Ecuador: Balotaje entre el multimillonario ultraderechista y la joven progresista
Eloy Osvaldo Proaño
Casi 14 millones de ecuatorianos definirán su futuro el próximo domingo 13 entre el millonario ultraderechista Daniel Noboa y la progresista Luisa González, los dos polos del campo político que se disputan el Palacio de Carondelet, en un final que será ajustado, aunque las encuestas le dan una pequeña ventaja a la candidata opositora.
Noboa promete seguir el despeñadero en el que está Ecuador, González trata de resucitar un movimiento, el progresismo correísta, golpeado. Las preguntas dan vueltas por los medios de comunicación: ¿Cómo podría el correísmo reordenar el país? ¿Cuánto podría Noboa profundizar sus fallidos intentos de lograrlo? Independientemente de quién gane, enfrentará el reto de gobernar un país dividido y con una institucionalidad debilitada.
‘Ellos tienen el miedo, nosotros la esperanza’, es el eslogan que resume el énfasis de la campaña hacia la segunda vuelta presidencial de la candidata Luisa González de Revolución Ciudadana.
La economista Magdalena León señala que la élite oligárquica y sus seguidores, tienen el miedo como recurso para amedrentar a la población por múltiples vías y así neutralizar resistencias a su agenda de ambición sin límites de riqueza y poder. Las herramientas del miedo son la violencia directa y simbólica, la mentira, la persecución, la criminalización, la destrucción material y social, el uso de la fuerza pública con fines privados, el desprecio a la dignidad y la vida del pueblo, afirma.
Al tiempo que se formalizaba el apoyo indígena a a la candidata progresista, Noboa utilizaba recursos públicos para lograr un encuentro y una fotografía con Donald Trump en Miami, lugar en el que nació y que frencuenta, en busca de réditos electorales. Todo lo de Noboa se mueve en un incierto límite entre lo privado y lo oficial, con agenda y acuerdos opacos pero tenebrosos en torno a la instalación de bases militares estadounidense, la ampliación de la figura de ‘terrorismo’, entre otras.
En esta agenda de miedo se ubica la declaratoria de ‘guerra interna’ a inicios de 2024, que cobija arbitrariedades de todo tipo por parte del gobierno, de los sectores que lo apoyan en una mezcla de intereses económicos e
ideológicos, de los medios hegemónicos que sostienen su imagen y su proyecto.
Los contendientes representan modelos de gobierno marcadamente distintos. Noboa, un empresario multimillonario vinculado a la agroindustria, lidera una propuesta de extrema derecha con énfasis en la inversión privada y la reducción del tamaño del Estado. González, en cambio, aboga por un modelo con un Estado fuerte y regulador.
“La propuesta de Luisa González parte de un Estado generador de empleo y proveedor de servicios básicos, mientras que Noboa apuesta al sector privado como motor de la economía”, explica Ximena Zapata, investigadora del Instituto para Estudios Latinoamericanos.
Ya no pueden publicarse nuevas encuestas hasta una vez finalizada la votación: la normativa electoral ecuatoriana, solo permite difundir sondeos hasta diez días antes del sufragio. En la primera vuelta, celebrada el 9 de febrero, Noboa obtuvo el 44,15% de los votos válidos y González recibió el 44%, con una diferencia entre ambos de menos de 17.000 votos.
Los dos finalistas de la contienda presidencial aglutinaron más del 88% de los votos válidos, lo que reflejó una gran división y polarización en Ecuador entre estos dos candidatos, dentro de una papeleta donde había otras catorce opciones.
La seguridad sigue siendo el gran reto del país. Los datos muestran como la tasa de homicidios en el país se disparó en los últimos años. Noboa ha pedido apoyo militar al presidente estadounidense Donald Trump en su lucha contra el narcotráfico mientras que González ha logrado una alianza con el movimiento indígena que puede suponer una adhesión clara para alcanzar la presidencia.
Daniel Noboa fue perfilado magistralmente por el periodista estadounidense John Lee Anderson en The New Yorker, donde se expresó sin filtros, compartiendo con el periodista sus pensamientos sobre el país, los problemas de seguridad, la guerra contra el narcotráfico, sus aspiraciones políticas y su visión sobre los líderes de la región.
En el reportaje, Noboa se refirió a Bukele, el presidente de El Salvador: “El tipo es arrogante y todo se trata de controlar el poder para sí mismo y hacer a su familia rica“. También señaló que Bukele se autodenominó como “el dictador más genial del mundo“, a lo que Noboa respondió con ironía diciendo: “Sí, en un país del tamaño de Guayas“, refiriéndose a una provincia ecuatoriana de tamaño medio.

En cuanto a Gabriel Boric, el presidente de Chile, el reporte de Anderson indica que Noboa mostró una actitud más moderada. Aunque reconoció que Boric ‘parece estar bien‘, también señaló que está limitado por sus socios de coalición de extrema izquierda, una restricción que Noboa obviamente no enfrenta.
Sobre Javier Milei, el presidente de Argentina, Noboa fue crítico y despectivo -asegura Anderson-. En el reporte se lee este comentario: “No sé por qué cree que es tan grandioso. No ha logrado nada desde que se convirtió en presidente. Parece lleno de sí mismo, lo cual es muy argentino, en realidad.”
Lo que más llama la atención del perfil es la reacción del gobierno, que ha intentado desacreditar al periodista y a la revista, argumentando que las declaraciones del Presidente fueron off the record, o coloquiales y privadas. Desde la Presidencia se acusa a Anderson y su perfil de Noboa de querer “causar daño y romper relaciones” entre Ecuador y otros países.

En los circuitos del progresismo continental alertan que “la institucionalidad ecuatoriana podría torcerse y generar un fraude”, como escribió el periodista uruguayo Carlos Fazio . La carta de triunfo para el correísmo es el apoyo de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que esta vez se tornó orgánico luego del acuerdo entre el excandidato a presidente Leonidas Iza y Luisa González.
El futuro económico del país también está en juego. Noboa busca atraer inversión extranjera con un Estado reducido y mayor apertura al mercado, mientras que González defiende un modelo con mayor intervención estatal. Pero las campañas han sido más sobre descalificaciones que sobre propuestas concretas para resolver problemas como el empleo, la salud y la educación.
Ninguno de los dos candidatos habló sobre la estabilidad fiscal: sin una estrategia clara, Ecuador podría enfrentar un aumento en la deuda pública y un deterioro de los servicios básicos.
Una presidencia de Noboa significaría un acercamiento más estrecho con Estados Unidos, en lo que algunos analistas califican como una “intervención por invitación”. En contraste, González buscaría mantener la cooperación sin un alineamiento explícito con Washington. En cualquier escenario, Ecuador no se salvará del reto común de la región: la persecución a migrantes en EEUU y la problemática de los retornos forzados.
Mientras Noboa favorecería una mayor integración con Washington y el Fondo Monetario Internacional, González podría priorizar la cooperación con otros bloques, como la los BRICS, CELAC y China.
*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)