Canto de ira y amor: Bruce Springsteen y la realidad estadounidense
DAVID BROOKS| “Lo que le hicieron a nuestro país fue malo, antipatriótico, antiestadunidense, y nadie ha sido obligado a rendir cuentas” dice, y sus versos cuentan, empapados de la ira profunda y colectiva, la devastación de la vida de los cualquiera, ésos que dicen ser “gente común”, los millones de anónimos, los que trabajan duro, aman con fiereza, beben con exageración, los que bailan, lloran y se bronquean con intensidad y a cambio sólo piden una vida digna y decente.
Canta acerca de cómo estos han sido descartados para que unos cuantos gocen de la destrucción del sueño común.
Bruce Springsteen, a sus 62 años, acaba de presentar su décimoséptimo disco, en el que cristaliza el momento estadunidense. Si algún investigador, científico, analista, intelectual, estudiante, artista desea saber qué pasa hoy con los gringos, aquí está la respuesta.
El inicio, Cuidamos a los nuestros, es rock puro de Springsteen y su E Street Band. “De Chicago a Nueva Orleáns/desde el músculo al hueso/desde la cabaña de la escopeta al Superdome/no hay ayuda, la caballería se quedó en casa…. Dónde están los ojos, los ojos/con la voluntad de ver/dónde están los corazones que se derraman/de merced/dónde está el amor que no me/ha abandonado/dónde está el trabajo que/librará mis manos, mi alma… dónde está la promesa de/mar a mar resplandeciente…..”.
“Dejen que un hombre trabaje/¿Es eso tan malo?/Desperté esta mañana encadenado y destripado…. El hombre de apuestas avienta los dados/El hombre trabajador paga las cuentas/Aún es abundante y fácil allá arriba, en la colina del banquero/Arriba en la colina del banquero la fiesta sigue a todo dar/Aquí abajo estamos encadenados y destripados….. Un mundo que se ha vuelto erróneo/Desperté esta mañana encadenado y destripado”, canta en Encadenado y destripado.
En Jack of all Trades, hay versos parecidos, pero no se queda en la denuncia. Acompañado con la incendiaria guitarra de Tom Morello, advierte: “A veces el mañana/llega empapado en tesoro y sangre/Aguantamos la sequía, ahora aguantaremos la inundación/Un nuevo mundo se aproxima, puedo ver la luz… Entonces usa lo que tienes/y aprende cómo lograrlo/Toma lo viejo, hazlo nuevo/Si tuviera una arma, encontraría/A los sinvergüenzas y les dispararía al verlos…”
En Muerte a mi pueblo canta sobre cómo no fue la guerra ni fueron invasores o dictadores, sino “merodeadores” en la oscuridad, los que “trajeron la muerte a mi pueblo”. Agrega: “Destruyeron nuestras familias, fábricas/y tomaron nuestras viviendas/dejaron nuestros cuerpos en los llanos/los buitres limpiaron nuestros huesos.” Y aconseja: “Consigue una canción que puedas cantar/Y cántala hasta el final/cántala bien y duro/Envía a los rateros empresariales directo al infierno/Los asaltantes avariciosos que pasan por aquí/y se comieron la carne de todo lo que encontraron/cuyos crímenes siguen impunes ahora/Los que caminan las calles como hombres libres ahora/Trajeron la muerte a nuestro pueblo, cuates”.
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Bruce Springsteen escribió en la introducción del libro Someplace like America, sobre la destrucción de las vidas de los que construyeron este país y con ello del “propósito, identidad y significado de la vida estadunidense…” En la imagen, El Jefe en un concierto en Nueva York, el viernes pasadoFoto Reuters
En Estamos vivos cuenta de los que han caído en luchas laborales, de derechos civiles y los inmigrantes: “Una voz gritó que me mataron en Maryland en 1877/cuando los trabajadores ferrocarrileros se alzaron/Me mataron en 1963/un domingo en la mañana en Birmingham/Me morí el verano pasado cruzando el desierto del sur/mis hijos se quedaron en San Pablo/Bueno, y dejaron aquí afuera nuestros cuerpos a que se pudrieran/Oh, por favor que se sepa/estamos vivos/Y aunque estamos tirados solos/aquí en la oscuridad/nuestras almas se levantaran/para cargar el fuego y luz, la chispa/Para luchar hombro a hombro y/corazón a corazón”.
La música es rock, pero envinada de blues, de sonidos irlandeses, gospel, folk y hasta un tantito de rap y un tinte de mariachi, o sea, las músicas de Estados Unidos.
La fuente de la ira de Springsteen es la misma que generó el movimiento Ocupa Wall Street, la misma que está debajo de los rincones por todo el país. Pero a pesar del tenor oscuro de este canto, el disco no provoca desolación o fatalismo, sino todo lo contrario: la ira está llena de amor furioso. Hay odas a mujeres, hay diversión, hay baile a pesar de todo, hay fe en la resistencia, hay fe en lo más profundo.
“Me he pasado la vida juzgando la distancia entre la realidad estadunidense y el sueño americano”, comentó Springsteen en una conferencia de prensa sobre el disco en París, en febrero, reportada por The Guardian. “Una gran promesa fue traicionada. No puedes tener un Estados Unidos si le estás diciendo a algunos que no se pueden subir al tren. Hay un punto de quiebre donde una sociedad se colapsa. No puedes tener una civilización con algo tan faccioso como esto”.
Pero subrayó que en este país “el temperamento cambió. Y la gente en las calles lo logró. Ocupa Wall Street cambió la conversación nacional… Antes no había una resistencia que declarara que esto (la crisis) es atroz, un robo elemental que asaltó el corazón de lo que es Estados Unidos, una indiferencia al sentido de historia y comunidad estadunidense”. Cuenta que en su canción Easy Money el personaje de la canción está por salir a matar y robar “justo como los robos en serie que han ocurrido en la cima de la pirámide; está imitando a los cuates de Wall Street. Una fractura enorme se abrió en el sistema estadunidense cuyas repercusiones apenas estamos sintiendo”.
Hace unos meses Springsteen escribió, en la introducción del libro Someplace like America, sobre la destrucción de las vidas de los que construyeron este país, y con ello, del “propósito, identidad y significado de la vida estadunidense, vaciada por una plutocracia decidida a extraer sus últimas gotas de tributo, sin importar el costo humano”.
Este disco documenta, expresa, grita todo eso. Springsteen es el mejor guía para este Estados Unidos. Su voz se suma a un nuevo coro, que brota de los más antiguos y se escucha en todos los rincones de este país. El Jefe la “canta bien y duro”.
*Corresponsal de La Jornada de México en EEUU