El gobierno retiene la iniciativa
Marcos Salgado| .
La mayor parte de Venezuela entró en una nueva etapa de flexibilización de la cuarenta social por la pandemia. Aún cuando hay zonas –como Maracaibo- donde se mantiene el alerta, lentamente otros teman ocupan espacio, aunque el coronavirus queda ahí, como una amenaza latente.
Por un lado, parece que el gobierno de Nicolás Maduro resolvió, al menos en el corto plazo, un tema central: el abastecimiento de gasolina. Desde hace dos semanas se distribuye en venezuela la gasolina importada desde irán. Se verificó en las calles que el plan oficial fue inundar el país con esta gasolina. Las estaciones de servicio, las bombas de combustible, funcionaron 24 horas, y se acabaron las colas.
Pero además, ocurrió algo más importante: en forma para nada traumática, el gobierno logró hacer pasar un importante aumento en el precio de gasolina que, de prácticamente gratis, pasó a 0.025 centavos el litro subsidiado y con cupo, o de acceso libre a medio dólar, un precio internacional.
Cualquiera que en enero de este año, hubiera afirmado que Venezuela abastecería una buena parte de su demanda interna de gasolina con precios internacionales, hubiera sido tildado de loco. Pero eso ya pasó, y le da al gobierno un respiro vital, más si se tiene en cuenta que varias informaciones coinciden en que -también con ayuda iraní- ya se está refinando o está a punto de comenzarse a refinar crudo venezolano en al menos una refinería, en el cardón.
Así, parece que Venezuela va esquivando el ahogo del bloqueo estadounidense en materia energética. Pero no se sabe a ciencia cierta a qué costo en el mediano y largo plazos, aunque parece claro que la presencia de empresas extranjeras en este rubro seguirá creciendo.
Con el abastecimiento de gasolina resuelto y con el coronavirus contenido, aparece más espacio para la política: el Tribunal Supremo de Justicia avanzó en la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral, luego de declarar la omisión del parlamento en este tema.
El nuevo CNE tiene renovada y ampliada presencia opositora: de los cinco rectores, el vicepresidente es un referenciado opositor y otro rector está vinculado a un sector del partido opositor Acción Democrática. Las cercanas al gobierno serán en el nuevo CNE la nueva presidenta y una rectora: las dos llegan desde el propio Tribunal Supremo de Justicia. Junto a otra rectora que seguirá en su puesto.
Este nuevo CNE tiene la tarea de convocar a elecciones para la renovación completa de la Asamblea Nacional, el parlamento unicameral de Venezuela. Se supone que los sectores del llamado G4, los partidos más radicales de la oposición, sabotearán la elección, en la misma línea de desconocimiento de los poderes públicos que vienen sosteniendo desde 2019.
Si el oficialismo gana la nueva Asamblea, la oposición la desconocerá, pero a partir del 5 de enero ya no podría Juan Guaidó y compañía arrogarse ser la verdadera Asamblea, porque sus mandatos a todas luces habrán caducado…
Claro, para enero de 2021 en este mundo convulso falta mucho, demasiado, y en venezuela, donde a pesar de la modorra del coronavirus todo pasa más rápido, falta todavía más.
Por ahora, está claro que el gobierno de Nicolás Maduro tiene el control: resolvió el tema de la gasolina, campea bien la crisis del covid-19 y se encamina a unas parlamentarias en las que podría recuperar la mayoría de la asamblea nacional. Nada mal para un presidente que, aseguran en Washington, está cada vez más cerca de caer.
*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuela. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)