Díaz Rangel: La talanquera adeca/ Stelling: Deshojando la margarita
La talanquera adeca
Eleazar Díaz Rangel.-ÚN|
Por grande que sea la capacidad del CEN de AD, o más exactamente de su Secretaría General, para imponer sus decisiones, como ha sucedido otras veces, también ahora encuentra resistencia en cuadros medios, en sus diputados regionales y en concejales, a quienes les han prohibido ser candidatos, incluidos aquellos que tienen reales posibilidades de ser electos o reelectos.
Hay que añadir otro ingrediente de descomposición, como es la posición de los gobernadores y gobernadoras de cuatro estados, que se sentirían mejor, y posiblemente serían más eficientes, si tienen una fracción en los Consejos Legislativos, respectivos. Por supuesto, no desafiarán una “línea” partidista que no comparten, pero nadie negará que tendrán mecanismos para estimular o tolerar las postulaciones de miembros del partido para que sean reelectos, o aspiren a ser diputados regionales, en ambos casos con el apoyo y tarjetas de otros partidos, a los cuales habrá que hacer concesiones. Encontrarán maneras de saltar la talanquera sin mucha bulla.
No sería ésta la primera vez que se presentan situaciones como las que estamos comentando. Algunos militantes de AD fueron electos alcaldes en circunstancias parecidas. Nada más que para mencionar los de Anzoátegui, los alcaldes de Anaco, Bruzual y de otros tres municipios militantes de ese partido, fueron electos con diversas tarjetas.
Todo ello es consecuencia de decisiones tomadas en el más alto nivel de la dirección sin tomar en cuenta las opiniones de sus bases, de sus cuadros medios, ni las circunstancias especiales en algunos estados o municipios. Antes de nada, atendieron la decisión de una unidad opositora cada vez menos unida, cada vez más dispersa, cada vez con menor influencia… salvo la que parece tener en Ramos Allup.
Y aprovecho para contestar una pregunta que me han hecho. En el supuesto de que Henri Falcón se mantenga bien ubicado en las encuestas confiables y que lleguemos al 15 de mayo, por ejemplo, con su candidatura cerca de la de Maduro, ahí, ahí, ¿Cuál podría ser la decisión de los opositores abstencionistas? (cada vez más disminuidos), ¿no ordenarían votar por Falcón? Al margen de la decisión de los cogollos, una parte de las bases opositoras desatendería “la línea” de no votar, y entre los dirigentes habría división de opiniones, como ya es costumbre. Algunos manejarían su mano zurda en sus instrucciones a los dirigentes regionales.
Pero no debemos olvidar otro factor determinante en la política opositora, ¿qué piensan en Washington? ¿Mantendría su posición de hoy contra las elecciones y de desconocimiento de los resultados? ¿Se opondrían a ese cambio de política en los restos de la oposición? A la interrogante inicial respondo con más preguntas.
Breves
1 Vean lo que está ocurriendo en México en lo que va de campaña electoral: más de 50 candidatos o concejales muertos, y otros tantos amenazados, presumiblemente por el poderoso narcotráfico, algunos de ellos han renunciado a sus candidaturas. Pero nada de esto es noticia en los grandes medios mexicanos ni en las agencias. Pero cualquier insignificancia que ocurra en Venezuela, o que denuncie un opositor, sin verificar si es verdad, enseguida es transmitida al exterior y difundida por los medios de la región y Venezuela es mostrada como ¡un país sin libertad de prensa y uno de los más violentos del mundo!
