Argentina: sensación política, datos y perspectivas

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JUAN GUAHÁN| Los argentinos votamos en elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Aquí tendremos que hablar de los datos, los números fríos. Pero es imposible eludir las consideraciones sobre la sensación que los mismos encierran y las perspectivas de futuro, su marco político y el económico estructural, las elecciones de octubre y lo que pinta para el 2015.

arg massa festejaEn primer lugar el clima de incertidumbre y confusión sobre las características de estas elecciones, en general, se mantuvo. Ello no fue un obstáculo para una participación –más del 75%- que estuvo por encima de lo esperado y de la media de los últimos años, para los procesos legislativos. Otro aspecto claramente destacable es que las mismas se desarrollaron en la más absoluta normalidad, sin mayores denuncias.

Los datos
Siendo las elecciones por distrito, es decir provinciales, resulta muy complejo llegar a resultados nacionales. En más de un caso en una alianza provincial confluyen fuerzas que luego van con su identidad propia o no mantienen esa misma alianza en otras jurisdicciones. De todas maneras conviene hacer el esfuerzo por aglutinar las fuerzas usando como punto comparativo las elecciones legislativas del 2009. En ambos casos nos estamos refiriendo a las elecciones para legisladores nacionales. Hechas estas aclaraciones se puede decir que, de los resultados provisorios, publicados por la Dirección Nacional Electoral, surgen las siguientes comparaciones.

El oficialista Frente para la Victoria recogió 26,3% y con sus aliados el 30%, en el 2009 sumaron un 31,2%

Las fuerzas del radicalismo, el Frente Amplio Progresista (capitaneado por Binner) y las diferentes expresiones de los Frentes Cívicos, identificados o cercanos a Elisa Carrió, se han constituido en la segunda fuerza a la que algunos están definiendo como Polo Democrático y Republicano (PDR). En conjunto sumarían cerca del 24%, habiendo alcanzado 35,9% en 2009.

El PRO, acaudillado por Mauricio Macri y diferentes expresiones del peronismo opositor al kirchnerismo suman alrededor del 18%, teniendo en el 2009 una votación superior al 26%.

Lo novedoso fue la aparición del Frente Renovador, creado por Sergio Massa. Solo con la votación en la Provincia de Buenos Aires, alcanza un 13,5% del total de votos emitidos nacionalmente.

Diversas variantes de la izquierda trotskista llegaron a reunir un 3,85% de la votación, muy superior al 1,7% alcanzado en 2009.

Estos porcentajes se pueden completar aclarando que para las elecciones del 2009 quedaría sin clasificar un 5% de los votos, mientras que para las recientes esa cifra supera el 10%. En estos números –además de los votos en blanco- hay partidos vecinalistas y menores de compleja ubicación y fuerzas de mayor envergadura, como el Movimiento Popular Neuquino (MPN) al que resulta difícil encasillarlo dado que venía actuando como aliados del oficialismo pero acaba de triunfar una fracción interna alineada con Hugo Moyano.

Sin que se pueda comparar, cabe recordar que el Frente para la Victoria viene de un éxito electoral en las presidenciales de 2011 donde reunió más del 54% de los votos, lo que influye en la “sensación política” que dejan estas elecciones.

En síntesis el oficialismo, como Frente para la Victoria, triunfó en 7 Provincias: Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Río Negro, Tucumán y Tierra del Fuego. Fuerzas aliadas al Kirchnerismo lo hizo en 2, Misiones y Santiago del Estero.
La oposición triunfó en los 13 distritos restantes, siendo dudosa la situación en 2 provincias: Neuquén y la Pampa, en la primera por lo que ya se tiene dicho y en la segunda porque se trata de un PJ independiente.

Dentro de la oposición la mayoría de las victorias fue encabezada por el radicalismo. Así aconteció en 5 provincias: Catamarca, Corrientes, La Rioja, Mendoza y Santa Cruz. Diversas expresiones del peronismo opositor al kirchnerismo triunfaron en 4 distritos: Córdoba, Chubut, San Luis y San Juan. En Salta ganó una corriente de este tipo en la elección de diputados, no así en senadores. Muy cercano a e este grupo de peronistas, no K, se puede incluir al Partido Renovador, encabezado por Massa en la Provincia de Buenos Aires.

El PRO se impuso en la Capital Federal y el progresismo triunfó en Santa Fe.
De producirse, en octubre, resultados semejantes la composición de la Cámara de Diputados no tendría mayores variantes. El oficialismo mantendría su mayoría, incluso podría ganar un par de legisladores, y mantendría –con sus alianzas- el quórum propio. Es claro que la evolución de las “sensaciones políticas” puede motivar “saltos” y “cambios”, imposibles de prever al día de hoy.

Si, en las próximas elecciones, se ratifica la tendencia de lo ocurrido el domingo el oficialismo podría perder un par de senadores aliados. Con ello quedaría en duda la posibilidad del quórum propio. En senadores el oficialismo triunfó en Chaco (minoría radical); Entre Ríos (minoría PRO); Río Negro (minoría radical); Salta (minoría PJ opositor) y Tierra del Fuego (minoría Movimiento Popular Fueguino). Dos fuerzas aliadas al oficialismo ganaron mayoría y minoría en Santiago del Estero. En Capital Federal ganó un conglomerado próximo a los sectores radical-progresistas, muy cerca le siguió el PRO de Macri. En Neuquén ganó el MPN estando al frente un sector antikirchnerista, la minoría le correspondió a fuerzas de una alianza radical-progresistas.

