Chile: triunfo de la derecha, desilusión del Frente Amplio y derrota por default de la Nueva Mayoría
Macarena Segovia-El Mostrador|
Casi 1 millón 800 mil votantes asistieron a las urnas este domingo 2 de julio. Sin importar la final de la Copa Confederaciones, ni tampoco el clima de desafección política y crisis, la derecha en masa se dirigió hasta los lugares de votación, logrando que Chile Vamos cuadruplicara la votación de un emergente Frente Amplio, que alcanzó los 320 mil votos –muy por debajo de sus expectativas–, y dio como líder indiscutido a Sebastián Piñera (58%).
Por otra parte, según los analistas, desde lejos, en la banca de los observadores, la Nueva Mayoría solo pudo ver cómo “su principal adversario se fortaleció”, al mismo tiempo que le entregó todo el capital político del centro que tenía el sector concertacionista.
“Hemos superado con largueza el millón de votos”, con esta frase el ahora candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, sepultó todas las negras proyecciones que veían con dificultad que se lograra la meta que había autoimpuesto el ex mandatario para el bloque opositor. Más de 1 millón 400 mil votantes, cifra que no solo causó alegría dentro de la oposición sino que también prendió las alarmas al interior del oficialismo, que –según los analistas– debería ver con preocupación el voto cautivo que tiene la coalición del ex Presidente.
Por otra parte, la fuerza de la novedad, el Frente Amplio, alcanzó más de 320 mil votos, un cuarto de lo que obtuvo Chile Vamos y menos de los 500 mil que habían anunciado como expectativa. Un duro golpe para el bloque emergente, que consolidó como su candidata a la Presidencia a la periodista Beatriz Sánchez, quien alcanzó un 67% de la votación, dejando atrás al sociólogo Alberto Mayol.
A pesar de la final de la Copa Confederaciones, del frío que se vivió en algunas regiones del país, de la ausencia de candidatos del oficialismo y del poco esfuerzo por convocar del Gobierno, casi 1 millón 800 mil personas llegaron a los 1.865 centros de votación, los que dispusieron 14.328 Mesas Receptoras de Sufragios, un 5,8% más que en las elecciones primarias del año 2013, las que tuvieron un 1,7% menos de electores. Además de las 117 mesas de votación en el extranjero, que se dividieron en 102 locales, distribuidos en 55 países.
Una amplia convocatoria que prende las alarmas al interior del oficialismo, que desde la galería pretendía ver la derrota de una primaria que se jugara sin el local, pero que finalmente terminó sorprendiendo, a pesar de la tardía constitución de mesas y de las distintas dificultades que identificó el Servel durante la votación. De esta forma, una serie de analistas concluye que la gran perdedora de la jornada de primarias es la Nueva Mayoría.
La canasta completa de Piñera
Sebastián Piñera logró capitalizar más de 800 mil votos por sí solo, la misma cifra que algunos de los peces gordos de Chile Vamos daban como el total que esperaban como coalición, intentando poner paños fríos ante el más de 1 millón de votos que anunció Sebastián Piñera. En segundo lugar y con cerca de un 26% quedó Manuel José Ossandón, quien a través de su discurso se puso a disposición del proyecto de la derecha y la campaña de Chile Vamos. En tercer lugar, Felipe Kast, el candidato de Evópoli, logró cerca del 15%, una votación que lo posiciona como uno de los principales recambios para la oposición.
Para el analista político e historiador Andrés Cabrera, no cabe duda de que la gran ganadora de la jornada es la derecha, la que queda “fortalecida en términos electorales” y hasta llegaron a superar “unas elecciones primarias sumamente competitivas, entre Longueira y Allamand en 2013”. Para el especialista, el “efecto del temor es uno de los puntos más importantes. Cuando se cuestiona el modelo aparece la derecha resguardándose, pero eso no se refiere necesariamente a sectores ABC1, sino que también más populares, que se sienten identificados con el proyecto político de la derecha”.
Según el académico de la Escuela de Ciencia Política de la UDP, Claudio Fuentes, ni siquiera la “mediocre campaña de primarias que tuvo Chile Vamos” pudo mermar el resultado capitalizado por Piñera. Asegura que “era esperable que Chile Vamos tuviera una buena votación y de tres veces más que el Frente Amplio, ya que recién está surgiendo y Chile Vamos lleva 25 años en el poder. No era algo raro. Sin embargo, esto habla de que hay un cierto proceso político que se mantiene a lo largo del tiempo, con un grupo de electores que es fiel a su conglomerado”. Esto muestra que, a pesar de la crisis de los partidos y de la desconfianza, “hay un mínimo de un 10% que se está movilizando por la coalición de derecha y si la Nueva Mayoría hubiera tenido primarias también habría ocurrido lo mismo”.
