El sainete de Chile contra Venezuela, ahora con el voleibol
Marcos Salgado |
Venezuela no pudo participar en el sudamericano de voleibol en Santiago de Chile, clasificatorio para los juegos panamericanos en esa disciplina, que se disputarán también en Chile, el año que viene.
La razón de la ausencia no es deportiva. Es burocrática. O lo que es lo mismo: es política. En una conferencia de prensa en la sede del ministerio de Deporte en Caracas, el ministro del área, Mervin Maldonado, denunció que la exclusión del seleccionado mayor de voleibol masculino de cancha en el sudamericano es una acción “discriminatoria y xenófoba” del gobierno de Chile.
“La cancillería de Chile recibió con suficiente tiempo las comunicaciones formales y también las informales, las llamadas, los mensajes, los correos”, indicó Maldonado.
“Los muchachos fueron citados y se presentaron en el Consulado (de Chile en Caracas)”, abundó el ministro, que también es vicepresidente sectorial del gobierno de Nicolás Maduro. Contestó así a las afirmaciones de la cancillería chilena, que según medios en Santiago aseguró que la demora en las visas se debió a que desde Venezuela no se presentó la documentación “oportunamente”.
“Chile es especialmente diligente en la tramitación de visas para delegaciones deportivas extranjeras. Con todo, es necesario que la solicitud y la entrega de la documentación requerida se realice con la debida anticipación” asegura la cancillería chilena según medios locales.
En la conferencia de prensa en Caracas, la presidenta de la Federación Venezolana de Voleibol, Judith Rodríguez, aseguró que los trámites para las visas comenzaron hace más de un mes, y aseguró que la Federación de Voleibol de Chile no cumplió con la obligación estatutaria de facilitar ante la cancillería chilena el trámite de las visas.
Rodríguez fue más allá, indicó que la federación chilena dejó afuera adrede a la representación venezolana, como una suerte de vendetta por la eliminación de los rojos de las Olimpíadas de Tokio 2020. “Chile, a nivel del voleibol, estuvo haciendo trabajos en contra del equipo, porque acuérdense que el equipo nacional de Voleibol masculino los sacó de la clasificación olímpica”, dijo la dirigente. Se refería a la serie de juegos en enero de 2020 en el Gran Arena Monticello en Santiago de Chile, donde los venezolanos se alzaron con la única plaza disponible para Tokio.
Demostrar esa animosidad es muy difícil. Lo que sí esta probado es la insistente persecución contra el deporte venezolano, como parte de la política de bloqueo, asedio y agobio contra Venezuela. El ministro Maldonado detalló casos de denegación de visas a deportistas venezolanos en los últimos años en Canadá, Panamá, Costa Rica, Países Bajos, Curazao, Ecuador y Guatemala.
Pero esa lógica atrasa. El Grupo de Lima, como entente anti venezolana promotora de los discursos de odio político y xenófobo contra Venezuela y los venezolanos se convirtió en polvo cósmico frente a un nuevo eje México – Buenos Aires primero, amplificado con la derrota del golpe de Estado en Bolivia y, más acá en el tiempo, la histórica victoria del progresismo en Colombia.
Una lógica que atrasa, como las apelaciones del presidente chileno Gabriel Boric, decidido a navegar entre dos aguas imposibles, esta semana, en la Asamblea de las Naciones Unidas. “La crisis humanitaria en Venezuela producto de su ya prolongada crisis política, ha generado un flujo migratorio que es inédito en nuestra región y en nuestro país” dijo Boric, a contramano del presidente colombiano Gustavo Petro, quien apuesta a desactivar la crisis con su vecino sobre la base de la vecindad y las hermandad; o incluso de Alberto Fernández, el presidente argentino, quien reconoció que la relación con Venezuela debe resolverse sobre bases reales, y no coqueteando con presidencias interinas imaginarias.
En esa línea, tal vez el presidente Boric deba decidir si su política respecto a Venezuela la determina él, o cuatro o cinco chapuceros de alguna federación o algún consulado.