Con la izquierda dividida, la derecha puede volver al gobierno en Bolivia
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A poco más de dos semanas de las elecciones, las encuestas configuran un escenario adverso para el Movimiento Al Socialismo (MAS) tras veinte años de hegemonía en Bolivia.
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Los principales candidatos de la oposición tradicional, como Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, encabezan la intención de voto. Por primera vez en dos décadas, la posibilidad de un gobierno de derecha en Bolivia crece.
El MAS, partido histórico de Evo Morales y Luis Arce, enfrenta una profunda división interna. Morales quedó excluido de la contienda por decisión judicial; Arce, ante la baja popularidad y el temor a dispersar el voto, renunció a su candidatura en mayo. La fractura debilitó al oficialismo y erosionó su respaldo tradicional.
En paralelo, la candidatura de Eva Copa, una de las voces jóvenes y de izquierda, se desmoronó. Copa anunció el 28 de julio su retiro de la contienda, denunciando “acoso político” y desestabilización interna en su partido, Morena. Su intención de voto apenas llegaba al 0,4% en el último sondeo, por lo que decidió priorizar la renovación y el fortalecimiento de su agrupación: “Queremos tener gente nueva, joven, que pueda renovar la política”, declaró.
Los sondeos ubican a Doria Medina como favorito, con cifras cercanas al 20%, seguido de Quiroga y, más atrás, Andrónico Rodríguez, representante de una nueva izquierda ex-MAS. La dispersión y el elevado porcentaje de indecisos —más de 10% según algunas encuestas— anticipan un probable balotaje en octubre.
El contexto económico añade tensión: Bolivia atraviesa una grave crisis, con inflación récord, escasez de combustibles y devaluación de la moneda. La frustración social y el desencanto con el gobierno saliente inciden en la distancia del electorado respecto al oficialismo.
Evo y sus seguidores han realizado bloqueos y protestas tras su exclusión, amenazando con desestabilizar el proceso electoral. Esto ha incrementado la incertidumbre de cara al 17 de agosto, día de la primera vuelta.