Basta ya de Edmundo González

XINHUA
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Álvaro Verzi Rangel

Todos eran conscientes de que Edmundo González Urrutia era un hombre de paja, el candidato “mudo”, el hombre consenso, que dejaría el poder a María Corina Machado, la verdadera líder de la oposición, en caso de haberse impuesto en las elecciones de julio. Y fallido su intento se asiló en España.

La oposición venezolana, de repente, ha tenido que cambiar de estrategia. Machado, la representante del capital político que le traspasó sus votos a un desconocido Edmundo, estaba segura que ambos iban a mantenerse en Venezuela, empujando por un cambio. La huida de Edmundo les obliga a replantear este escenario ya que ha modificado todo el tablero político. La oposición esperaba más resistencia de su candidato en un momento importante. Pero Edmundo es Edmundo.

En los detalles de la salida de Edmundo González participaron la vicepresidenta Delcy Rodríguez, el presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez, y el propio presidente Nicolás Maduro reconoció que estuvo al tanto de tanto detalle y que dio su beneplácito a que Edmundo se fuera al exilio, volviendo a las sombras.

Hasta su llegada, en España ya estaban más de una docena de políticos antichavistas, como el exalcalde de Chacao, Leopoldo López; el exalcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma; el expresidente del Parlamento, Julio Borges; la diputada Dinorah Figuera y el activista Lorent Saleh.

Leopoldo López, Antonio Ledezma, Dynorah Figuera y Julio Borges, algunos de los dirigentes opositores en España.

Muchos de los opositores que se han exiliado en España lo han hecho porque miembros de su familia ya estaban residiendo allí. Ese fue el caso de López y es el caso ahora de González Urrutia, que tiene una hija viviendo en Madrid desde hace muchos años

Machado es una halcón opositora, una dura; Edmundo, una paloma, siempre en la trastienda del poder. Ella, amiga de la presión sobre el gobierno chavista desde sus inicios, 22 años atrás; él, de la negociación, califica El País de España, que destaca que el gobierno español, más allá de ofrecerle asilo, no lo calificó de “presidente electo”. Hoy, en Madrid, echa de menos jugar al tenis.

María Corina Machado, pensó en él después de que la inhabilitaran y a la siguiente que designó, la historiadora Corina Yoris. “El mayor activo de Edmundo González es su desconocimiento (entre la población), porque implica un nivel muy bajo de rechazo y mucha posibilidad de crecimiento ante el rechazo (en encuestas) a Maduro”, señaló Omar Vásquez Heredia, doctor en ciencias políticas e investigador.

González propuso (muy tímidamente, casi nunca habló de propuestas concretas) una política a favor de la libre empresa y el libre mercado; reducir la inflación, mejorar los salarios y reivindicar el valor del trabajo para que no se deprecie la moneda y se recupere la economía. Pero el plan de María Corina Machado menciona una “estabilización expansiva para eliminar la pobreza y propiciar el crecimiento de la clase media”.

Pasadas las elecciones, ahora la prensa hegemónica lo presenta como parco, tímido, amable, metódico, disciplinado, algo impaciente, el candidato opositor que se enfrentó a Nicolás Maduro es un socialcristiano de modales moderados que nunca ha buscado poder ni protagonismo, olvidando adrede que era “el candidato” de la oposición y de Occidente.

Edmundo fue embajador de Venezuela en Argelia, Túnez y Argentina. Es profesor y escritor. Habla cuatro idiomas: eso dice su curriculum. Jamás ocupó un cargo de gobierno ni tiene experiencia política, más allá de la protocolar que debió realizar como funcionario del servicio exterior. Hasta que se vio arrastrado a ser candidato presidencial, era un señor de su casa, con una vida familiar con su esposa, hijas y nietos, con rutinas y procedimientos aprendidos.

María Corina Machado y Edmundo González, antes del 28 de julio. (Xinhua/Str)

Cuenta la leyenda que fue el encargado del regreso de Felipe González (desde Ginebra) a España, a mediados de los años setenta, ordenada por el entonces presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. “Al bajarnos en Barajas, el presidente Pérez le dijo a Adolfo Suárez, en tono de broma: ‘Aquí le traigo un polizón’. Así llevé a Felipe de regreso a su país”, cuenta.

Desde el anuncio de la llegada del opositor no han tardado en sucederse las reacciones de la derecha y ultraderecha (Partido Popular, Vox) en contra de esta decisión tomada tras semanas de intensas negociaciones diplomáticas

La prensa española asegura que en la salida de González Urrutia de Venezuela jugó un papel crucial el expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien desde 2016 ha participado en varios intentos de diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana, algunos de ellos con el visto bueno no solo de Madrid sino de Washington.

Además, durante su gobierno (2004-2012) suscribió importantes contratos con el gobierno de Hugo Chávez, como el que permitió a España construir ocho buques para la Armada venezolana, pese a la oposición de Estados Unidos. Rodríguez Zapatero fue invitado por el gobierno venezolano a observar los pasados comicios presidenciales.

El presidente español Pedro Sánchez recibió el jueves a Edmundo González en la Moncloa, pero rebajó el perfil institucional de la visita para no molestar a Maduro: no se convocó a la prensa y en las imágenes oficiales se veía al político venezolano y a su hija Carolina paseando por los jardines de la residencia, con un Sánchez informal, sin corbata.

En el tuit difundido por la Moncloa se hablaba de compromiso humanitario y de solidaridad, pero no se calificaba al huésped de “presidente electo”, como hicieron dos predecesores de Sánchez, Mariano Rajoy y Felipe González, que se reunieron con él el viernes.

Edmundo, “el mudo”, ahora podrá practicar su revés en los courts de tenis madrileños.

 

*Sociólogo  y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)