Argentina: ¿Será que el gobierno mejora o estamos hartos de estar hartos?

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Juan Guahán

La última semana hubo un hecho institucional de primera magnitud en Argentina:. se discutió la Ley de Presupuesto (La ley de leyes, el Plan de Gastos y Recursos para el Estado) para el próximo 2023. Con su aprobación, en Diputados, el gobierno se anotó una victoria que parte de la prensa entendió como una “mejoría”, aunque quizá solo sea la manifestación de un hartazgo, una forma de expresar que estamos “hartos de estar tan hartos”.

Cuando, cada año, el Poder Ejecutivo envía al Congreso una propuesta de Presupuesto para el año siguiente, siempre aparece el mismo interrogante. Se trata realmente de un Programa de Gastos y el Plan para reunir los recursos para hacerlo posible o es un mero dibujo del gobierno, sin mayor sustento en la realidad.

Lo ocurrido con el presupuesto 2023 no fue distinto. Tenemos el antecedente más cercano en la propuesta del Presupuesto enviada el año pasado, donde, por ejemplo, se estimó una inflación del 33% y ahora vemos que se espera llegar a fin de año con una inflación del 100%. Es decir ¡Tres veces más de lo previsto!

El crecimiento salarial, estaba originalmente previsto entre el 4 y 5%, la realidad –a esta altura del año- indica una previsión de pérdida salarial que supera el 7% para el personal registrado, siendo aún mayor para los no registrados.Esas constataciones elementales dan una pauta de la poca seriedad de los números que allí se manejan.

Para el año 2023 las estimaciones inflacionarias son del 60% según el Presupuesto oficial. Esa cifra se eleva al 76% si tomamos en cuenta los números del Banco Central que resultan de un promedio entre varias entidades consideradas. En materia salarial, sin muchas explicaciones, el promedio de la mejora real estimada (de ingresos nominales por encima de la inflación) rondaría el 2% anual.

Esa distancia entre previsiones y realidad, siempre en perjuicio del pueblo en general, alientan la idea reiterada que el Presupuesto está más cerca de ser un “dibujo” que una guía para la acción y explican el escaso interés que este sustancial debate despierta en el conjunto de la sociedad.

Evolución de los apoyos recibidos y sus consecuencias

¡Aprobado! Con 180 votos afirmativos, 22 negativos y 48 abstenciones. Ese fue el resultado que pudo leerse en la pantalla del recinto de la Cámara de Diputados informando sobre los números de la votación por el Presupuesto, luego de más de 15 horas de debate. Tuvo el voto afirmativo del Frente de Todos (FdT), de una buena parte del bloque del radicalismo, del Interbloque Federal y de las Provincias Unidas, estos dos últimos estrechamente vinculados a intereses provinciales.

La mayor parte de los laureles son para el ministro de Economía Sergio Massa, que -de distintas maneras- logró superar las broncas provinciales, consiguiendo apoyos negados en votaciones anteriores.Cuando Martín Guzmán estaba al frente del Ministerio de Economía (cuando se debatía el Presupuesto 2022), e intentaba aplicar un ajuste mucho más moderado que el actual, los resultados fueron muy distintos y (por 132 votos negativos y 121 afirmativos), aquel presupuesto no fue aprobado.

Eso restableció la vigencia del Presupuesto del 2021 y le permitió al gobierno manejarse -este año- con discrecionalidad apoyado en disposiciones que le permitían transferir recursos, por eso no tuvo mayor interés en introducir modificaciones y pedir un nuevo debate. Aquello fue una derrota política que supo aprovechar para gobernar con mayor autonomía y menores controles.

Marc Stanley, embajador de EEUU informó a su gobierno, señalando lo que considera un “presupuesto histórico” por el número de adhesiones alcanzadas. Esa consideración da una idea de dos cuestiones: del triunfo de Massa y sus alianzas con las políticas de EEUU y del hecho que –esta vez- el dibujo presupuestario se hizo, en términos generales, atendiendo a las necesidades de los pagos y acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según Informe producido por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), el pago de los intereses de la deuda son la principal finalidad del Presupuesto 2023. Ellos representan el 16% del gasto total, por encima de otros servicios como educación y cultura, salud y asistencia social.

El informe destaca que el creciente endeudamiento en pesos y las dificultades para emitir, dadas las restricciones impuestas por el FMI, hacen que cada día más las políticas internas dependen de lo que decidan los agentes financieros locales. Más allá de los “históricos” avales alcanzados, la tendencia que contiene el Presupuesto colocaría al país en riesgos de recesión para el segundo semestre del próximo año.

Los números son números: pero juegan a las escondidas

El lenguaje presupuestario, por razones obvias, está cargado de números. Es conocido el dicho que “los números no mienten”. Sin embargo, las complejidades de los presupuestos y el hermetismo de su forma de presentación lo transforman en un auténtico jeroglífico, difícil de descifrar. Todo ello responde a dos razones: a las dificultades para articular ese volumen de información, y -no en pocos casos-, a la tentación de ocultar o desinformar sobre algunos de ellos.

En el reciente debate uno de los números más controvertidos gira en torno a las estimaciones sobre la cuestión educativa. Distintas miradas sobre los números conocidos dan consecuencias absolutamente distintas. A partir de la coincidencia sobre la gravedad de la situación educativa y el futuro de los niños, jóvenes y adolescentes, hubo fuertes intercambios de opinión se dieron en las redes y en el debate legislativo.

Nicolás Trotta, exministro de Educación del gobierno de Alberto Fernández, algunos especialistas y materiales de UNICEF, coincidieron en que el presupuesto educativo está sufriendo un significativo recorte. El exministro manifiesta que este Presupuesto es -en materia educativo- el más bajo de los últimos 11 años: se estima que se reduce en un 10% respecto al de este año.

Una particular consideración cabe hacer incluyendo también las políticas sociales directamente relacionadas con el proceso educativo. Esa reducción se puede verificar en un 12% en la Asignación Universal por Hijo/a; 31,8% en Prestación Alimentaria (antes Tarjeta Alimentar); 35% en la construcción de Jardines de Infantes; 22% en infraestructura y equipamiento escolar.

 *Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)