Roberto Malaver: Autocrítica chavista y desconcierto opositor

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ERNESTO ESPECHE| La agencia universitaria argentina APAS entrevistó a Roberto Malaver, Director General de Difusión y Publicidad, del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información del Gobierno Bolivariano de Venezuela. Es, además, licenciado en Comunicación social y en Estudios Internacionales. También es docente en la Universidad Central. El encuentro  tuvo lugar en la sede de Radio Nacional de Venezuela, uno de los engranajes del Sistema de Medios Públicos. Allí, Malaver conduce un programa diario.APAS
El periodista y funcionario se explayó sobre el mapa político que dejó la elección presidencial del 7 de octubre pasado, sobre la dinámica del bloque opositor y los desafíos políticos para la etapa que se inicia.“La comunicación es política”, señaló Malaver para introducir un análisis sustancioso sobre el rol de los medios en nuestras democracias.

– ¿Cómo recibió la derecha venezolana la derrota en las elecciones del 7 de Octubre?
-De algún modo el escenario sigue abierto porque el 16 de diciembre se realizan las elecciones a gobernadores en 24 estados. En las elecciones de octubre pasó algo atípico. La oposición cayó en una gran tristeza, entró en un estrés traumático postelectoral porque pensaban que podían terminar con el gobierno de Hugo Chávez; y lo pensaban porque los medios de comunicación privados instalaron la idea de que la oposición podía ganar. Las encuestas decían todo lo contrario pero, sin embargo, esos medios crearon la matriz de que era posible un triunfo de Henrique Capriles.

Finalmente el Presidente obtuvo 8 millones doscientos mil votos y un 12 por ciento de ventaja. El resultado dejó al antichavismo en un estado de gran apatía y de incomprensión de lo que estaba pasando. Existe en la oposición un clima de tristeza, de desconsuelo y de abandono político porque se enfrentan a seis años más de Chávez en el gobierno. En ese escenario, Capriles vuelve a ser candidato, en este caso a gobernador del Estado de Miranda; pero su militancia parece no querer volver a votarlo porque se sienten engañados y defraudados. Además, se genera la sensación de que el referente de la derecha bajo de nivel: pasó de las grandes ligas a ligas menores. Una nueva derrota de la derecha en diciembre dejaría a la oposición sin liderazgos.

– ¿De qué modo asimiló el chavismo el resultado de octubre?
-El Presidente llamó a hacer una autocrítica. Se trata de una suerte de meditación para hacer más eficiente la comunicación, la participación popular, la creación de comunas.Por eso el país hoy vive un estado particular: entre el estrés traumático y la tristeza de la oposición; y el estado de meditación y autocrítica de los chavistas.

– ¿Cómo se compatibiliza, al interior del chavismo, ese estado de meditación con las urgencias de un calendario electoral tan apretado?
-Las urgencias electorales conspiran contra la reflexión y la planificación de cómo construir ese Socialismo del Siglo XXI que venimos construyendo, es cierto. Pero, al mismo tiempo, fortalece al sistema democrático y lo legitima en un marco de legalidad apuntalado por la reforma constitucional de 1999. El Presidente Lula Da Silva dijo alguna vez que cuando en Venezuela no hay elecciones, Chávez las inventa.

Mientras el gobierno se debate en el escenario electoral llama a acelerar la entrega del poder al pueblo, fortalecer el poder popular con la creación de las comunas. Por eso la oposición cuestiona lo que llaman el “Estado Comunal” porque, entienden, se le quita poder a los Alcaldes y Gobernadores. En realidad, para nosotros, se trata de un desafío importante para la gestación del Socialismo Bolivariano y de un proceso que, además, permitirá seguir ganado en el plano electoral.

Ese pueblo que salió de la pobreza, que accedió a la educación, la vivienda y la salud es el protagonista de este proceso de verdadera socialización que es la creación de comunas; no basta con una decisión del Presidente y sus ministros. Es ese pueblo el que debe ganar espacio en la toma de decisiones, no sólo cuando se llama a elecciones. Por eso el Presidente creó recientemente el Ministerio de la Secretaría y el Seguimiento, a cargo de Carmen Méndez, para acelerar ese proceso.

– ¿Ese proceso de reinvención democrática pone en relación las dimensiones representativas y participativas?
-Somos un pueblo que viene de una democracia representativa que consistía únicamente en ir a votar. El pueblo estaba, así, como un sujeto pasivo. Ahora se incorporaron dos elementos muy importantes: la participación y el protagonismo. Entonces la matriz representativa se encuentra con la participación y el protagonismo popular; no se trata de dos aspectos antagónicos, sino complementarios. Las elecciones son muy importantes porque con ellas legitimamos este proceso y rebatimos la idea de que aquí hay un totalitarismo. El Presidente fue votado por grandes mayorías y sometió a la voluntad popular la nueva constitución y la figura de la revocatoria de mandatos.

