regresaría al punto de partido, la sede del PP, un movimiento de un grupo de policías que facilitó la entrada de la columna en la calle Génova hizo cambiar de idea a los manifestantes.

“Vamos a Serrano. Vamos a ocupar su barrio”, gritaron entonces los que encabezaban la marcha. Y la columna siguió por Goya, Velázquez, Puerta de Alcalá hasta desembocar nuevamente en Cibeles, donde comenzaron los incidentes. Un incidente entre un coche y un reducido grupo de manifestantes llevó a no más de seis antidisturbios a cargar con violencia sobre todo el que pasara cerca de allí. Un joven cayó al suelo con una brecha en la cabeza y otro fue arrastrado por los antidisturbios varios metros, quienes en minoría numérica decidieron regresar como pudieron a la puerta del Ayuntamiento de Madrid, donde se agrupaban cerca de 20 ‘lecheras’. Fue en este momento cuando una botella impactó en la cabeza de un policía que cayó al suelo automáticamente, aunque después pudo reincorporarse, no sin dificultad.

Los incidentes en Cibeles asustaron a la gran mayoría de manifestantes que comenzaron a dispersarse alrededor de las 23.15 horas de la noche. Antes, cuando la marea ya se diluía entre los que entraban al metro de Sevilla y los que caminaban hacia Gran Vía un grupo de antidisturbios agredió sin motivos aparentes a un fotógrafo frente a la estación de Banco de España y a un joven que salió en defensa del mismo.

Los manifestantes solicitaron el número de placa del policía, que decidió esconderse tras sus compañeros. “Hacemos nuestro trabajo”, respondió un miembro del UIP a las peticiones de identificación de los manifestantes. “¡No! Vuestro trabajo se puede hacer sin violencia y vosotros la estáis empleando de manera gratuita. Si tuvieseis motivos podríais haberlo detenido, pero como no los tenéis habéis soltado la porra”, les espetó una joven, que obtuvo el silencio, primero, y los gritos de los antidisturbios, después, para que abandonaran el lugar como respuesta.

El escaso grupo de manifestantes que quedaba entonces se dirigió hacia Sol donde acabó disolviéndose entre la calle Montera entre cargas de la policía y pequeñas barricadas de los manifestantes. Con la mitad de ellos a un lado de la Gran Vía y la otra mitad en el otro lado de la calzada finalizó la jornada de protesta. El balance final de los enfrentamientos entre Policía y manifestantes ha sido de un detenido y doce heridos (cinco manifestantes y siete policías), según han informado fuentes de la Jefatura Superior de Policía a Efe.

“Espero que el resumen de lo que ha sucedido hoy no sea el parte de lesiones, sino que quede claro nuestro mensaje: queremos que se vaya la mafía que nos ha hundido en esta crisis”, sentenció un manifestante mientras caminaba hacia su casa con una pancarta que exclamaba: “Por financiación ilegal, Cospedal, a Soto del Real”.

Concentraciones menos concurridas que la de Madrid se celebraron antes las sedes del PP en más de 40 ciudades españolas y ante embajadas y consulados de nueve extranjeras. Un millar de personas se concentró en Barcelona ante la delegación del Gobierno, punto de reunión de las protestas durante los últimos días. En Valencia, cuatro personas fueron detenidas tras la protesta que congregó a 400 personas. En A Coruña, unas 300 personas cortaron el tráfico de la calle donde está situada la sede popular, lo que provocó el caos circulatorio en la ciudad. En varias capitales de Castilla y León centenares de personas exigieron también la dimisión del Gobierno.