Desafíos sociales y ambientales
FREI BETTO| Un documento divulgado en diciembre del 2011 por el Proyecto Milenio, que monitorea los Objetivos del Milenio establecidos por la ONU, constata que en la última década la mortalidad infantil se redujo a nivel mundial un 30 %; aumentó la escolaridad en la enseñanza media y disminuyeron los conflictos armados.
Los principales problemas globales en la década actual son: los cambios climáticos, la corrupción, el terrorismo y el narcotráfico. En el 2010, el 90 % de los desastres naturales fueron causados por los cambios climáticos, que segaron la vida de 295 mil personas, con un perjuicio económico de US$ 130 mil millones.
En junio el Brasil acogerá, en Rio de Janeiro, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable (Rio+20). Paralela al acontecimiento oficial se celebrará la Cumbre de los Pueblos, que congrega a los movimientos sociales y ambientales. La discusión será entre la “economía verde”, defendida por los heraldos del neoliberalismo, y la “economía solidaria”, propuesta por quienes creen que no habrá preservación ambiental sin la superación del modelo actual de desarrollo predatorio basado en la acumulación privada de riqueza.
Constata la ONU que, aunque haya habido mejoría en los apartados salud y educación, comparados con las décadas anteriores, todavía hoy cerca de 900 millones de personas carecen de acceso al agua potable, y 2 mil 600 millones no disponen de saneamiento básico (en el Brasil 34.5 millones de personas viven sin ese derecho elemental, según el IPEA).
La desigualdad entre ricos y pobres se profundiza, informa el documento. Más de 900 millones de personas (el 13 % de la población global) sobreviven en extrema pobreza, y apenas 17 millones habrán salido de dicho estado de penuria en el 2015 (véase Banco Mundial, “Estado del futuro 2011”).
El Proyecto Milenio llama la atención acerca de la importancia de promover el desarme, reducir el consumo de energía proveniente de combustibles fósiles y combatir la corrupción y el narcotráfico. La ONU calcula que el crimen organizado mueve anualmente más de US$ 300 mil millones, el doble del presupuesto militar del mundo. Y cálculos del Banco Mundial indican que los sobornos llegan a US$ 100 mil millones por año.
Para el Proyecto Milenio los gobiernos deben poner en práctica medidas educacionales y de transparencia a fin de contener la corrupción. Las familias y las escuelas necesitan inculcar en los más jóvenes el horror a la falta de ética y la autoestima basada en el carácter. Las empresas ya empiezan a premiar con salarios extras a los funcionarios que, en el sistema de llame-denuncie, señalan la corrupción de sus colegas. Y es necesario aumentar el control de la sociedad sobre la administración pública, tal como sucede con la Ficha Limpia en el Brasil.
Para ajustarse a los objetivos del Proyecto Milenio nuestro país clama por reformas: política, judicial, agraria y tantas otras que corrijan los desmadres que todavía imperan, como residuos de una mentalidad colonialista que consideraba ciudadanos sólo a aquellos que tenían propiedades. (Traducción de J.L.Burguet)
– Frei Betto es escritor, autor de “El amor fecunda el Universo. Ecología y espiritualidad”, junto con Marcelo Barros.