Eso es muy importante pero debe comprenderse en el marco de la ampliación de la participación ciudadana. Como consecuencia, hoy somos un pueblo que ya no se asume desde el individualismo sino desde la solidaridad, dispuesto a participar colectivamente.

– ¿Cuál es la dinámica interna que se establece entre los distintos actores del bloque opositor? ¿Cómo se relacionan y articulan la oposición política, la económica y la mediática?
-Los partidos políticos en Venezuela, que actúan en la oposición, entregaron su representación en manos de los medios privados. Así, esos medios pasaron a ser partidos políticos que dictan la línea de lo que debe hacer toda la oposición. Esto puede verse con mayor claridad desde el intento de golpe de Estado de 2002. Desde los medios se invitaba permanentemente a participar de ese Golpe.

Creo que los partidos políticos deben recuperar su esencia y no dejar esa función en los medios de comunicación. En la elección de octubre Chávez no le gana a un partido político o a un candidato, sino a un verdadero consorcio internacional compuesto por los intereses imperiales, la iglesia, los grupos económicos; todos representados por los medios opositores.

– ¿De qué manera se podría recuperar un espacio autónomo para la política, es decir, al margen de la centralidad del escenario mediático?
-Los periódicos tienen que asumir su rol de medios de comunicación y dejar la política a los distintos partidos. Mientras tanto, hoy no hay interlocutores con quien dialogar porque la política opositora se articula desde los medios.

El periodista Aram Aharonian dijo algo muy interesante: “esta fue una elección de Chávez contra Chávez”. El Presidente sacó 15 millones de votos, ocho a favor y el resto en contra. Eso pasa porque la derecha no tiene grandes líderes políticos, toda la campaña la hacen los medios. Los grupos económicos ya no confían en los partidos de la derecha –con todo el apoyo no pudieron ganar elecciones ni siquiera dar Golpe- y, ahora, tampoco en los medios, que no logran revertir la hegemonía política bolivariana. Entonces hay mucho desconcierto en las filas del bloque opositor.

Hay en la oposición un micro cosmos, los partidos están atomizados y no tienen figuras fuertes para dialogar con el gobierno. Crearon una mesa de unidad pero no les resultó. Mientras tanto, la política opositora la siguen haciendo los medios de comunicación. Ya no informan, propagandizan.

– ¿El gobierno acepta el escenario mediático como ámbito del desarrollo de la política?
-La política del gobierno está enfocada, centralmente, en la creación de comunas para que la participación popular sea real, para que ganen las calles. Se discute en los territorios. Pero, por otro lado, también se hace en los medios porque hay que comunicar los logros de la Revolución en todo el territorio. Hay que hacer más eficaz el sistema de comunicación pública.

Pero no podemos dejar de ver que los medios son actores políticos, no sólo aquí. Eso se ve en Argentina, en Ecuador, en Bolivia, en Brasil. Como decía Louis Althusser hace muchos años, son aparatos ideológicos y hay que hacer uso de esas herramientas.

Antes de la emergencia de Chávez en el escenario venezolano la gente no hablaba de política, estaba muy apática. Desde el comienzo de la revolución bolivariana el pueblo se politizó porque vio que era posible otra forma de hacer política. Ahora somos un pueblo maduro en lo político, ya no se lo convence con simples consignas. Por eso la campaña de la derecha debió enmascarar su verdadero programa, lo edulcoraron; y debió reconocer que había logros de este gobierno pero que debían ser mejorados. Lo hicieron porque ahora la sociedad debate como nunca en distintos ámbitos y se sabe que hay medidas que ya son parte de los grandes logros de nuestro proyecto. Pero perdieron; no tiene sentido votar la copia si tienes la posibilidad de votar por el original.

La comunicación es siempre política. Los medios opositores llegan con sus contenidos a grandes sectores de la sociedad. Nuestros medios deben mejorar cada vez más para llegar a muchos más venezolanos.

– ¿Cuál es el común denominador en la actualidad política regional?
-Los procesos de integración promovidos por los gobiernos populares. Fue muy importante la creación de la Unión de Nacionales Suramericanas (Unasur) y de otras herramientas para defender la independencia y la soberanía de nuestros pueblos; para no seguir siendo colonias y, por el contrario, defender los procesos de transformación. Unasur ha cumplido roles muy importantes para nuestras democracias, ha logrado frenar golpes de Estado. Son instrumentos colectivos al servicio de la organización popular.

Las oposiciones a los gobiernos populares dicen, sin embargo, que nos hemos aislado. Nada más lejano: hemos participado de nuevos agrupamientos internacionales al margen del imperio. Nos hemos integrado al mundo desde una gran fortaleza.

*El autor es director de APAS y de Radio Nacional Mendoza. Doctor en Comunicación Social de la UNLP, docente e investigador de la UNCuyo