Cuatro de cada 10 argentinos debajo de la línea de pobreza y tres millones de indigentes

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Rodolfo Koé Gutiérrez|

En Argentina, la palpable crisis económica y social causada por la pandemia se reflejó en cifras: 11,7 millones de personas quedaron bajo la línea de pobreza, el 40,9 por ciento de la población residente en los 31 principales aglomerados urbanos del país, de los cuales el 10,5 por ciento, unos tres millones de personas, son indigentes y no alcanzan a cubrir una canasta básica alimentaria.

Los datos corresponden al primer semestre del año, que estuvo marcado por una fuerte caída de los ingresos y el aumento de la desocupación. En su comparación interanual, la pobreza subió 5,5 puntos porcentuales, y la indigencia pasó de 7,7 a 10,5, con un alza interanual de 2,8 puntos porcentuales.

El  presidente Alberto Fernández, al referirse al aumento de la pobreza señaló que “Nadie puede estar en paz con su conciencia con esta realidad” y sostuvo que “el resultado sería más negativo si el Estado no hubiera auxiliado”. Reseñó que cuando su gobierno puso en marcha el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se previó que alcanzaría a 600 mil monotributistas y alrededor de dos millones de personas que el Estado no tenía registradas.

Pero, dijo, se descubrió que había nueve millones de argentinos afuera del sistema, lo que refleja cuán ausente estuvo el Estado para ellos.

Según datos oficiales, la actividad económica en el segundo trimestre sufrió un derrumbe estrepitoso que, medido en términos interanuales, implicó una caída del 26% en abril, de un 20,5% en mayo y de un 12,3% en junio. Si bien es cierto que durante los primeros tres meses del año la dinámica también había sido contractiva (acumuló un retroceso del 5,4%) el salto a partir de abril resultó muy marcado.

Según el informes de Mercado de Trabajo, durante el segundo trimestre cuatro millones de personas salieron temporalmente del mercado laboral provocando que la tasa de actividad cayera hasta un 38,4%, en una caída histórica de 9,3 puntos con relación al mismo período del año anterior.

Por eso, el desempleo, que técnicamente subió al 13,1% (10,6% en 2019 y 10,4 en el primer trimestre de 2020), en realidad, si se tomara de base la tasa de actividad del primer trimestre, superaría el 29 por ciento.

Se pensaba que la crisis había tocado fondo al fin del gobierno del neoliberal Mauricio Macri, cuandoel país predentaba 35,5 por ciento de personas bajo la línea de pobreza y ocho por ciento de indigencia, la pobreza aumentó 5,4 por ciento durante los meses más severos de la crisis sanitaria. Obviamente aun  no se conocen las consecuencias definitivas de la covid-19 en los indicadores sociales.

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, explicó que “hay nuevos pobres a partir de la pandemia” sumada a “una pobreza estructural”, de personas que ya estaban en esta situación. Aseguró que “primero hay que rescatar a los que cayeron en la pobreza porque se quedaron sin trabajo o perdieron sus ingresos y luego hay que poner el foco en niveles de pobreza núcleo altos desde hace mucho tiempo”.

En el primer trimestre del año se registró una pobreza cercana al 35 por ciento, y en el segundo, del 47 por ciento. Desde el gobierno calculan que el impacto social y económico del IFE desde su implementación hasta junio, permitió que tres millones de personas no cayeran en la pobreza en medio de la crisis sanitaria.

El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de 25.759 pesos, mientras la canasta básica total promedio, que determina la línea de pobreza, alcanzó los 43.785 pesos, por lo que la brecha se ubicó en 41,2 por ciento, el valor más alto de la serie desde 2016, por cuarto semestre consecutivo.

El informe señala, asimismo, que el 56,3 por ciento de las y los niños de entre 0 a 14 años son pobres. La pobreza infantil alerta especialmente, por sus consecuencias: no solo limita el acceso a los derechos de las infancias, sino que ensancha y predice las brechas de desigualdad en el futuro.

Los que sufireron más el impacto de la pandemia fueron las personas entre 15 y 29 años, que registra un nivel d popibrea de 49,6 por ciento. De las personas de entre 30 y 64 años, un 36,2 por ciento es pobre. En la población de 65 años y más ,prácticamente no hubo modificaciones: un 11,4 por ciento se mantuvo bajo la línea de pobreza.

Las mayores incidencias de la pobreza se observaron en las regiones Noreste (NEA)  del país, con 42,8 por ciento y el Gran Buenos Aires, con 41,6 por ciento. Las menores se registraron en Cuyo (39,5 por ciento) y Patagonia (37,0).

Desde el punto de vista del ingreso, durante el trimestre de plena cuarentena la distribución se agravó al punto en el que el 10% más rico de la población acumula 25 veces los ingresos que percibe el 10% más pobre. Durante el primer trimestre, esa relación era de 21 veces y para el mismo trimestre del año anterior, de 20.

*Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)