En cuanto a las correlaciones de fuerza al interior de la oposición, el analista Camilo Feres señala que los resultados obtenidos demuestran que se mantiene un sentido unitario al interior de Chile Vamos, sobre todo en el eje Piñera y Kast, cuya sumatoria “es aplastantemente mayoritaria dentro de los resultados. Lo que debilita mucho las voces rupturistas o conflictivas, como la de Manuel José Ossandón”.
Lo anterior quedaría reflejado en el moderado discurso que dio Ossandón tras obtener los resultados, a juicio del especialista en campañas electorales Carlos Correa, quien destaca que el senador se muestra como un “hombre dosificado, lo vi más bien sumándose”, por lo que de esta forma se vería anulado el flanco interno que habría supuesto el candidato a las primarias de Chile Vamos, con su constante interpelación al ex Mandatario. “No le hizo una campaña fácil a Piñera”, dice el analista.
En opinión de Correa, “Piñera tuvo un regalo del cielo, que fue que la Nueva Mayoría no se presentó, por lo tanto, sus votantes se fueron hacia allá. Además, está el discurso práctico que levantó Piñera, del crecimiento, el que va más allá del voto de la derecha dura, allí vieron una ilusión de un país que se reencauza”, una esperanza que podría haber capitalizado la Nueva Mayoría, si es que Ricardo Lagos se hubiera mantenido en campaña.
El debut golpeado del Frente Amplio
Por su parte, el Frente Amplio, el niño nuevo del curso, que apostó por llegar a primarias y validar así la candidatura de la periodista Beatriz Sánchez –quien alcanzó su triunfo con un holgado 67% y dejó atrás la apuesta de la izquierda dura, a través del sociólogo Alberto Mayol (33%)–, logró sacar como bloque cerca de 320 mil votos, un cuarto de la votación de Chile Vamos.
Números que los deja bastante lejos de las expectativas que tenían desde el comando de Sánchez, quienes apostaban a sacar “al menos la mitad de los votos de la derecha”, mientras que el Mayol había señalado que se esperaban “al menos 500 mil, si no sería una derrota”. Números en rojo que fueron asumidos por los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson. “Para poder pasar a segunda vuelta tenemos que cuadruplicar los votos que obtuvimos hoy día, ahí hay un desafío de crecimiento a nivel territorial, digital y también político”, expresó el parlamentario de Revolución Democrática.
El director de Fundación Crea, Andrés Cabrera, sostiene que los resultados obtenidos por el Frente Amplio generan “preocupación. No había una victoria, sino más bien preocupación desde mi punto de vista, pero falta aún mucho, puede haber una apertura de aquí a noviembre”.
Para Correa es importante tener presente que es la primera elección del nuevo bloque, pero añade que “su capacidad de movilización es menor a la que se creía, no es tanta”. Asegura que el bloque de Boric y Jackson “no ha logrado llegar a las capas medias. Ella (Beatriz Sánchez) sacó los mismos votos que RD en las municipales y no logró convocar más allá de lo que tiene Revolución Democrática”, por lo tanto, “no han logrado morder votación de la Nueva Mayoría”, uno de los principales objetivos que tenían como sector al interior del Frente Amplio: desde la campaña de Sánchez, apuntar principalmente al electorado “ciudadanista” y a los desencantados del oficialismo.
Para Fuentes, los 300 mil votos dejan al Frente Amplio “recluido a un grupo de nicho, más que a una vocación un poco más amplia que vaya a desafiar lo que fuera la Nueva Mayoría”. El académico indica que, en comparación con la votación de concejales de 2016, el FA alcanzó un porcentaje similar de votos, “por lo tanto, el objetivo de convencer y movilizar a la izquierda moderada de que vaya a votar por ellos, no se cumplió. En ese sentido, el Frente Amplio todavía está un poco encapsulado en un votante de izquierda más duro”.
El otro nudo que deja abierto la votación obtenida por el Frente Amplio es su capacidad de disputa a nivel parlamentario, no solo por la correlación de fuerzas al interior del bloque, que se ve “en cierta forma fortalecida por el leve aumento del porcentaje de la izquierda dura”, plantean desde el bloque, refiriéndose al sector de Mayol, sino también porque los 300 mil votos serían una “base sin crecimiento” desde las municipales, lo que encendió las alarmas al interior del equipo electoral del FA, que esperaba que la visibilidad de las primarias ayudaran a “aumentar la base electoral” del frenteamplismo, golpe que complica las expectativas de obtener una bancada entre 8 a 15 diputados, uno de los principales objetivos de este nuevo bloque.
