Banalizando los actos de un narco: Marset y el gobierno ¿coinciden?

Luvis Ho Pareja

En la entrevista realizada en el programa Santo y seña de Canal 4 de Montevideo el
pasado domingo al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, para que contara “su verdad”, extrañamiento su relato coincide casi 100% con los argumentos dados por el gobierno de Luis Lacalle.

Lo que constituye sin duda un problema ético es evitar que la entrevista y el contexto de su presentación contribuyan, en alguna medida, a una glorificación o legitimación frívola de Marset, sin mantener claramente a la vista los hechos por los que se lo acusa. Lo que no se debe hacer en periodismo”, la entrevista a Marset recibe críticas en Bolivia – eju.tv

Marcelo Pereira, director de ladiaria, señala que una periodista aislada en un lugar desconocido, y rodeada por gente armada a las órdenes de alguien requerido por delitos gravísimos, carece de algunas garantías elementales para hacer su trabajo y es poco probable que haya logrado revelaciones contra la voluntad del entrevistado, en cuya trayectoria y vinculaciones hay demasiadas áreas oscuras de las que seguramente no le interesa hablar.

Llegamos así a temas que no son periodísticos ni se miden en términos de rating. Aún menos legítimo, razonable y prudente que considerar veraz a Sebastián Marset es convertirlo en una propuesta de entretenimiento. Quienes nos dedicamos al periodismo no somos policías, fiscales ni jueces, pero sí somos, antes que periodistas,
ciudadanas y ciudadanos, y esto implica responsabilidades, añade.

Bien asesorado en lo comunicacional, Marset eligió erigirse como un héroe, como alguien que se anima a decirle de frente algunas cosas al poder. Pero héte aquí que es un narcotraficante, acusado de asesinato, pero no es un héroe. ¿Por qué una persona buscada por narcotráfico puede dar declaraciones a una periodista? ¿Para comunicar dónde está? Obvio que no. Seguramente para demostrar su poder fáctico.

La periodista boliviana Mery Vaca criticó a los periodistas del programa: “Si eres periodista ¿aceptarías que un narco te lleve a una mansión, te use como canal de negociación con las autoridades de su país y que además elija las canciones con las que musicalizarás el programa? ¿Por qué no se le preguntó quién le avisó para huir de Bolivia?”.

Fiscal paraguayo antinarcóticos Marcelo Pecci, asesinado

Obviamente, romantizar a los narcos y hacerlos ver cómo santos, es lo peor que puede hacer el periodismo. Marset es un peligroso delincuente, con vinculaciones con altos funcionarios de los gobiernos no sólo de Uruguay, sino también de Paraguay y Bolivia -al menos-. No es una víctima de los gobiernos, ni una buena persona perseguida por los gobiernos por su lucha por los más desposeídos.

Sus vínculos con el poder -o su influencia sobre él poder- ya quedó por demás demostrado, enchastrando, también, a la cúpula del fútbol de su país y de Sudamérica.

El narco uruguayo, de 32 años, tiene una orden de captura internacional por tráfico ilícito de drogas, asociación criminal y lavado de dinero. Lo busca Interpol Paraguay, lo persigue la policía de Bolivia, en Colombia se lo acusa de estar detrás del homicidio del fiscal paraguayo Marcelo Pecci ocurrido en Cartagena en 2022. “El negocio que elegí no es muy bueno, hay mucha traición”, afirmó en la entrevista.

“Para terminar con el narcotráfico, tienen que terminar primero con los policías corruptos, los políticos corruptos. Y hay muchos”, sostuvo el narcotraficante en la entrevista. Los uruguayos, paraguayos y bolivianos bien que lo saben.

Futbolista en Bolivia

La prensa hegemónica ha ayudado a tratar de mostrar a Marset como un héroe, haciéndose eco del afán de altas autoridades uruguayas en ocultarles al Parlamento, al sistema judicial y a la ciudadanía que, cuando se le otorgó el pasaporte a Marset, sabían quién era y por qué delitos se lo estaba investigando. Por eso la ola de renuncias de dos ministros (el Canciller y el ministro del Interior) y un asesor de la presidencia.

Dar pie a que se consideren equivalentes la evidencia y la versión del acusado no es menor.  Todo indica que Marset es un narcotraficante en gran escala, un gran corruptor de funcionarios y un asesino, y lo que no es legítimo, razonable ni prudente es asociar la palabra “verdad” con lo que diga.

Por ejemplo, Marset afirmó en la entrevista que no le costó ni un dólar obtener el pasaporte uruguayo cuya expedición y entrega (junto con una nota de la cancillería uruguaya, que no se sabe si le costó algún dólar) lo ayudaron a ser liberado en Emiratos Árabes Unidos y abandonar ese país con destino desconocido.

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La decisión de realizar la entrevista quizá no implique una cuestión de principios (generales o periodísticos), pero deja en claro cosas sobre el tipo de país en que nos podemos convertir, señala el matutino ladiaria. En lo periodístico, habría que ver con qué nivel de información previa y preparación se llevó a cabo la entrevista, porque de esto habrá dependido que Marset pudiera manejarse con comodidad o se viera
obligado a confrontarse con datos y argumentos sólidos.

“¿¡El narco da entrevista para hablar bien del gobierno y el gobierno ni siquiera se pregunta dónde la grabó!?”, criticó el diputado opositor Nicolás Viera. El precandidato presidencial por el Partido Nacional (PN) y aún secretario de la presidencia Álvaro Delgado salió al cruce de las críticas de los parlamentarios del centroizquierdista Frente Amplio.

La diputada Bettiana Díaz criticó que Delgado pida sensatez cuando “en la Torre Ejecutiva se juntaron jerarcas del gobierno a ver cómo le iban a mentir al Parlamento y al país”

Bustillos y Heber, los ministros que cayeron por el escándalo Marset

“Sensato sería no haberle emitido un pasaporte a un ‘narco pesado y peligroso’ en 24 horas. Más sensato sería no mentirle al Parlamento. Lamentable es destruir un documento público con los chats entre dos gobernantes. Pero lo más lamentable es que no puedan explicar todo esto de manera honrada”, apuntó el senador Alejandro “Pacha” Sánchez.

El diputado Charles Carrera, por su parte,  hizo alusión a la crisis política desatada luego de la difusión de los audios entre el excanciller Francisco Bustillo y la exvicecanciller Carolina Ache. “Los uruguayos pensamos que ya no había secretario de Presidencia porque estuvo bastante callado cuando renunciaron dos ministros, un subsecretario y un asesor en comunicación. Y un día apareció, pero no para hacer autocrítica por la crisis del escándalo Marset: no es el más indicado para hablar de sensatez”, sentenció.

Colofón: El narcotraficante Sebastián Marset sigue libre, dirigiendo su vasta red de tráfico de drogas. La televisión uruguaya le permitió su show, quizás en un intento de lavar su imagen, donde el prófugo coincidió con los argumento exculpatorios de un gobierno corrupto.

 

*Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)