La sensación política

Tal  como se había previsto, estas PASO resultaron ser una gigantesca y legalizada encuesta nacional. Más allá de los números ya descriptos, o como consecuencia de los mismos, se ha hecho visible una sensación política que se venía “cocinando” en lo profundo de nuestra sociedad. Las mayorías políticas, con números parecidos a los del 2009, volvieron a dar la espalda al oficialismo kirchnerista. De aquella debacle, cercana al conflicto con el campo y en medio de una situación económica crítica, el kirchnerismo resucitó como “el ave fénix” y después de la muerte de Néstor y bajo el mando de Cristina salió airoso con aquel 54% en las elecciones presidenciales del 2011.

La situación actual tiene puntos de semejanza y diferencias respecto de aquellos momentos. Según donde se ponga el centro del análisis resultará la respuesta de las perspectivas futuras del oficialismo y de sus oponentes.
Ya dijimos que los números son semejantes, también se le parece el hecho que la derrota más dura para el oficialismo fue en la Provincia de Buenos Aires, donde ya fuera derrotado en el 2009, estando al frente el propio Néstor Kirchner.

En cambio las diferencias más notables aparecen en el hecho que en aquel entonces el oficialismo tenía por delante unas presidenciales para las cuales había una candidata “cantada”, la propia Cristina y eso ahora no es así. Tampoco lo es el hecho de haberse debilitado la rotunda hegemonía kirchnerista existente en la Patagonia y las provincias del NOA y NEA. Las derrotas de Santa Cruz, San Juan, Catamarca, La Rioja y Mendoza más las fuertes pérdidas de votos en Jujuy y de sus aliados misioneros y neuquinos, son advertencias insoslayables.

La mejor performance en Córdoba y Santa Fe las compensan parcialmente. En todos esos casos –en el espacio nacional- el impacto numérico no es tan sustancial como lo es el hecho de haberse quebrado una tendencia histórica, que se venía dando desde el mismo 2003.

Este conjunto de sucesos ha generado esta nueva sensación que se percibe como un fenómeno donde aparece como una “lógica natural”, exacerbada desde los grandes medios de prensa, que las miradas se posen más en las perspectivas de un cambio que en la continuidad del kirchnerismo. Pero todavía queda mucho camino por recorrer.

Las perspectivas para el 2015

Los resultados de octubre serán vitales para ver si las tendencias de estas elecciones se ratifican o si ellas se modifican y en ese caso el rumbo de esas variaciones.

Los números indican que la suma de los votos de Massa, junto al resto del peronismo opositor y el macrismo solo alcanza a igualar el voto alcanzado por el kirchnerismo. No siendo fácil que ese conjunto de voluntades logren confluir en un solo espacio y en una única candidatura presidencial. Los nombres más importantes que este espacio puede sostener ya se sabe que son Massa y Macri.  Otro que se anota en esta carrera es José Manuel de la Sota.

Por otro lado el 30% que tiene el oficialismo tampoco es fácil lograr aglutinarlo, con vistas al 2015, teniendo presente que Cristina no podrá ser candidata. Si es Daniel Scioli es probable que una parte de esos votos migren hacia otros destinos. Por ahora no aparece otro candidato, de ese espacio, a la vista del público.

Tampoco es sencillo que los votos “radical-progresistas” puedan unirse. Tendrán que dirimir si lo logran integrando a radicales, progresistas de Hermes Binner y los seguidores de Carrió. Aquí sobran los candidatos comenzando por el propio Binner, el “resucitado” Julio Cobos -que ganó por mucha diferencia en Mendoza- y sin descartar a Carrió –que sumó muchos votos en Capital- y el senador radical Ernesto Sanz, unos de los artífices de un cierto resurgimiento de esa histórica corriente política.

Estas son las alternativas visibles para la sucesión política en el 2015. El aliento a la re-re parece haber agotado sus posibilidades. La idea que Cristina pudiera buscar mecanismos que bordeen el sistema institucional (una Sala Constitucional en la Justicia y un plebiscito legitimador) están siendo descartados porque no contarían con aval de un apoyo popular suficiente.

En este marco quedan por enunciar algunos temas centrales.
A pesar de las matemáticas electorales la sensación política es que se está abriendo paso una nueva opción política. Esto es lo más difícil de revertir. La Presidenta parece intentarlo reviviendo la clave de la resurrección del 2009: Plantear una opción muy radicalizada. En aquel entonces, con el conflicto del campo todavía en la retina de los argentinos, fue “Pueblo/Oligarquía”. Hoy parece intentarlo con algo parecido “Pueblo/Corporaciones”. Eso fue lo enunciado en el discurso del día miércoles en Tecnópolis. El Artículo 20 de la Ley de Mercado de Capitales le ofrece la posibilidad de intervenir empresas por 6 meses. Muchos miran con atención esa norma y piensan que allí puede estar una de las claves para conmocionar y remover el panorama político en estos próximos 70 días.

Ya pensando en los próximos dos años otra cuestión clave es la situación económica. El mejoramiento económico en Estados Unidos y el amesetamiento en China no van a favor de las intenciones oficiales. La estructural tendencia a la baja en soja y metales, no son buenas noticias para quienes manejan la economía del país desde las proximidades de la Plaza de Mayo.