Argentina y el riesgo de ser pagadores seriales

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JUAN GUAHÁN|  En una coyuntura confusa, la vida parlamentaria argentina, tras dos meses sin funcionar se desenvolvió de un modo favorable y en consonancia con las expectativas gubernamentales. Pero una serie de sucesos continúan enmarcados en el actual cuadro de confusión sobre próximos pasos del gobierno, mientras afloran los riesgos de ser “pagadores seriales”.

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El gobierno vivió una semana con variados desniveles. Por un lado, la vida parlamentaria -después de dos meses sin funcionar- se desenvolvió de un modo favorable y en consonancia con las expectativas gubernamentales. Pero, por otro lado, una serie de sucesos continúan enmarcados en el actual cuadro de confusión sobre próximos pasos del gobierno.

Desde el punto de vista parlamentario, a cuatro semanas de las PASO, el gobierno ha logrado avanzar en dos proyectos que ha puesto a consideración del Congreso. Por un lado ha planteado la reapertura del Canje de Deuda, cuyo tratamiento ya ha logrado el voto favorable en el Senado. En la Cámara de Diputados ha conseguido la aprobación de las modificaciones introducidas al Impuesto de las Ganancias. Estos cambios tributarios están orientados a lograr mayores recursos para cubrir la disminución de ingresos que significa haber incrementado el mínimo no imposible a los trabajadores con ingreso inferiores a los 15 mil pesos.

Las preocupaciones no están, por ahora, en la cuestión parlamentaria.
Otros tipos de dificultades absorben la atención del gobierno. Unas están vinculadas a la coyuntura política y otras a la evolución económica.
En el aspecto político se trata de remontar las cifras de las PASO recientemente realizadas. En este sentido las últimas encuestas, si bien indican una cierta mejoría de la performance propia, ésta no alivia la situación general. En la estratégica Provincia de Buenos Aires, las fuerzas de la Renovación -Sergio Massa- habrían consolidado y aumentado su ventaja.

Ello estaría motivando las reacciones del gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Éste está convencido que la derrota electoral tiene que ver con cuestiones de seguridad o mejor dicho inseguridad. Por eso, las huestes bonaerenses, tratan de reproducir lo hecho –años atrás- por el “Ingeniero” Juan Carlos Blumberg quien lograra hacer aprobar una serie de normas imponiendo un mayor control represivo. Ahora Scioli trata de avanzar en la misma dirección. En su entorno y el del candidato –Martín Insaurralde- están planteando la posibilidad de reducir la edad de imputabilidad de los menores.

Mientras tanto, ya designó, al frente de la Secretaría de Seguridad al Intendente de Ezeiza, un duro, ex menemista, ex duhaldista y actualmente kirchnerista, quien se enfrentó a tiros con un grupo de delincuentes.
En el aspecto económico hay tres cuestiones que, principalmente, preocupan al gobierno: La inflación, que se “come” la plata de los sectores populares y –junto con ella, buena parte del prestigio que el gobierno tenía acumulado; la desaceleración de la economía china, que está produciendo –entre otras cuestiones- la baja del precio de la soja y las dificultades por las que atraviesa Brasil, nuestro principal socio comercial. Todo eso repercute en el orden interno en un amesetamiento de la economía, lo que hace que las elecciones se estén realizando en medio de una situación no deseada.

El riesgo de ser pagadores serialesfondos buitre

Hace pocos días, al anunciar el tercer Canje de Bonos, destinado a pagarle –incluso- a “fondos buitre”, la Presidenta agregó, con un sarcástico dolor, “los argentinos somos pagadores seriales”. Aunque no se trate de situaciones semejantes, nos recuerda a la famosa frase de Juan Carlos Pugliese, Ministro de Economía de Raúl Alfonsín, quien dijera: “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”.

Si bien son distintos los contextos, ambos casos encierran una misma verdad, que nos cuesta aprehender. El poder económico, particularmente el financiero, es insaciable. No sabe de razones sociales, ni lógicas económicas, su único dios es el dinero y su ley exclusiva radica en cómo hacerlo multiplicar.

En este tema, Argentina viene arrastrando un pecado original, un problema de origen, que es la madre de todo lo que vino después. Haber aceptado -y legitimado- la cuentas recibidas, desde los tiempos de la dictadura militar, como si fueran deudas a las que estábamos obligados a responder. Fueron largas las luchas de nuestro pueblo cuestionando esas deudas. Un patriota, Alejandro Olmos, logró que un Juez de la Nación, Jorge Ballesteros, las cuestionara.

El parlamento fue el sitio donde recalaron esos antecedentes. Solo fueron sacados a luz, en las jornadas de fines del 2001, cuando miles y miles de argentinos se movilizaron. Allí fue, cuando el Presidente Adolfo Rodríguez Sáa manifestó que se suspendía el pago de la “deuda”. Los legisladores aplaudieron de pie. Pero eso fue formal, no tenían ganas, ni voluntad de proceder en consecuencia. Por eso vino el Canje 2, cuyos antecedentes obran en la Justicia y ahora el Canje 3 y así podríamos seguir hasta el infinito porque esa “deuda” más que “externa” es eterna.

En algún momento tendremos que darnos un baño de realidad, también en este tema. En la reciente reunión del G-20 en San Petesburgo (Rusia), nuestra Presidenta logró que, en un documento condenatorio respecto a la función de los “paraísos fiscales”, en lugar de usar esa palabra se diga “guaridas fiscales”. Eso es bueno, ahora hay que poner manos a la obra y poner en claro que no seguiremos dependiendo de quienes acechan a nuestro pueblo, entre otros, desde esas guaridas.

A esas deudas -contraídas, creadas y utilizadas contra los intereses de los ciudadanos del país- el General José de San Martín (Perú 1821) las consideró “odiosas” y fueron declaradas nulas. A lo sumo deberían responder por ellas personalmente quienes las contrajeron. Mucho más cerca en el tiempo, el presidente ecuatoriano Rafael Correa adoptó resoluciones drásticas sobre el mismo asunto.