A pesar del panorama, Cabrera hace hincapié en que aún queda camino por delante y que todavía quedan los inhabilitados para votar en primarias, que no se reficharon en la Nueva mayoría, un grupo que podría alcanzar las 500 mil personas, según el Servel, “los que perfectamente podrían sentirse atraídos por la posición del Frente Amplio. Ahí hay que ver si hay un trasvasije importante, también a nivel ideológico. Yo creo que se debería ver expresado, al menos una parte de esas 500 mil personas, en una votación para el Frente Amplio, pero eso es imposible saberlo a ciencia cierta”, opina el historiador.
La Nueva Mayoría: la gran perdedora por default
De lo que no hay duda entre los especialistas es que estas cifras significan una derrota absoluta para el oficialismo. A pesar de los intentos por bajarles el perfil a las primarias –desde la denuncia de la poca “acción” por parte del Gobierno para convocar a votar, que fue revelada hasta por el mismo director del Servel, hasta el llamado del presidenciable Guillier a “ver el partido, comer un asado y luego dormir una siesta”–, no lograron sacar una tajada de este mes de campaña y “quedaron totalmente invisibilizados”, según Carlos Correa.
Para todos es claro que “fue un rotundo error no haber participado de las primarias, pero fue imprevisto. Cuando se baja Ricardo Lagos no creo que haya habido conciencia de lo que significaba su bajada, no ir a primarias. Posteriormente, cuando empiezan a comprender que las primarias las va a disputar el Frente Amplio con Chile Vamos, empieza a verse con preocupación”, asegura Cabrera.
Y es que, con esa falta de disputa y con un candidato más fuerte “de centro”, habrían dejado abierto el camino para que Piñera se consolidase como la carta presidencial. Correa sostiene que “la tesis del triunfo por la ausencia no existió y le dieron una ventaja de proporciones a la derecha. Es un error más grave de lo que parecía: le dieron más espacio al competidor más peligroso que tenían”.
El especialista electoral recuerda que, cuando se instaló Bachelet como la máxima ganadora en la última primaria, se dio a través de sus arrolladoras cifras un panorama similar al que vive Piñera , quien seguramente –a juicio de Correa– “va a subir en las encuestas” de aquí en adelante.
Respecto a los resultados del Frente Amplio, según Feres es una luz, “una buena noticia” para el oficialismo. “Eso le da un respiro en el corto plazo y, dado el escenario de desafección y división en el oficialismo, el corto plazo es el único plazo relevante”.
Pero para Cabrera el panorama es distinto, “lo que se empieza a ver hoy día debe ser preocupante para la NM, porque, a pesar de que el Frente Amplio no alcanza los 500 mil votos, sí tiene una presencia importante y se mantiene dentro del registro del 5% a 6%, y obviamente eso tendería a crecer dentro de los próximos meses y probablemente le reste votaciones al centro y eso debe generar preocupación dentro de la Nueva Mayoría”.
Piñera, otra vez candidato de la derecha
Christian Palma-Página12|Desde que en Chile el acto de sufragar es voluntario –a partir del 2012–, la cantidad de votantes, en las diferentes elecciones, ha ido en picada.
Si a eso se suma que la Selección de Fútbol jugaba ayer la final de la Copa Confederaciones, los pronósticos de asistentes a las urnas eran más bien sombríos. Sin embargo, sorpresivamente, la gente logró motivarse y acudió en masa para participar de las primarias presidenciales para definir al candidato de la derecha para las elecciones de noviembre entre Sebastián Piñera, Felipe Kast y Manuel José Ossandón (aglutinados en el pacto Chile Vamos) y el Frente Amplio (FA), la nueva fuerza política que ha emergido más a la izquierda del mapa político, representados por la periodista Beatriz Sánchez (Revolución Democrática-Movimiento Autonomista) y el sociólogo Alberto Mayol.
Al cierre de esta edición y con más de un 90 por ciento de las mesas escrutadas, el multimillonario inversionista y ex presidente de Chile, Sebastián Piñera, se imponía a sus contendientes con casi el 52 por ciento de las preferencias, mientras que por el FA, Sánchez, ganaba su derecho a estar en la papeleta que definirá al próximo presidente de Chile (68 por ciento). La tendencia era tan potente que los derrotados reconocían ya a eso de las 19 horas local (20 de la Argentina) el triunfo de ambos.
