En su despedida, Biden da el puntapié inicial de una guerra atómica ¿final?
Isabella Arria
Ya de salida y cuando se cumplen mil días de la guerra en Ucrania, el presidente estadounidense Joe Biden, quiere terminar su mandato con un órdago que podría comprometer la estrategia rusa de su sucesor, Donald Trump, y desencadenar una respuesta de Moscú que entierre cualquier salida pacífica a esa guerra a medio plazo.
La autorización a Ucrania para usar misiles de largo alcane contra territorio ruso podría sentenciar la suerte de Ucrania en la contienda y cerrar todas las salidas a su polémico presidente Volodímir Zelenski, quien sin embargo fanfarroneó: “Ahora serán los misiles los que hablen por sí mismos. Y lo harán”, dijo en un mensaje nocturno a sus compatriotas.
El paso dado por Biden, además de complicar la futura política exterior de Donald Trump a apenas dos meses de que éste asuma su cargo, es para Rusia una afrenta que muestra el alcance de la implicación de Occidente en la guerra que no puede quedar sin respuesta. Para Moscú este paso cambia la “naturaleza” de la guerra
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, recordó que Putin indicó en septiembre, que este paso daría la vuelta a la “esencia” de la guerra de Ucrania. “Significará que los países de la OTAN, EEUU y los estados europeos, están combatiendo contra Rusia“, aseguró.
Putin señaló entonces quelo más grave es que el uso de este armamento debe contar con la asistencia directa del Pentágono, con datos vía satélite y la coordinación y determinación de los parámetros de ataque a cargo de militares estadounidenses, por su preparación y conocimiento de los sistemas de misiles.
Escenarios
Los analistas señalan tres escenarios posible: el inicio de la Tercera Guerra Mundial Nuclear; autocontrol y aplomo de Rusia, y esperar a que Trump acceda al poder el 20 de enero. Pero, unque es muy grave el desafío directo que lanza Biden a Moscú, ni Ucrania tiene los suficientes misiles de ese tipo como para cambiar el curso de la guerra, que hoy está ganando Rusia, ni se conoce aún el teatro bélico donde serán empleados.
Según el presidente del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, en realidad ya se están empleando misiles de largo alcance contra posiciones militares rusas, por ejemplo con el permiso de Francia para las armas de ese tipo donadas a Ucrania. “Pueden causar daño (los misiles estadounidenses), pero no cambiarán la situación en el campo de batalla. Por el contrario, agravarán el destino y futuro de Ucrania, y arruinarán por completo las relaciones ruso-estadounidenses”, afirmó el político ruso.
Horas después de que Rusia sufrió, en un territorio reconocido internacionalmente como parte suya, el primer ataque de Ucrania con misiles de largo alcance Atacms, de fabricación estadounidense, el presidente Vladimir Putin promulgó el decreto que fija, la entrada en vigor de la renovada doctrina nuclear rusa, que deja abierta la puerta a que Rusia pueda invocar un fundamento legal si, por una razón u otra, considera necesario recurrir a su arsenal atómico.
El documento aclara que Rusia sólo va a recurrir a su arsenal nuclear como medida extrema y cuando no quede otra, lo cual –por un lado– significa que no es inminente que Moscú use sus armas nucleares al no existir una vinculación automática con circunstancias perfiladas a grandes rasgos y, por el otro, deja en manos del Kremlin una herramienta de presión para amenazar con la eventualidad de dar un golpe nuclear.
Los argumentos utilizados para explicar la decisión de Biden son muy dispares, desde la respuesta a la llegada de tropas norcoreanas a Rusia para luchar en Ucrania, la consecuencia de los ataques masivos rusos contra las infraestructuras críticas ucranianas o el intento de reforzar la posición ucraniana en unas eventuales negociaciones para alcanzar un armisticio.
El acercamiento en los últimos días del canciller alemán Olaf Scholz a Rusia, con una llamada a Putin, apuntaría en esta dirección. Quienes hasta hace poco clamaban en Europa por la derrota de Rusia como única salida al conflicto se están dando cuenta de que la guerra está casi decidida y no a favor precisamente de sus aliados ucranianos.
¿Transición?
La semana pasada, en su reunión con Trump, Biden subrayó la necesidad de que “durante y después de la transición, Ucrania quede en la posición más fuerte posible en el campo de batalla para que pueda estar en las mejores condiciones posibles en la mesa de negociación”, según lo transmitió el actual consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
Esta visión no es compartida por todo el mundo en Occidente. Según el primer ministro eslovaco, Robert Fico, “el objetivo claro (de la autorización de Biden) es malograr o retrasar las negociaciones de paz”. Fico calificó la decisión como un paso “militarista”.
Según el medio chino Global Times, el ataque crea obstáculos al manejo de Trump del conflicto entre Rusia y Ucrania, e incrementa la dificultad de orquestar charlas de paz. “Un ataque de Ucrania con armas occidentales de largo alcance brinda a Rusia amplia justificación para atacar las armas y las líneas de abasto que Occidente provee a Ucrania”.
El medio señala que si “Biden intenta maximizar su ayuda a Kiev, daña de hecho a Ucrania, ya que tales misiles no pueden derrotar a Rusia o infligirle significativo daño sustancial y conceden a Rusia la razón para expandir sus triunfos en el campo de batalla por lo menos dos meses más”.
Cuatro días después de la advertencia de Putin, sobre las consecuencias nucleares de lanzar misiles Atacms contra Rusia, el senador republicano Lindsey Graham develó la realidad geoeconómica: Están sentados sobre billones de dólares que valen sus minerales que pueden ser buenos para nuestra economía; lo único que necesitan son armas, dijo.
Tres meses antes en su entrevista a CBS, Graham había proclamado que “Ucrania está sentada en una mina de oro, de 10 a 12 mil millones de dólares de minerales críticos. Puede ser el país más rico de toda Europa. Y no deseo entregar ese dinero y esos activos a que Putin los comparta con China”. Agregó que “vamos a ayudarles a ganar la guerra que no podemos permitirnos perder y que “sería ridículo compartir con China”
El analista mexicano Alfredo Jalife Rahme recuerda que los grandes perdedores de las elecciones estadounidenses son los globalistas depredadores George Soros, BlackRock, Bill Gates, y recordó “ la coreografía globalista de las inversiones de BlackRock y JPMorgan Chase para el llamado fondo de reconstrucción de Ucrania”
Después de que Donald Trump manifestó su voluntad de promover la paz entre Rusia y Ucrania, BlackRock y sus socios entraron en pánico financiero por sufrir cuantiosas pérdidas. Quizás por ello, sus aliados de los servicios de inteligencia en el Deep State filtraron en The Washington Post, presunto oráculo de la CIA, el megafake news de que Trump había hablado con su homólogo Putin para regalarle Ucrania, añade.
Ese fake news del Washington Post equivalió a un misil desinformativo de largo alcance y que ahora es secundado siete días después con los Atacms contra Rusia.
Aún siendo una bravuconada destinada a inquietar más a los aliados occidentales de Ucrania, en Rusia se han encargado de recordar que una docena de armas atómicas en manos ucranianas poco pueden hacer ante el mayor polvorín nuclear del planeta, el ruso.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)