Años de represión: Contra el silencio y el olvido
Eleazar Díaz Rangel|
Increíble como los gobiernos de Acción Democrática y de Copei lograron involucrar directamente a las Fuerzas Armadas (que, por supuesto, no eran las mismas de ahora) en los crímenes, represión, lucha anticomunista, torturas y la persecución de cuanto oliera a izquierda durante un largo período (1958-1998). Pese al tiempo transcurrido hasta la aprobación de una ley que permitió investigar y abrir expedientes que mantenían secretos, así como vencer la resistencia de la institución castrense que silenció durante años tantos documentos reveladores, ha sido posible conocer gran parte de la verdad que se mantenía oculta.
El informe final de la Comisión por la Justicia y la Verdad, titulado Contra el silencio y el olvido, revela la cantidad de oficiales que dirigieron esos centros de crimen y tortura como fueron los Teatros de Operaciones (TO), así como su intervención en otros escenarios donde ocurrieron hechos criminales. En ese período, en los seis TO intervinieron un general de división, 17 generales de brigada, 49 coroneles, 60 tenientes coroneles, 70 mayores y 83 capitanes, que aparecen con sus nombres y funciones. También se mencionan los represores y torturadores civiles y a 33 delatores, aunque no incluye a decenas que lo hicieron circunstancialmente, así como a 13 agentes de la CIA, algunos de ellos extranjeros. Cabe preguntar si sobre ellos no caerá “el peso de la ley”, como se dice habitualmente.
La investigación de la comisión especial que tan diligentemente dirigió la fiscal Luisa Ortega Díaz, mereció este reconocimiento de José Vicente Rangel: “El resultado de ese prodigio de laboriosidad investigativa, de profesionalismo en el cumplimiento del mandato recibido, es un informe cuyos contenidos fundamentales determinan que el sistema democrático que surge en el marco de los años 1958-1998, acumula terribles violaciones de la Constitución vigente para entonces y de los derechos fundamentales de los venezolanos”.
Un documento de esa naturaleza (el libro tiene 800 páginas) formará parte de la historia contemporánea de Venezuela, que en lo sucesivo no podrá estudiarse sin que sea conocido y discutido, pues muchos de sus autores intelectuales, sobre todo civiles, continúan en la política ignorando hechos como los recogidos en el mencionado informe.
Pero como al mejor cazador se le va la liebre, también ocurrió ahora. Por ejemplo, mientras se ofrece la lista completa de los militares que estuvieron presos en el Cuartel San Carlos, se ignoran los nombres de algunos civiles que también estuvimos allí, como el de Jesús Faría, secretario general del PCV y senador; Jesús María Casal, Luis Miquilena, y el mismo Díaz Rangel, pues estuve dos años y medio preso en el San Carlos. Otra omisión es la de quienes pilotearon las decenas de bombardeos, con víctimas civiles, registrados en el informe.
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