Piñera es un viejo conocido en estas lides. Ya ocupó el principal sillón de La Moneda entre 2010 y 2014, dejando el gobierno con un 45 por ciento de apoyo ciudadano, muy poco como para tener asegurada la vuelta, pero que la mala gestión, problemas de imagen relacionados con tráfico de influencias y, principalmente, el continuo y transversal torpedeo a las reformas capitales que ha llevado adelante Michelle Bachelet (tributaria, laboral y educacional, entre otras), lo catapultaron como el candidato natural de la derecha y para sus partidos tradicionales la UDI y RN. Incluso para algunos adherentes del fallecido dictador Augusto Pinochet, que lo vitorearon el día que hizo pública sus intenciones.
Desde ese día, las acusaciones de corrupción que han caído sobre ex miembros de su gobierno y su calidad de imputado en el marco del caso Exalmar, donde se indaga el negocio que hizo el family office del ex presidente, Bancard, en la pesquera peruana mientras se desarrollaba en La Haya el juicio entre Chile y Perú, parecieran no dañar su imagen pública, al menos en lo que dicen las encuestas. Cabe consignar, en todo caso, que Piñera genera fuertes rechazos en la vereda de enfrente, hecho que quedó registrado ayer cuando a la hora de votar, un vocal de mesa negó darle la mano como saludo. Ahora, el inversionista deberá hacer gestos a Ossandón y Kast, sus dos rivales en la primarias, para curar las heridas que quedaron en una tensa campaña que incluyó fuertes acusaciones y denuncias. Guiños a los cuales Piñera es bastante reacio, pero que deberá abordar para reordenar a la oposición.
Por el otro lado, el Frente Amplio que irrumpió con fuerza apenas hace unos meses en el teatro de operaciones político de Chile, pero que comenzó a gestionarse a partir de las movilizaciones universitarias de 2011 y cuyos principales rostros son los ahora diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric, convocando a distintos partidos y agrupaciones de izquierda, inspirados en el Frente Amplio de Uruguay. Ambos levantaron la opción de Sánchez, una periodista que logró alta notoriedad pública con sus reportajes ciudadanos, enfocados en denunciar los abusos del sistema y que ha declarado abiertamente ser la primera candidata a La Moneda feminista. “Agradecemos a quienes hoy creen en este proyecto”, fueron las primeras palabras de Beatriz Sánchez conocidos los primeros resultados. De esa camada de líderes es parte la también diputada Camila Vallejo, recordada dirigente estudiantil que, sin embargo, pertenece al Partido Comunista que se ha plegado a la Nueva Mayoría y cuyo abanderado es el periodista Alejandro Guillier.
La Nueva Mayoría (NM, ex Concertación), el otro bloque de relevancia en el abanico político, no tendrá primarias y sus candidatos, el senador del partido Radical y autodenominado “independiente”, Alejandro Guillier, y la demócrata cristiana (DC), Carolina Goic, apenas tendrán algunos debates públicos antes de los comicios presidenciales. Este escenario, supone una gran ventaja para la oposición, toda vez que además de la exposición mediática que obtendrá Piñera con este eventual nuevo triunfo, los votos de la centro izquierda se dividirán, además de Guillier, Goic y Sánchez, con los adherentes de Marco Enrique-Ominami (MEO), el líder del Progresismo, denominado el niño terrible de la política chilena, pero que no ha logrado repuntar en los sondeos debido, también, a denuncias de corrupción en su última aventura presidencial donde bajó a la mitad el porcentaje de adhesión. “Hoy día desgraciadamente no pudimos ir a las primarias, para nosotros es una pena porque son un mecanismo de participación ciudadana. La designación de los candidatos no lo vamos a hacer por la cúpula de los partidos, sino que buscamos otro camino que es la recolección de firmas. Creo que si lo logramos, eso va a ser una muy buena noticia para nosotros y a ahí vamos a tener que ir a conquistar el voto popular”, dijo Guillier, reconociendo el error de no haber participado en este proceso.
En otro de los hechos relevantes de la jornada, estas primarias significaron ser las primeras elecciones en que los chilenos residentes en el exterior pudieron ejercer su derecho a voto en el extranjero, gracias a una ley aprobada por Bachelet. Un total de 21.270 chilenos residentes en el exterior, se inscribieron antes del 3 de mayo para votar en estas primarias en 55 países. Esto equivale al 6,3% de los potenciales votantes y a un 2,5% de los chilenos que viven fuera de Chile (más de 850 mil) y que mantuvieron la tendencia observada en Chile y que en noviembre serán votos muy importantes si es que la carrera presidencial es estrecha como se vaticina.