El futuro de las lenguas originarias en nuestras manos

Luis Enrique López

Todos los idiomas que nos legaron las Primeras Naciones americanas están bajo amenaza, unos más que otros. En América hispana la aplastante hegemonía del castellano y la visión monista y homogeneizadora de los Estados y sus políticas han incidido históricamente en contra del uso, conservación y desarrollo de los idiomas amerindios. Desde esa visión, se le asigno a la escuela un rol civilizador y castellanizante del cual todavía no logra despojarse.

Hoy las amenazas se multiplican en un marco de dispositivos y políticas económicas, sociales, culturales e incluso militares contrarias a los intereses de los Pueblos Indígenas.

Aun cuando a nivel global hay mayor consciencia sobre los derechos colectivos e individuales de estos pueblos y acerca de la diversidad étnica, cultural y lingüística en general, en América Latina persisten ideologías y visiones contrarías a la heterogeneidad cultural y lingüística que caracteriza al continente. El eurocentrismo, la discriminación y el racismo imperantes inciden en que los castellanohablantes no muestren la suficiente apertura y motivación frente a la diversidad idiomática y al aprendizaje de los idiomas originarios de América.

Lo cierto es que la supervivencia de las lenguas indígenas no depende únicamente de las familias y sociedades indígenas, sino más bien de todos los habitantes de la región, niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Dada la colonialidad del poder, del saber, del ser y del hablar vigentes, las ideologías y actitudes de los hispanohablantes respecto de las lenguas indígenas y sobre todo de las mujeres y hombres indígenas inciden en la situación de las lenguas originarias e incluso en lo que con ellas ocurre en las familias y comunidades indígenas. Si los sectores hegemónicos modifican sus puntos de vista contrarios a los Pueblos Indígenas, sus culturas y sus lenguas, esta transformación incidirá en las decisiones que tomen las familias y comunidades acerca de los idiomas de sus mayores. En otras palabras, a menor racismo y discriminación, mayores serán las oportunidades de recuperación y revitalización de las lenguas indígenas en el ámbito comunitario.

Construir posibilidades democráticas y abrir ventanas de oportunidad para el uso y sostenimiento de los idiomas indígenas requiere de múltiples acciones desde espacios igualmente diversos. Al Estado y sus instituciones les toca hacer todo esfuerzo posible para comunicarse en lenguas indígenas y no únicamente en castellano; para lo cual se requiere de funcionarios que hablen los idiomas de las localidades en las que trabajan y también de intérpretes, traductores y mediadores culturales indígenas. También se puede echar mano de los numerosos recursos tecnológicos existentes y, por ejemplo, crear centrales telefónicas que atiendan a los pobladores en sus lenguas y producir aplicativos en lenguas indígenas sobre distintos temas y ofrecer diferentes servicios.

En ese contexto, a los sistemas educativos les toca emprender acciones para desmontar el racismo y la discriminación imperantes, así como para motivar y seducir a los estudiantes hispanohablantes para que se interesen y aprendan un idioma indígena y descubran y valoren el patrimonio cultural indígena de sus países. Para ello urge romper con la ecuación lenguas indígenas=pasado y colocarlas en clave de contemporaneidad y de futuro. En ese camino es necesario innovar y enriquecer los enfoques y metodologías de aprendizaje de idiomas para que los hispanohablantes disfruten y gocen en sus clases de idioma originario, recurriendo a videos, aplicativos, juegos y canciones, entre otras estrategias.

En esa línea, los medios de comunicación están destinados a jugar un papel clave en la modificación de las ideologías lingüísticas imperantes que atentan contra el presente y futuro de los idiomas indígenas. ¿No se podría producir programas entretenidos de radio y televisión para promover al aprendizaje de lenguas indígenas que los lleve a usar y disfrutar estas lenguas y a la vez descubrir las ventajas sociales y cognitivas del bilingüismo?

Es imperativo que todas y todos los latinoamericanos logremos despojarnos de las ideologías históricamente asumidas en contra de las sociedades indígenas, sus culturas e idiomas. En ese camino, sería estupendo acercarnos con curiosidad e interés y aprender una lengua indígena. Toda lengua es una ventana que nos permite entrar a un mundo desconocido y diferente. Aprender un idioma indígena además nos ayuda a descubrir cómo piensan y sienten sus hablantes, así como apropiarnos de nuevos y diferentes conocimientos útiles para todas y todos. Así las posibilidades de convivencia democrática entre diferentes estarán más cerca.

*Sociolingüista y educador peruano especializado en educación intercultural bilingüe (EIB). Asesoró al gobierno de Bolivia para que lleve a cabo su reforma educativa.