Devaluación, ajuste y suba de tasas, el gobierno aplicó medidas que pide la derecha

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Claudio Della Croce

El gobierno de Alberto Fernández y su ministro de Economía Sergio Massa se anticipó el lunes a la apertura del mercado devaluando el peso en 20 por ciento y subiendo las tasas de interés al 118 por ciento… con respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Lo que queda en evidencia es que Massa, el ministro-candidato oficialista, escondió parte de sus planes ajustadores para aplicar después de las elecciones primarias del domingo último, en las que, además, cosechó un gran fracaso. Ahora, la suba del tipo de cambio oficial y las presiones cambiarias recalentarán los precios y las consecuencias recaerán sobre las mayorías populares.Massa se reunió en EEUU con la número dos del FMI, Gita Gopinath | Perfil

Lo que es difícil saber es si, la decisión de una fuerte devaluación, fue consecuencia del resultado electoral o si ya estaba en carpeta del gobierno avanzar en una actualización más agresiva del tipo de cambio, tal como exige el FMI, de cuyo directorio se espera la confirmación del desembolso de 7.500 millones de dólares.

La resolución del Banco Central (BCRA) de modificar la política de miniajustes diarios del tipo de cambio mayorista, se sustituyó por una devaluación de una vez del 21,6 por ciento en la cotización oficial del dólar, esperando que la nueva cotización permanezca fija hasta octubre. El dólar maginal, el blue,  se disparó un 13%, desde los 605 pesos del cierre del viernes a más de 690.

Asimismo, para mantener la atracción por el ahorro en moneda local y evitar una demanda adicional sobre la divisa extranjera, el BCRA La autoridad monetaria subió la tasa de interés de los depósitos a plazo fijo en el sistema bancario de 97 al 118 por ciento anual, que regirá para las colocaciones de hasta 30 millones de pesos a un plazo mínimo de 30 días, pretendiendo.

El texto difundido por el BCRA asegura que la suba de los tipos de interés se realiza “a los efectos de anclar las expectativas cambiarias y minimizar el grado de traslado a precios, propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local y favorecer la acumulación de reservas internacionales”.

¿Sincericidio poselectoral? Lo cierto es que la economía llegó a las PASO con alta inflación, más pobreza, reservas escasas en el Banco Central y una desaceleración de la actividad económica y para colmo de males el resultado electoral agrega mayor inestabilidad por el rumbo económico.

El ministro- candidato encargado de negociar con el FMI salió debilitado y los candidatos más votados, el “libertario” Javier Milei y la derechista Patricia Bullrich, incluyen entre sus propuestas una dolarización y una salida rápida del cepo cambiario respectivamente, medidas que significan una fuerte suba del tipo de cambio oficial, que impactará en los precios y destrozará los salarios.

Milei propone la total libertad de las grandes empresas para explotar fuerza de trabajo asalariada que incluye contrarreformas laborales y privatizaciones y reivindica a Domingo Cavallo, el padre de la convertibilidad que estalló en 2001 en una de las peores crisis económicas en la historia argentina. Su propuesta de dolarización de la economía -con la debilidad de las reservas- puede implicar una fuerte devaluación, que pulverizaría los salarios.

Si Milei insiste con la dolarización puede darse un escenario de “profecía autocumplida” donde el precio del dólar termina aumentando más porque todos actúan esperando que suba ante una eventual devaluación para dolarizar, lo que sube la demanda del billete verde y así su cotización, y lo que empuja a los ahorristas a deshacerse de sus tenencias y depósitos en pesos.

La coalición neoliberal Juntos por el Cambio también tiene un proyecto de libertad absoluta del capital. La promesa de la lluvia de inversiones gracias a la liberalización del movimiento de capitales durante su gobierno derivó en un récord de fuga de capitales a guaridas fiscales, en mayor parte financiadas con deuda externa que hoy ahoga a las mayorías trabajadoras en la miseria.

El pulgar arriba del FMI

Tras conocerse las medidas y como si fuera una respuesta previamente coordinada, el Fondo Monetario Internacional emitió un comunicado por el cual anuncia que el 23 de agosto su Directorio se reunirá “para aprobar los desembolsos acordados” -de 7.500 millones de dólares-, con los que el gobierno espera cubrir los pagos de junio y julio que el gobierno canceló con DEG (la moneda del organismo internacional), yuanes, los préstamos del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y de Qatar.

Trascendió que el FMI dará luz verde a la transferencia de 10.750 millones de dólares, unos 3.250 millones más de los que previamente se había anunciado, aunque no llegaría el total antes de fin de mes. Unos 7.500 a 8.000 millones vendrían en este primer desembolso, pero ya quedaría autorizado los de los dos meses siguientes.

El equipo económico recibió el comunicado del FMI como una señal de alivio, considerando además que el compromiso de desembolsos hasta fines de octubre, despejan del horizonte el riesgo de default.

Pese a todo ese paquete de anuncios y el guiño recibido desde Washington, el golpe de escena que significó el resultado de las PASO terminó reflejándose en un violento salto en el precio del dólar blue o marginal, que de 605 pesos se disparó a más de 690, y en la cotización de los bonos de la deuda y las acciones de empresas argentinas que cotizan en el exterior, con caídas que oscilaron entre el 10 y el 14 por ciento.

Lo que se preguntan los analistas económicos de la City es si el FMI aprobará el acuerdo luego de los resultados electorales -donde el oficialismo salió tercero- o si querrá incorporar a la mesa de negociación a los grupos de Bullrich o Milei para anticiparse a una posible transición.

Los “mercados” -un eufemismo para denominar a fondos de inversión, bancos, empresas, a capitalistas, en general, y al capital financiero- se anticipan a los planes de una mayor devaluación y siguieron las presiones cambiarias. El dólar blue subió a $685 (+13%), las acciones de empresas argentinas en Wall Street abrieron la jornada del lunes con caídas de 15%, y los bonos cedieron hasta 10%. No se puede descartar que sigan las turbulencias financieras.

Se estima que la inflación alcanzará dos dígitos en agosto y en septiembre por efecto de la devaluación. La devaluación genera beneficios extraordinarios para unos pocos y significa una transferencia de ingresos hacia el gran capital. Entre los principales ganadores están los bancos, fondos de inversión, las grandes empresas que fugan dólares. También los exportadores (los sojeros, la minería, el campo) y el gran empresariado se benefician con la devaluación del salario.

Tras la devaluación del lunes, el salario mínimo, vital y móvil rinde un 18% menos.

Con la devaluación y la suba de tasas de interés, que lleva el rendimiento mensual de los depósitos a plazo fijo al 9,83 por ciento mensual, y el rendimiento efectivo anual por arriba del 200 por ciento, este mes el gobierno podrá cumplir con el compromiso exigido por el FMI de mantener la tasa de devaluación por encima de la inflación, y a su vez la tasa de interés por encima de la devaluación, señala Raúl Dellatorre.

Desde la visión monetarista, de ese modo se alientan las exportaciones y se desalienta la fuga de divisas, lo que en la práctica parecería lejos de cumplirse, con más contraindicaciones que beneficios, añade.

*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)