De la “espada y la cruz” a los “Guerreros de Dios”

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Juan Guahán-Question latinoamérica|

En estos días estamos “empachados” de G-20. Desde las pantallas televisivas más diversas, las incansables voces radiales y las tapas de los medios gráficos aparecen una y otra vez las imágenes de los “ilustres” y poderosos visitantes.  Es inédito para Aregntina acoger a los principales dirigentes del mundo actual. Detrás de cada uno de ellos hay una historia más que apasionante, aunque no siempre sea muy edificante.

En momentos que la Argentina -más precisamente Buenos Aires- aparece como la cita del “poder mundial”, en medio de movilizaciones de rechazo, de reuniones públicas y privadas, atiborrados de rumores y comentarios de todo tipo, parece conveniente poner distancia, esperar unos días para reflexionar sobre los sucesos que están transcurriendo y recién allí sacar las conclusiones del caso. De los hechos públicos tenemos muchas evidencias, sus efectos ya los iremos sintiendo. En el medio siempre hay oídos indiscretos que escuchan y saben más de lo que dicen, ya lo verán en los próximos días…

En esta reunión participan los gobernantes de tres países de la región, ellos son: México, donde está transcurriendo un cambio de gobierno, Brasil, país que –en un mes- tendrá a Jair Bolsonaro como presidente y Argentina, sede del encuentro y gobernada por Mauricio Macri.

Son tres casos distintos pero con muchos elementos en común, que han hecho que sus historias sean parecidas y que la unidad regional aparezca como un horizonte posible y necesario. Los territorios de todos esos países fueron integrados al dominante mundo europeo a partir de la llegada de Cristóbal Colón a esta zona.

La espada y la cruz  Resultado de imagen para diego rivera murales la conquista

Particularmente las formaciones hispano-americanas, de la cual forman parte México y Argentina, tuvieron en lo que conoce como la “espada y la cruz” los elementos centrales y complementarios que permitieron la conquista y el despojo colonial. Esos componentes junto a la heredada lengua española le han dado, a esta parte de la región, la configuración y características que hasta hoy sobreviven. Incluso los procesos de independencia política (de hace dos siglos atrás) no rompieron con esa situación y dichas tradiciones.

México y Argentina forman parte de la conquista y colonización española y Brasil, recibió la influencia portuguesa. En México y Argentina, como países hispano americanos, más allá de la prédica de religiosos como Fray Bartolomé de las Casas o Fray Domingo de Betanzos lo cierto es que la Iglesia contribuyó a consolidar la discriminación y sometimiento de los nativos.

Ello quedó claramente expresado en el Concilio provincial de México (1555) que prohibió la ordenación sacerdotal de indios, negros y mestizos. Eso contribuyó, más allá de la conquista militar, el arraigo de una dependencia cultural de Europa.Resultado de imagen para la cruz y la espada

Pasaron los años y los siglos, España primero y toda Europa –después- perdieron ese aire de superioridad. La Iglesia Católica no permaneció ajena a esa merma. Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el poder de Occidente fue virando de Europa a los Estados Unidos. Las Iglesias evangélicas crecieron al amparo de ese cambio de hegemonía.

Así es como llegamos al momento actual. La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas de México y el  Partido Encuentro Social (PES), donde están expresadas, apoyaron –desde posiciones tradicionalistas- la candidatura progresista del triunfante Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Los evangélicos -en Brasil- luego de apoyar al progresista Luis Inácio “Lula” da Silva y ser un factor fundamental para el triunfo de Dilma Rousseff, cambiaron su voto y se volcaron masivamente para que Bolsonaro fuera electo Presidente.

 Los Guerreros de Dios

Resultado de imagen para argentina los guerreros de diosLa creciente presencia de los sectores evangélicos parece trascender –en estos tiempos- el apoyo social y electoral. No solo su incidencia cultural es cada vez mayor, también se puede observar una llamativa relación entre los aspectos religiosos con ciertas prácticas militares. Eso tomó cuerpo en los últimos años, se hizo más evidente con la campaña electoral y el triunfo de Bolsonaro en Brasil.

No solo llama la atención el estrecho vínculo que se ha establecido entre planteos morales de raíz evangélica, sino también su vínculo con ciertos formatos militares. Esa relación parece estar en la raíz político-cultural del apoyo a esas nuevas políticas en la región. En Argentina está proponiendo algo semejante el diputado salteño Alfredo Olmedo. Su propuesta podría asimilarse a una nueva versión de “la espada y la cruz”, en el camino de legitimar la continuidad de la explotación y el saqueo histórico. Todo ello acontece en medio de la crisis global que azota a occidente y al actual modelo económico, agravado por el desprestigio en el que han caído las actuales instituciones.

Si aquella alianza, de siglos atrás, fue la base del colonialismo y de nuestra integración dependiente a aquel sistema mundial, hoy la cuestión reverdece como una alternativa ante la severa crisis de aquel modelo.

No terminan allí estas cuestiones. En las últimas semanas ha tomado estado público, a través de las redes sociales, un hecho producido tiempo atrás en un local que fuera un histórico e importante cine de la porteña calle Corrientes, que ahora es utilizado por la Iglesia Universal del Reino de Dios.Resultado de imagen para Iglesia Universal del Reino de Dios. argentina

Allí pudo verse como, una cincuentena de jóvenes, formados marcialmente y de frente al altar reciben una bendición del pastor a cargo de la ceremonia religiosa, mientras resuenan los gritos de: ¡Altar, Altar, Altar! Son los “Gladiadores del Altar”, una parte de la formación juvenil de esa Iglesia.

Son jóvenes, varones, menores de 26 años que han sido elegidos para sostener la “guerra contra el mal”, una especie de milicia al servicio de la palabra de Dios. Ese modelo de organización se expande en la región. Están, además de Argentina, en Brasil, Colombia y Perú. En este último país hablan de cuatro mil miembros, son los pastores guerreros que están siendo conocidos como los “Guerreros de Dios”.