2 No sé si esta situación se reproduce en los estados orientales, pero es frecuente en la mayoría de los occidentales. El ron y la cerveza han dejado de ser de consumo popular desde hace meses, ahora es el cocuy la bebida preferida, ha aumentado la producción en Lara y Falcón y el transporte a varias ciudades. En las alcabalas o puntos de control de policías y guardias, exigen un pago que puede llegar hasta Bs 100 mil por pipa de 208 litros. Nada más que de Siquisique, que es productor, hasta Barquisimeto, hay tres puntos de control de la GNB y cuatro de las policías. Estos pagos, por la dificultad del efectivo, se realizan vía transferencia en cada uno de los puestos de chequeo. En su punto de salida cuesta una pipa 12 millones, y en Caracas, por ejemplo, cuesta entre 28 y 30 millones. El litro lo venden aquí a 200 mil bolívares, y ese detallista debe ganarse por pipa más de 40 millones.
3 Recordarán que les conté como Cristina Fernández, la expresidenta argentina, contaba en una entrevista como sus compatriotas, cuando se les preguntaba, atribuían a sus propios méritos y capacidades el mejoramiento de sus posiciones, muy pocos hacían referencia a las políticas sociales del gobierno. Y hace poco, la expresidenta Dilma Rousseff dijo, en ”Conversando con Correa”, que ellos hicieron una encuesta sobre los factores que habían mejorado su posición y, en primer lugar, lo atribuían a Dios, luego a sus capacidades personales, y a su familia, y, en cuarto lugar, a las políticas del gobierno. Con esas experiencias, me parece que aquí deberían intentar una encuesta, y buscar los correctivos, si es que, como se supone, el venezolano piensa igual que en esos países.
4 A las dificultades para conseguir ciertas medicinas y a sus elevados precios, se agregan ahora los impuestos que cobran cuando se traen del exterior. Hace poco, un amigo me comentó que debió pagar casi 3 millones de bolívares para rescatar unos medicamentos de Ecuador. ¿Son tantos los ingresos por ese concepto que es imposible eliminarlos?
Deshojando la margarita
Maryclen Stelling|
Venezuela, inmersa en un contexto de crisis multidimensional, paradójicamente está sometida a una definición cada vez más subjetiva de la política a medida que se aproximan las elecciones del 20-M.
Las fuerzas políticas se enfrentan al desafío planteado por el uso simbólico de la política y las percepciones ciudadanas. Desde allí se construyen amenazas, peligros, certezas y seguridades. Arsenal perceptual que media la relación con la política, el adversario, los hechos y, por supuesto, con las elecciones. Suerte de lentes con los que nos encaminamos hacia la confrontación electoral, caracterizada por la agudización de la polarización y la fractura que afecta las fuerzas de oposición.
La ciudadanía va a las urnas provista de una serie de actitudes y comportamientos políticos aprendidos, que influirán en la manera como evaluarán y reaccionarán ante el próximo proceso electoral. La forma como se percibe el sistema político indudablemente incidirá en los niveles de participación electoral, en la abstención y en la decisión de por quién votar.
¿Qué está en juego? ¿Qué se debate? Especulaciones y hechos; la confianza o desconfianza en el en el sistema político, Gobierno, y el propio proceso electoral; la satisfacción o insatisfacción con la gestión; la permanencia o cambio de Gobierno; la identificación partidista y la participación electoral. La convicción de elecciones competitivas y libres compite con la “certeza” de fraude electoral, que mina la legitimidad del voto como medio de participación.
A un mes de las elecciones, ¿cómo influyen las evaluaciones del sistema político en la decisión ciudadana de votar? Entran en juego las valoraciones positivas o negativas del sistema electoral. Las de carácter positivo invitan a la participación, mientras que las negativas conducen a una aversión al sistema político, minan la legitimidad del voto e inducen a la apatía política. La desconfianza no necesariamente inhibe la práctica democrática del voto, dado que la opción de votar se presenta como vía para castigar y responsabilizar al Gobierno y sus funcionarios del “fracaso”. Quienes desean influir en las decisiones políticas -pero no consideran el sufragio como la vía para defender sus intereses o como una forma no efectiva para cambiar el gobierno- pueden apelar a modos de participación no electorales, protesta, violencia, sabotaje, presión internacional hasta el extremo de desear la invasión…
Voto, no voto, participo mucho, poquito, nada